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Aprovechar cualquier noticia para hablar de nosotros, y mostrar nuestro narcisismo patológico

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Ayer, 13 de mayo, falleció José Alberto (Pepe) Mujica Cordano, un político atípico, una persona honesta y austera que tiene merecido todo tipo de reconocimientos, incluso los homenajes post mortem (si bien, muchos de ellos, interesados personal e institucionalmente); pero en este escrito no pretendo efectuar un obituario más, si no, centrarme en nuestro narcisismo patológico.

Pepe Mujica (1935 – 2025) ha sido un personaje popular, reconocido internacionalmente, y elogiado por su integridad, coherencia, rectitud y dignidad, como podemos recordar en sus múltiples mensajes, entre los que resalto el siguiente:

‘La política no es un pasatiempo, no es una profesión para vivir de ella, es una pasión con el sueño de intentar construir un futuro social mejor; a los que les gusta la plata, bien lejos de la política’

Pero, como he dicho, no pretendo efectuar un escrito en línea con los que podemos encontrar en cualquier medio de comunicación, y no por no reconocer sus méritos, ni mucho menos; pero, la realidad es que no puedo añadir nada novedoso. Por eso, el objeto de este escrito es reflejar el fenómeno comunicacional que se produce en temas puntuales, ya sea el nombramiento del papa León XIV o el fallecimiento de Pepe Mujica.

A tal fin, me parece interesante reproducir, fragmentariamente, un artículo de Àlex Gutiérrez, en su columna ‘Pareu màquines’, titulada: ‘Un día el papa León XIV comió paella’:

‘Dicen que si juntásemos los presuntos trocitos de la cruz de Cristo que están distribuidos por el mundo, podríamos hacer unas cuantas docenas de cruces. De la misma manera, cuando se nombra un nuevo papa se activa una curiosa maquinaria mediática consistente en detectar si el pontífice pasó remotamente cerca de cada lugar: el resultado es una lista de viajes, visitas y desplazamientos tan larga para llenar unas cuantas vidas. Miremos este titular de Las Provincias: ‘El papa León XIV estuvo en Valencia el 2005, comió paella y visitó la Virgen de los Desamparados’. Se suma a este otro de El Mundo, en que, claro, el centro del mundo es la Villa y Corte: ‘El Papa tiene amistades en Madrid y venía mucho por aquí’ y ‘Robert Prevost, el pontífice que dormía al lado del Bernabéu al colegio San Agustín’; y los ultras de Infovaticana dejan caer un ‘León XIV visitó el Valle de los Caídos’, que tiene intenciones políticas evidentes (…)’

(Ara, 12 de mayo 2025)

Y este fenómeno de intentar atrapar al personaje, lo hemos visto con el interés de apropiárselo, de hacerlo nuestro, como, por ejemplo:

‘León XIV, un papa con raíces maternas españolas’ (RTVE.es); ‘La ascendencia española del nuevo Papa, el cardenal Robert Prevost Martínez (…) madre con raíces españolas’ (elDiario.es); ‘Estas son las raíces españolas de León XIV’ (Vida Nueva); ‘León XIV, el nuevo papa con raíces españolas’ (LaSexta); ‘Un papa apellidado Martínez, el misterioso origen de León XIV’ (Nueva Hora); ‘El Gobierno felicita a León XIV y confía en su ascendencia (…)’ ‘La Conferencia Episcopal subraya ‘las raíces españolas por vía materna’’ (EFE); etc.

y claro, no deja de ser infantil, añadir el apellido Martínez, aún sabiendo que en los EUA no se utiliza nunca el apellido materno, en este caso de Mildred Martínez, nieta de españoles, nacida en la República Dominicana y criada en Chicago.

E igualmente, en el caso de Pepe Mujica, se recuerdan sus orígenes españoles:

‘Los antepasados tolosarras de Pepe Mujica: tatarabuelo y bisabuelo del político uruguayo figuran entre los primeros serenos de Gipuzkoa’ (elDiarioVasco, art. del 2023); y la mayor parte de telediarios han hecho referencia al pasado ‘español’ de Mujica, siguiendo así la práctica habitual, de que si un deportista, artista etc., triunfa, es mencionado como español, obviando su origen catalán, vasco, etc.

Asimismo, vemos que cuando un personaje notable fallece, muchos articulistas destacan sus relaciones personales, sus visitas, sus encuentros, sus fotos con él; aunque en realidad, algunas de esas ocasiones fueran fortuitas e intrascendentes. Pero claro, lo realmente importante no es hablar del fallecido, sino, hablar de nosotros, otorgándonos parte del halo del personaje, para presentarnos como privilegiados. Pasa exactamente igual en los funerales.

Y ese fenómeno nos muestra un cierto nivel de narcisismo patológico, por su desmesura inapropiada.

Y otro fenómeno que se observa en estos casos, es la pérdida de la objetividad, todos los ‘recuerdos’ son positivos, obviando los negativos, en principio, para no molestar a la familia, evidentemente. Pero esa falta de objetividad la podemos ver, asimismo, en artículos publicados tras su fallecimiento, para ‘enaltecer’ al fallecido. También hay situaciones en las que el personaje es claramente negativo, y el fenómeno comunicacional es inverso, señalando las distancias.  

Pero claro, lo correcto, a mi modo de ver, sería mostrar la gama de matices del personaje, sus blancos, sus negros y sus grises. E intentar hacerlo de una forma objetiva y neutra y, preferiblemente, distante, ya que el articulista no debería ser parte de la noticia post mortem.

También me parece penoso que, generalmente, se espere al fallecimiento de ciertos personajes, o a la conmemoración del centenario de su nacimiento, para elogiarlo (incluso, para concederle alguna medalla por sus méritos), cuando lo adecuado y motivador sería efectuarlo en vida del sujeto en cuestión.

Incluso, pasados los años, personajes ‘incómodos’ políticamente en su momento vital, son elogiados hasta por sus contrincantes, para, así, intentar beneficiarse de su halo, como he dicho y, claro, hacer olvidar las críticas que le vertieron en su momento. Y eso es una muestra más del pensamiento conservador, y, en este caso, cabe señalar al poeta Jorge Manrique (1440? – 1479), y sus ‘Coplas por la muerte de su padre’, elegía publicada en 1476, ya que, el siguiente fragmento, que es el más recordado, finaliza apuntando que ‘cualquier tiempo pasado fue mejor’ (evidentemente, referido a la muerte, es cierto, cualquier tipo de vida, es mejor; si bien, en algunos casos la eutanasia es una buena salida, pero esto ya es otro tema):

‘Recuerde el alma dormida

avive el seso y despierte

contemplando

como se pasa la vida

como se viene la muerte,

tan callando;

Cuán presto se v el placer,

cómo, después de acordado,

da dolor;

Cómo a nuestro parecer,

cualquier tiempo pasado,

fue mejor’

Para concluir el presente escrito, en memoria de Pepe Mujica, me parece oportuno transcribir un chiste popular y una fábula de Esopo (s. VII a. C.), pues reflejan el contrapunto del político honesto, coherente y digno político que la humanidad perdió ayer.

‘El cliente comenta al librero: ‘busco el libro ‘El político honrado’; y el dependiente le responde: ‘al final del pasillo, apartado de ciencia ficción’.

‘La rana que decía ser médico

Gritaba un día una rana desde su pantano a los demás animales: ¡soy médico y conozco muy bien todos los remedios para todos los males!

La oyó una zorra y le reclamó: ¿cómo te atreves a anunciar ayudar a los demás, cuando tú misma cojeas y no te sabes curar?’

En definitiva, como dice un refrán: ‘si cada persona fuera un libro, todos nos daríamos cuenta de que la historia de su interior es mucho más valiosa que su portada’ y, en el caso de Pepe Mujica, no deberíamos quedarnos en la portada, en los titulares de hoy, deberíamos esforzarnos en conocer sus obras, su pensamiento y su coherencia en su actividad a lo largo de décadas, pues seguro que aprenderíamos de ese gran maestro. Pero, como dijo Umberto Eco (1932 – 2016): ‘El mundo está lleno de libros preciosos que nadie lee’