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Las falacias de José Luis Rodríguez Zapatero

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Las declaraciones de Zapatero nos confirman el ‘impasible ademán’ del falangista reino español, ahora revestido de falacias (engaños, fraudes o mentiras), como intento exponer a continuación.

El expresidente José Luís Rodríguez Zapatero, en pleno tour promocional de su libro ‘La solución pacífica’, y como apunté hace unos días, está traicionando su papel de participante en las conversaciones entre el PSOE y Junts, en Suiza, con un mediador internacional, el salvadoreño Francisco Galindo; unas negociaciones que Pedro Sánchez aceptó, ya que fueron una de las condiciones impuestas por Carles Puigdemont, para facilitar la investidura del dirigente socialista. Y una de las condiciones impuestas, fue la prudencia, trabajar de forma silenciosa, y únicamente informar, a medida que se consiguieran acuerdos parciales. Y, ahora, por su falta de respeto a la mesa negociadora, Zapatero debería ser cesado y sustituido por otro socialista.

En esa gira promocional, Zapatero busca titulares, para publicitar su actual libro; una vergüenza, pero ya lo sabemos, ‘the economy, stupid’ (es la economía, estúpido) como dijo Bill Clinton en la campaña electoral de 1992, contra George H. W. Bush, y la economía siempre está en primer término.

Pues bien, en una entrevista a La Razón (otra vergüenza más), ayer (13/04), Zapatero dijo:

‘(…) he explicado hasta el aburrimiento que no soy en absoluto partidario de un referéndum porque normalmente crea más problemas que soluciones, y siempre divide a la sociedad (…) pues, quien pierde el referéndum busca la revancha, y, por lo tanto, nunca se cierra el problema.

Asimismo, ha defendido que es partidario del ‘reconocimiento de la identidad nacional, que tiene que ver con la delegación de competencias, como las de inmigración, por ejemplo que se hable catalán en Europa (…) los españoles hemos de oír el catalán, el vasco y el gallego como lenguas nuestras (…) y este es un momento muy importante para continuar avanzando hacia un mayor autogobierno.

(…) Puigdemont, como todo líder político, está preocupado para conseguir consolidar su partido y que mejore en sus expectativas electorales (…) y otra de las cuestiones que preocupan a Puigdemont es dotarse de los argumentos necesarios para justificar el soporte que estás dando al PSOE en esta legislatura y precisamente, este punto exige confirmar si hemos avanzado suficiente en temas cruciales que él considera que fueron responsables de la crisis del proceso (…) Zapatero es consciente que esto va ligado al reconocimiento de la identidad de Catalunya, entendida como la diversidad que representa Catalunya, y alguna otra como unidad autónoma, y en la manera que puede hacer viable su proyecto dentro de la España democrática.

Preguntado sobre la lealtad de Puigdemont en estas negociaciones, Zapatero respondió que ‘no es una cuestión de lealtad, si no de ir ganando confianza paso a paso y considera que hay voluntad por las dos partes (…) el rumbo de España es positivo en economía, en ocupación y en cohesión social, y lo lógico es fortalecer esta mayoría absoluta y creo que es lo que sucederá.

(…) finalmente, Zapatero se explayó en los necesarios acuerdos con el PP, para hacer frente a los aranceles de Trump, y para frenar la guerra de Putin (…)’

Un par de horas después de la publicación de esa entrevista, Carles Puigdemont respondió en su cuenta de X:

‘La dependencia de España nunca cierra el problema. España nunca respeta la voluntad de los catalanes, como quedó perfectamente claro en el referéndum del Estatut. España roba las inversiones a todos los catalanes, porque nunca invierte aquello que aprueba invertir, y, en cambio engorda cada año el bienestar de Madrid, inyectando mucho más dinero de los previstos. Cada año.

Si alguna cosa ni cierra el problema es la fórmula española: solo se cerrará con la fórmula que los catalanes validen. Sea acordada o sea unilateral. Y este camino se puede recorrer de todas las maneras legítimas, mientras no se renuncie al objetivo final.

Asimismo, un socialista es capaz de decir cosas como estas y exactamente las contrarias, en función de las circunstancias. Desde la OTAN hasta la amnistía’.

Sobre esas declaraciones, Vicent Partal, en su editorial de hoy, expone:

‘(…) Según lo que nos explica el diario La Razón -y la elección del medio ya es significativa-, el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero ha hecho unas declaraciones dignas de figurar en una antología del cinismo político español -antología en la que él ya tiene desde hace tiempo una participación destacada. Zapatero, que hace pocos días reconoció que es el que negocia en Suiza con el president Puigdemont, dice al diario madrileño que es preciso reconocer la nación catalana -lo dice ahora, como si fuese una revelación tardía-, pero añade, enseguida, que este reconocimiento no se ha de votar en referéndum, ‘porque una cuestión política compleja no se resuelve con un sí o un no’. 

Esta es buena. Según este criterio. Debe haber unos ‘asuntos complejos’ que los votantes -incapaces, según lo que se ve, de entenderlos- no han de poder decidir. ¿Y quién determina cuáles son estos asuntos? Él, está claro. O quién manda en la Moncloa en cada momento. Pero alerta: ¿qué no fue Zapatero mismo el que pactó un estatut que fue cepillado por el PSOE en el congreso y por el Tribunal Constitucional después, y que resulta que sí que se sometió a referéndum? ¿Y que no se sometió a referéndum también la constitución española? ¿Qué no eran asuntos complejos estos dos?

(…) El argumento zapateriano de la complejidad, que impide un referéndum es sencillamente una excusa para no afrontar la realidad. Es una manera de pensar hacia atrás -empiezas con la conclusión deseada y después trabajas para encontrar argumentos que la justifiquen (…) por ventura, el señor Zapatero, en las elecciones generales, no pide un ‘sí para su partido y para su programa, a pesar de que contienen propuestas de una enorme complejidad conceptual.

(…) Si Zapatero tuviese la seguridad que en un referéndum sobre la independencia de Catalunya ganase el ‘no’, lo convocaría mañana mismo, o diría a Pedro Sánchez que lo convocase (…)’ 

(Vilaweb, 14 de mayo)

Me parece evidente que el tándem Sánchez / Zapatero tienen un único objetivo: ir alargando las negociaciones hasta las elecciones generales del 2027, y, con toda seguridad, meses antes, Pedro Sánchez, cambiará de estrategia, y se distanciará, diciendo que no se puede negociar con Junts, que él no está dispuesto a ceder a lo que piden. Y así, Sánchez habrá convertido el pacto de investidura del 2023, en un pacto de legislatura, para, finalmente, no ceder en nada esencial; pues vemos que, a pesar de sus promesas, la infrafinanciación de Catalunya sigue igual de mal, es decir, ocupando la posición histórica de farolillo de cola.

La colonización del reino español es una truculenta democracia, con una falsa diversidad, ya que, en realidad, los temas fundamentales vienen pactados, de facto, por los dos partidos representantes del régimen del 78, es decir, el PP y el PSOE. 

Por eso, tengo claro que estamos en una ‘democracia dirigida’ (o democracia guiada, o democracia administrada), que es:

‘Un gobierno formalmente democrático que funciona como una autocracia de facto. Tales gobiernos están legitimados por las elecciones libres y justas, pero no cambian las políticas de estado, los motivos y los objetivos.

En otras palabras, el gobierno controla las elecciones para que la gente pueda ejercer todos sus derechos sin cambiar realmente la política pública. Si bien siguen los principios democráticos básicos, puede haber grandes desviaciones hacia el autoritarismo. Bajo la democracia administrada, el uso continuo de técnicas de propaganda por parte del estado evita que el electorado tenga un impacto significativo en la política (…)’.

(Wikipedia)

Pues bien, ante este concepto de ‘democracia dirigida’, desarrollado por Walter Lippmann (1889 – 1974) en su obra ‘Public Opinion’ (1922), y por Edward Bernays (1891 – 1995), en su obra ‘Crystallizing Public Opinion’ (1923), surgieron pensadores como:

Noam Chomsky (n. 1928) y Edward Samuel Herman (1925 – 2017), en su obra ‘Manufacturing Consent: the political economy of the mass media’ (1988), traducido como ‘los guardianes de la libertad’, haciendo referencia a la ‘fabricación del consentimiento’ acuñado por el mencionado Walter Lipmann, apuntaron los siguientes aspectos, para evidenciar los filtros que tienen los medios de comunicación: 

  • La mayor parte de los medios de comunicación están en manos de grandes corporaciones; o sea, pertenecen de hecho a las élites económicas;
  • Los medios dependen de la publicidad de las élites económicas para su subsistencia;
  • Los medios deben producir un flujo permanente de nuevas noticias. Los principales proveedores de noticias son los departamentos de prensa de los gobiernos o de las grandes corporaciones;
  • Los grupos de influencia pueden organizar respuestas sistemáticas ante cualquier desviación sobre las opiniones que sustentan;
  • Etc.

El filósofo Sheldon Sanford Wolin (1922 – 2015), que, en 2003, al constatar que los EUA se estaban convirtiendo en una ‘democracia dirigida’ (similar a una democracia iliberal), acuñó el término de ‘totalitarismo invertido’, para designar un sistema con un cuerpo legislador débil, un aparato legal complaciente y represivo, un sistema de partidos en que cada un o de ellos, en el poder o en la oposición, se dedica a mantener el sistema existente para favorecer a una clase dominante integrada por los ricos y poderosos.

Christopher Lynn Hedges (n. 1956) y Joe Sacco (n. 1960), en su obra ‘Days of Destruction, Days of Revolt’ (2012) (días de destrucción, días de revuelta) describen el totalitarismo invertido como ‘un sistema donde las corporaciones han corrompido y subvertido la democracia y donde la economía triunfa sobre la política’.

(fuente: varias páginas de Wikipedia)

Es evidente que el poder del reino español quiere perpetuar el ‘control social’ (normas, instituciones, leyes, represión, etc.), y así, Rodríguez Zapatero, como portavoz extraoficial de Pedro Sánchez, está repitiendo sus argumentos, utilizando la falacia conocida como ‘el argumentum ad nauseam’, incitando la discusión con argumentos superfluos’, confirmando, así, su papel, que, en realidad, sigue la pauta fijada por Pedro Sánchez; y así, Zapatero sigue la falacia denominada ‘del hombre de paja’ (del espantapájaros o del monigote), en definitiva, para imponer el ‘argumentum ad baculum’, que es la falacia que implica sostener la validez de su argumento basándose en la fuerza inapropiada o inadecuada, en definitiva, en el abuso de la posición propia, ya que consideran que ‘la fuerza hace el derecho’.

Y como he dicho, las falacias son argumentos y/o estrategias basadas en mentiras y engaños.

François Marie Arouet (Voltaire, 1694 – 1778) dijo que ‘la política es el camino para que los hombres sin principios puedan dirigir a los hombres sin memoria’.

Ante esta situación, los independentistas catalanes:

¿podemos aceptar el tiempo muerto hasta el 2027, y que después, Pedro Sánchez, según sus necesidades, prosiga con sus actuales falacias?,

¿podemos seguir soportando que Salvador Illa siga aplicando su estrategia de desnacionalización de Catalunya, alardeando de su gobierno de todos, de todos los unionistas españoles, claro, y diciendo que estamos ‘pacificados’?,

¿y realmente, ese es el mal menor, ante un posible futuro gobierno del PP?

Si realmente no queremos seguir como hasta ahora, y queremos salir del desencantamiento que nos domina, tenemos claro que debemos tener memoria y actuar, de forma inteligente, pacífica y … efectiva.