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Es habitual que los intereses de las diferentes perspectivas vendan sus interpretaciones. Lo vemos tras todas las elecciones, pues todos los partidos ‘justifican’ su ‘éxito’, basándose en detalles relativos. Y ayer, el PSOE y hoy el PP, nos han dado nuevas muestras; muestras extremas que, en realidad, son puras mentiras, como explico a continuación.
Ejemplo 1:
En la pasada reunión de presidentes autonómicos, los del PP pidieron a Pedro Sánchez la anticipación de las elecciones generales. Y, en la rueda de prensa posterior, Ángel Víctor Torres, ministro de política territorial y memoria democrática, dijo que ‘de los cuatro partidos políticos que tienen presidentes autonómicos, únicamente el PP ha pedido elecciones, y eso certifica que están solos en eso’.
Pero ¿cómo puede decir eso?, si de las 19 comunidades autonómicas (incluidas las ciudades de Ceuta y Melilla), 13 están gobernadas por el PP, 4 por el PSOE, 1 por el PNV y 1 por CCa (coalición canaria). Es decir, el PP representa el 68,4% de los mencionados presidentes, y el PSOE el 21%. Y atendiendo a la población de las comunidades correspondientes, el PP gobierna al 66,53% de la población española, y el PSOE el 26,26%.
Ejemplo 2:
Esta mañana de domingo, a las 12.00 h, el PP había convocado una manifestación, bajo el lema ‘Mafia o democracia’, con el objetivo de presionar a Pedro Sánchez para convocar elecciones anticipadas. Para esa convocatoria, el PP había organizado autocares de toda España. Pues bien, según los organizadores, los asistentes han sido 100.000, si bien, según la delegación del gobierno, han sido entre 45.000 y 50.000 los asistentes.
Por experiencia sabemos que las cuentas de las respectivas delegaciones del gobierno, siempre tienden a disminuir, incluso hasta límites ridículos, el número de asistentes, salvo, claro, cuando la manifestación la organiza el propio gobierno.
Dicho eso, lo que no es de recibo, es que diferentes ministros del PSOE, como papagayos, hayan salido, de inmediato, diciendo que la convocatoria ha sido un rotundo fracaso para Alberto Núñez Feijóo y, encima, el ministro Óscar López, ministro de transformación digital y de la función pública, y secretario general del PSOE madrileño, se ha burlado del fracaso, diciendo tonterías como: ‘la derecha no ha llenado la plaza de España de gente sino de insultos y de odio (…) mientras los socialistas llenamos la plaza de Pedro Zerolo de decencia, derechos e igualdad (…) la derecha está muy nerviosa, los nervios de Feijóo los entiendo. Feijóo no tira, lo veis’.
En varias ocasiones he mencionado la Ley Campoamor, en referencia al famoso poema LIX, titulado ‘Las dos linternas’, que forma parte de la obra ‘Doloras’ (1846), de Ramón María de las Mercedes (Pérez) de Campoamor Campoosorio (1817 – 1901), que dice:
Y es que en el mundo traidor
nada hay verdad ni mentira:
todo es según el color
del cristal con que se mira.
Pero tenemos claro que el subjetivismo y el relativismo no dejan de ser subterfugios para instrumentar estrategias que, llevadas a los extremos, comportan puras y duras mentiras, ahora disfrazadas de ‘posverdad’, en realidad: falsedades.
Volviendo a los dos ejemplos mencionados, la realidad es que el PP, por más vueltas que le de, y por más interpretaciones que haga, no tiene nada que hacer, ya que, legalmente, no tiene la mayoría suficiente en el congreso de los diputados. Así que debe asumir su papel de oposición, crítica y dura; pero asumiendo su minoría absoluta y su consiguiente irrelevancia.
Y, por su parte, el PSOE no debería mostrar su prepotencia, ya que perdió las últimas elecciones generales, y es presidente gracias al conjunto de partidos (Sumar, PNV, Junts, ERC, etc.) Y nunca, nunca, debería descalificar a la gente que se manifiesta, aunque sea contra su gobierno, pues la democracia parlamentaria tiene, como uno de sus pilares, el respeto de las minorías, no el rodillo de las mayorías.
Y todos, todos los políticos, como funcionarios públicos, deberían tener un mismo objetivo: el mejor servicio a la ciudadanía, ejecutado con la mayor transparencia y sinceridad. Pero eso no es más que una utopía, pues la realidad que predomina, aquí y en todo el mundo, es la carencia de la honorabilidad que requiere el ejercicio de estos representantes de la ciudadanía.
Y esa falta de honorabilidad, esta mañana, la ha vuelto a personalizar la infame Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la comunidad de Madrid, pues, en la citada manifestación del PP, entre otras cosas, ha dicho:
‘(…) Madrid entiende su pluralidad como nadie, porque de ella se compone desde hace siglos. Y por esto nadie es extraño en Madrid. Aquí nadie es ‘foraster’ o (en catalán), ‘forasteiro (en gallego), ‘mesetario’ (de la meseta), ‘godo’ (en las Canarias), ‘xarnego’ (de Andalucía) o ‘maqueto’ (en vasco), ha dicho, utilizando (tangencialmente) las lenguas cooficiales (*) (…) la falta de libertad que se vive en España nos impide decir la verdad: España no es plurinacional. No somos extranjeros en nuestra casa, y los que han expulsado todo lo español viviendo del español para fabricar nuevas identidades son los que sobran’
(elnacional.cat, 8 de junio 2025)
(*) sigue con ese error insultante.
Es cansino tener que rechazar todas esas absurdidades y mentiras, esa tergiversación de la historia, hasta el extremo de considerar a Catalunya como ‘su casa’ y decirnos que ‘fabricamos nuestra identidad viviendo del español’ y que los que queremos expulsar todo lo español, somos los que sobramos en nuestro propio país. Esa es la colonización más radical, pues busca el exterminio total de los ‘colonizados’, siguiendo el modelo contra los indios americanos, pues Ayuso debe tener como imaginario ideal, al general George Armstrong Custer (1839 – 1876) y sus ‘hazañas’ de exterminio en las guerras indias (pero olvidando su última batalla, la de Little Big Horn, Montana, 25 de junio de 1876)
Según el censo, al 1 de enero del 2024, de los 8 millones de habitantes en Catalunya, el 62,2% nacieron aquí; el 14,0 % nacieron en el resto de España, y el 23,8% en el extranjero.
Catalunya, históricamente, ha sido un país de acogida, pues por su situación geoestratégica, desde siempre ha sido una zona de paso, de intercambio y, en definitiva, de migraciones.
Sería un grave error atribuir a ese 14% la mentalidad colonizadora, y sería un grave insulto para muchos de ellos, pues todas las generalizaciones llevan a errores.
Ya que muchos nacidos en Catalunya, con sagas familiares de muchas generaciones catalanas y, en concreto, formando la burguesía actual, en buena medida sí que compartieron y comparten el sentimiento español, e incluso apoyaron al franquismo, manteniendo o incrementando, así, sus patrimonios; mientras que otros comparten ese pensamiento español, pues, históricamente, en todas las colonias se ha dado la figura del cipayo (‘la persona que sirve a los intereses extranjeros en detrimento de los de su país’, como especifica el diccionario de la RAE).
Y este es el crisol que tenemos y que deberíamos conocer, para plantear las estrategias independentistas, y divulgarlas con la mayor transparencia y la mejor pedagogía. Sólo así desmontaremos el engaño que, históricamente, nos impone el colonizador reino español.
Es sabido que siempre nos han engañado, y siguen haciéndolo. Y eso, según el psicólogo Alfred Adler (1870 – 1937) nos clarifica que, por todos los medios, los españolistas tratan de ocultar su negra y vengativa ‘verdad’, pues: ‘Una mentira no tendría ningún sentido, a menos que sintiéramos la verdad como algo peligroso’.
En definitiva, los independentistas catalanes deberíamos ser lo suficientemente inteligentes, como para desvelar a los unionistas, a los nacionalistas españoles y, especialmente, a los que son catalanes, por nacimiento u adopción. Pues, con sus mentiras buscan anestesiarnos, ya que: ‘De una mentira nace la duda. De una duda nace la desconfianza. De la desconfianza nace la distancia. Y de la distancia nace el olvido’ (popular)
Y desvelando sus mentiras, mostraremos que: ‘Una verdad a medias es la más cobarde de las mentiras’ (popular) o que, ‘Con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperando de volver’ (proverbio judío)
Y por más difícil que nos parezca la victoria, deberemos ser conscientes que: ‘Más vale ser vencido diciendo la verdad que triunfar por una mentira’ (Mahatma Gandhi, 1869 – 1948), por más exitosas que nos vendan sus mentiras.