EL CENTRO, California, 1 jun (Reuters) – Cientos de mexicanos y estadounidenses que viven al sur de la frontera ingresan a hospitales de California todos los días, pero no se trata de pacientes: son trabajadores sanitarios y personal de apoyo que mantienen funcionando un sistema de salud saturado en medio de la pandemia de coronavirus.
Más de 1,000 enfermeras, técnicos médicos y personal de apoyo que viven en las ciudades fronterizas mexicanas Tijuana, Tecate y Mexicali trabajan en Estados Unidos, según datos del censo mexicano, laborando en salas de emergencia, sitios de prueba COVID-19, centros de diálisis y farmacias.
Mantienen limpias más de 1,000 habitaciones de hospitales y laboratorios, lavan uniformes médicos y sábanas de pacientes; y brindan atención en el hogar a ancianos y otras personas vulnerables al coronavirus.
“Desde la recepcionista hasta enfermeras, médicos, cirujanos y farmacéuticos, hay trabajadores transfronterizos en cada etapa”, dijo Paola Ávila, vicepresidenta de asuntos comerciales internacionales de la Cámara de Comercio Regional de San Diego.
En las últimas semanas, funcionarios de Estados Unidos alertaron a la población sobre ciudadanos estadounidenses residentes en México que cruzaban la frontera en busca de tratamiento a medida que aumentaban los casos de COVID-19 en Tijuana y Mexicali.
En el Centro Médico Regional El Centro, el hospital más grande en el Valle Imperial de California, que emplea a decenas de trabajadores transfronterizos, una ola de estos pacientes contribuyó a la saturación la unidad de cuidados intensivos.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, advirtió que el avance del virus en México es un riesgo para su país y funcionarios de alto rango del Departamento de Seguridad Nacional han expresado su preocupación por las personas con doble nacionalidad que viven en México.
“Es una fuerza laboral que se necesita en el hospital”, afirmó el doctor Andrés Smith, director médico de servicios de emergencia en Sharp Chula Vista en San Diego.
Emerald Textiles, el servicio de lavandería de atención médica más grande de San Diego, dijo que más de la mitad de sus empleados viven en Tijuana.
“Si mi gente no puede cruzar la frontera, sería muy, muy difícil para nosotros”, aseguró su presidente, Jaye Park.
Los representantes de dos sistemas hospitalarios en el área de San Diego, Scripps Health y Sharp HealthCare, hicieron eco de esa preocupación y enviaron una carta a funcionarios de la administración Trump en abril advirtiendo sobre una crisis de salud pública en la frontera y reconociendo su dependencia de los trabajadores transfronterizos.
“Es fundamental que nuestro personal de atención médica pueda moverse libremente”, de acuerdo con el documento.
Cientos de ellos son trabajadores nacidos en Estados Unidos que residen en México por razones personales o financieras. Melody Thomas, enfermera registrada y directora de servicios clínicos en el Hospital Scripps Mercy, dijo que vive en México debido al estado migratorio de su esposo.
La mayoría de esta fuerza laboral nació en México y tiene doble ciudadanía o documentos de trabajo de Estados Unidos.
“El presidente dice que nosotros, los mexicanos que vivimos en Tijuana, somos portadores (del virus)”, dijo Ada Loera, conserje de una compañía de biotecnología de San Diego que investiga una vacuna COVID-19.
“Pero ahora que empezó esto de la pandemia, a nosotros (nuestros jefes) nos mandaron emails y emails que nosotros somos personal esencial y que requerían que estuviéramos viniendo”, agregó.
Reporte de Laura Gottesdiener; Traducido por Noé Torres