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Carlos Eduardo Barrera Díaz daña la lucha de las mujeres por el poder universitario en la UAEMéx

Toluca, Estado de México, 12 de mayo de 2025 — En un hecho que debió representar un avance histórico para la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), la posibilidad de que una mujer asumiera la Rectoría quedó empañada por la intervención directa y antidemocrática del aún rector Carlos Eduardo Barrera Díaz, quien, en lugar de garantizar un proceso equitativo, favoreció a una sola candidata, debilitando gravemente la lucha colectiva de las mujeres por espacios reales de poder.

La contienda por la Rectoría para el periodo 2025–2029 arrancó con un mensaje potente: mujeres con trayectoria académica y administrativa se postularon al cargo, entre ellas María José Bernáldez Aguilar, María Dolores Durán García, Maricruz Moreno Zagal, Patricia Zarza Delgado y Laura Elizabeth Benhumea González. Sin embargo, el proceso se tornó opaco ante la evidente intención del rector de imponer como sucesora a Eréndira Fierro Moreno, funcionaria cercana a su administración y señalada como la favorita oficial.

Desde distintos espacios universitarios surgieron denuncias de bloqueo institucional, falta de equidad en las condiciones de participación y presión desde rectoría, lo que provocó el descontento generalizado de la comunidad estudiantil y académica. Ante la evidente falta de garantías democráticas, la comunidad respondió con fuerza: paros estudiantiles, protestas y movilizaciones exigieron frenar la imposición.

La presión social logró su objetivo: el Consejo Universitario pospuso la elección y determinó nombrar a una persona encargada del despacho de la Rectoría mientras se restablecen las condiciones mínimas para un proceso legítimo.

Lejos de ser una muestra de apertura, la maniobra del rector instrumentalizó el discurso de género para ocultar prácticas autoritarias, generando un daño profundo a la lucha histórica de las mujeres universitarias. Al manipular un proceso en el que todas las aspirantes eran mujeres, Carlos Eduardo Barrera Díaz deslegitimó la posibilidad de que una mujer llegue a la Rectoría por méritos propios, con respaldo real y sin simulaciones.

“La imposición de una mujer no es avance si se hace sin democracia. No es paridad, es simulación”, han señalado representantes estudiantiles.

Barrera Díaz concluye su gestión sin dar la cara, sin rendir cuentas y sin atender los reclamos de una comunidad que exige justicia, transparencia y cambio. Su legado, marcado por el autoritarismo y el control mediático, deja una universidad herida y una lucha feminista vulnerada.