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La España fractal, bien engrasada.

En el micro y macro cosmos se pueden observar estructuras repetidas, fractales, es decir, figuras geométricas que se repiten al aumentar o disminuir la escala, o sea, el ángulo de la visión de nuestra perspectiva.

“Los fractales son objetos matemáticos de gran complejidad definido por algoritmos simples. (…) Los fractales fueron estudiados por Benoit Mandelbrot, conocido por su obra ‘Los objetos fractales’ (…) el término fractal deriva del latín fractus: roto, fracturado, irregular”.

(…)

La imagen que se ajusta más al hilo argumental del presente escrito es “la imagen recursiva formada por el triángulo del matemético Waclaw Sierpinski (1882-1969), en la cuál, cada triángulo está compuesto de otros, compuestos, a su vez de la misma estructura recursiva.

Recurrencia, recursión o recursividad, es la forma en la cual se especifica un proceso basado en su propia definición. La recursión tiene esta característica discernible en términos de autorreferencialidad, autopoiesis, fractalidad o, en otras palabras, construcción a partir de un mismo tipo” (fuente: Wikipedia).

Ese fenómeno fractal se puede observar también en la sociedad, y el citado triángulo equilátero puede simbolizar, a mi modo de ver, la estructura del estado que, desde la cúspide se autorreproduce miméticamente, hasta la base; siendo el todo, la autorreferencia.

Y evidentemente, en cada sub-triángulo, además de la misma estructura, se pueden observar las mismas conductas, los mismos hábitos, los mismos tics. Por eso, este tipo de estructuras son mucho más robustas.

En un escrito anterior comenté que el problema del racismo es universal, inherente al ser humano, un mecanismo instintivo de autodefensa, de prevención ante el otro, el ‘diferente’. Instinto que racionalmente intentamos superar, pero, como vemos, está tan arraigado en todas las culturas, que parece que no tenga solución.

Individualmente todos podemos llegar a creer que no somos racistas, pero…, y cuando hay un ‘pero’, queda confirmado que también tenemos interiorizadas esas prevenciones respecto a ciertas etnias, clases, ideologías, género, orientación sexual, etc., ya que el término racismo, en sentido genérico, abarca toda una variante de actitudes y pensamientos que comporten una discriminación o una diferenciación despectiva.

Por lo tanto, a nivel individual reproducimos de forma fractal el pensamiento y la conducta mayoritaria del grupo de pertenencia. Es decir, se da del fenómeno citado, reproducimos los parámetros culturales y, a la vez, esta cultura es la suma de todos nosotros, con nuestro presente y, fundamentalmente, nuestro pasado, nuestra historia.

En el reino de España podemos observar que, desde la cúspide, pasando por los partidos sistémicos, las instituciones, los medios, etc., todos reproducen el mensaje sacrosanto unionista, el de la ‘España, una grande y libre’.

Uno de los mecanismos engrasadores de esta estructura fractal, son las famosas puertas giratorias, por las que, a modo de vasos comunicantes, los políticos, al acabar su momento, son contratados por las empresas del ibex35, privatizadas de forma irregular, básicamente en los períodos de Felipe González y José Mª Aznar. Y viceversa, nombramiento de ministros y altos cargos, a directivos de esas mismas empresas. Es el ouróboros, la serpiente que se muerde la cola, como ya vimos.

Estos días hemos tenido nuevos ejemplos de esta vergonzosa y vergonzante utilización de esas puertas, con los nombramientos de José Blanco y José Montilla, como consejeros de Enagás, que ha ampliado de 11 a 16, el número de miembros de su consejo, con un sobrecoste de 400.000 €.; el argumento del máximo dirigente de Enagás, Antonio Llardén justificó esa ampliación a la CNMV (Corporación Nacional del Mercado de Valores), por su “valor añadido para reforzar sus defensas en su lucha contra el coronavirus (…)La compañía advierte de que el coronavirus ha puesto de manifiesto nuevas amenazas sobre el suministro de gas a hogares y empresas españolas (El Mundo).

Obviamente, un argumento muy peregrino y ridículo, infantil; ni se esfuerzan en argumentar lo inargumentable.

Entre esos consejeros, figuran: Marcelino Oreja Arburúa (consejero delegado), Antonio Hernández Mancha, Ana Palacio Vallelersundi, Isabel Tocino Biscarolasaga. Todos ellos fueron ministros del PP. Ahora, con la incorporación de Blanco y Montilla, ex ministros del PSOE, y con Cristóbal Gallego, de Podemos, la empresa aumenta sus tentáculos.

Y el colmo de esa desfachatez y, asimismo, de la interconexión del ejecutivo, lo podemos ver seguidamente:

“Pedro Sánchez admite que eligió a Montilla y Blanco para Enagás y se salta cinco reglas de la CNMV: Moncloa tritura principios de buen gobierno de sociedades cotizadas, incluido disfrazar consejeros como independientes y debilitar la presencia de mujeres.

La empresa Enagás se había esforzado en presentar la decisión como algo fruto de un proceso convencional de selección de consejeros, pero el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, destapó la pantomima sin complejos” (El Mundo).

Seguidamente me centraré en Montilla, por haber sido president de la Generalitat de Catalunya y, por lo tanto, nos afecta de forma más directa:

José Montilla Aguilera (n. 1955 en Iznájar, Córdoba), fue el 128 president de la Generalitat (2006-2010), del PSC (partido socialista catalán, filial del PSOE), ha sido alcalde de Cornellá de Llobregat, president de la Diputació de Barcelona, ministro de industria, turismo y comercio, en el gobierno de Rodríguez Zapatero (PSOE) y senador.

Es preciso señalar que Montilla carece de titulación universitaria; y eso no ha sido óbice para hacer esa fulgurante carrera política, pero ministro de industria y ahora consejero de una empresa gasística, seguramente requieren unos conocimientos técnicos.

La periodista Pilar Rahola señala:

“Cuando el president Montilla presidia la Diputació colocó al actual presidente de Enagás, Llardén, como consejero de Caixa de Catalunya. A los pocos meses lo puso de vicepresidente de toda la entidad, y en este tiempo esta caja vivió el escándalo proporcionalmente más grave de la historia de los casos de finanzas. Era el tercer grupo de España y acabó con un agujero tan brutal que, mientras Caja Madrid necesitó 22.500 millones de ayuda pública (6% de sus activos), Caixa Catalunya necesitó 15.000 millones (el 25% de los activos), y fueron pagados por todos los ciudadanos.

(…) después Montilla fue ministro de industria, y gestionó con el mismo Llardén, que ya era presidente de Enagás, el tema del proyecto de almacenamiento de gas Castor, al mar, que provocó pequeños terremotos en la costa del País Valencià y Catalunya, y ahora resulta que Enagás pone a Montilla al consejo de administración.

(…) Montilla no tiene estudios, cosa que a su entender no tiene ningún sentido para una empresa tecnológica como Enagás. El único que sabe de energía, de los recientes, es el de Podemos.

(…) ¿Por qué Llardén pone a Montilla, que no tiene estudios, y Pepiño Blanco que no acabó la carrera? ¿porqué son amigos?” (TV3, faqs, reproducido por el nacional.cat)

El pase a la empresa privada, por parte de Montilla, ha sido muy criticado, también, por dejar tocada su imagen como ex president de la Generalitat, ya que, como tal, sigue teniendo un despacho y dos personas empleadas, además de coche y chófer, con un coste de 400.000 € anuales.

Montilla ha dicho que renunciaría al suelo de ex president, y es que no hay otra, ya que es incompatible, y elige el sueldo mayor. Pero no renuncia a su oficina, así que desde una oficina de ex president, que teóricamente debería estar dedicada a temas de interés general del país, ya que lo pagamos entre todos, ahora, serán utilizados con fines privados, ya que difícilmente podrá mantener ese espacio totalmente neutral.

Como se ve, la estructura fractal se repite, hasta el infinito, reproduciendo esa ‘cultura’ hasta la base, pasando por todos los niveles intermedios. Una ‘cultura’, una forma de actuar siempre engrasada, por eso estas puertas giratorias han funcionado siempre, pero no sólo entre la empresa y la política, también en el mundo judicial, etc.

Y esa ‘cultura’ sistémica, unionista, de herencia conquistadora y golpista, tiene como una de sus características, la mentira, la falsedad, la tergiversación, ya que se ha de ocultar lo evidente, y para eso, la mejor forma es la confusión, y ejemplos tenemos muchísimos. Sin ir más lejos, ayer, en el congreso de diputados, en la sesión para la aprobación de la nueva prórroga del estado de alarma:

El ministro de interior siguió defendiendo su gestión en la crisis por el cese del coronel Pérez de los Cobos.

Nuevamente retomó la idea inicial de que era por pérdida de confianza, pero que lo quería disimular, para no dañar la carrera política del guardia civil.

“La aparición de una nota escrita en que la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, indica que el coronel Diego Pérez de los Cobos fue relevado por ‘no informar del desarrollo de investigaciones y actuaciones de la Guardia Civil, en el marco operativo y de Policía Judicial, con fines de conocimiento’, complica el horizonte de la firmante del documento, del Secretario de Estado del Ministerio del Interior, que también la firmó, y de su superior jerárquico Fernando Grande-Marlaska. Ese ‘conocimiento’ que se indica como motivo contradice órdenes directas de la magistrada al cargo de la investigación del 8-M, Carmen Rodríguez Medel, que exigió de forma verbal, por escrito en resoluciones de su juzgado y en una comunicación directa al ministerio ‘rigurosa reserva’, no solo sobre el resultado de las pesquisas concretas de los agentes del instituto armado sino también sobre su ‘evolución’ “(El confidencial)

Ayer, en el congreso, el ministro dijo: “yo no cesé a Pérez de los Cobos, fue el secretario de Estado, a propuesta a propuesta de la directora de la Guardia Civil”.

Obviamente, esta falta de responsabilidad, de escurrir el bulto, de pasar la culpa a los inferiores, aunque fueran ellos los que formalmente firmasen el cese, no deja de ser una muestra ridícula que, personalmente deja al ministro a la altura del betún.

Pero esa es la tendencia, la cultura del estado, como he dicho, ya que, en el juicio contra nuestros líderes independentistas, desde el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, la vicepresidenta, Soraya Sáez de Santamaría, el ministro de interior, Juan Ignacio Zoido, el mismo Pérez de los Cobos, coordinador del mando único, y así hasta abajo, nadie sabía nada, nadie había ordenado las cargas contra los ciudadanos. Esa es su ‘vergonzante categoría, su honorabilidad’.

Y en esa misma sesión parlamentaria, Pedro Sánchez avaló a su ministro de interior, Grande-Marlaska, “por destapar la policía patriótica del PP. Con este gobierno no ha habido intrusión”

Los medios de hoy hacen referencia a este comentario, pero, a mi modo de ver, no le dan la importancia que tiene, pues reconocer la existencia de una policía política, patriótica, creada en el gobierno de Rajoy (PP) por el ministro de interior Jorge Fernández-Diez.

Tener una policía ideológica, paralela, es un claro ejemplo antidemocrático, evidentemente.

Pedro Sánchez es presidente del gobierno desde el 2 de junio del 2018, cuando ganó la moción de censura a Rajoy. Y en estos dos años no ha hecho nada, ni cesado a nadie, por lo que dicha policía patriótica, dirigida por Pérez de los Cobos, seguía ‘trabajando’, aunque ahora nos diga que ‘sin intrusión’, ¿alguien se lo puede creer? Y ahora, que han elaborado un informe contra el gobierno, y se ven atacados, ahora sí, ahora reconoce su existencia.

Aceptar que esa policía patriótica actúe contra los independentistas, es asumible por todos, pero que, puntualmente cambie de objetivo, eso ya es del todo inaceptable.

Mantener un ministro que ha ido ofreciendo diferentes versiones, y que finalmente ha traspasado la responsabilidad a sus inferiores, y reconocer ahora la existencia de dicha facción policial, ya es motivo más que suficiente para hacer una moción de censura a Pedro Sánchez. A mi no me vale el miedo a lo que podría venir. Si fuera por eso, podrían sustituirlo por otro diputado del PSOE.

La diputada y portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, en su réplica, pidiendo la dimisión de Grande-Marlaska, hizo referencia al tatuaje que lleva éste, en su muñeca, a modo de pulsera. El lema del tatuaje es: ‘Ni pena ni miedo’, que también es el título de su libro biográfico, que publicó en 2016, que llevaba como subtítulo: ‘Un juez, una vida y la lucha por ser quienes somos’. La diputada le dijo: “Usted me da pena y miedo”

Todo vale para desgastar al gobierno, y como se ve estos últimos días, la crispación es muy alta, pero, por suerte no guerra-civilista, como dijo Pablo Iglesias,

Pero ya hemos visto en repetidas ocasiones que el nivel de mediocridad es predominante en casi todos los ámbitos, y en el político también y se ve más. Y por eso la hemeroteca es tan importante para destacar las mentiras, por ejemplo, las de Pedro Sánchez, que desde el principio del estado de alarma negó cualquier centralización, que sólo era cogobernanza, y ahora:

“Las comunidades tendrán la gobernanza absoluta durante la tercera fase de la desescalada (…) corresponderá a las comunidades autonómicas la condición de autoridad competente delegada (…) para la adopción y ejecución de las medidas de dicha fase, con la única excepción de las referidas a la libertad de circulación (…) al final vais a ser vosotros como presidentes, las autoridades  delegadas competentes como máximos representantes del Estado en cada uno de los territorios (…) ya podréis gestionar la desescalada y también los tiempos o incluso pedir al Gobierno de España que levante el estado de alarma de vuestro territorio (…) por lo que la salida de la alarma se podría producir de manera asimétrica” (La Vanguardia)

Es decir, que devolverá lo que no ha cogido, ufff.

Asimismo, Sánchez anunció que el próximo 9 de junio, su gobierno aprobará una ley que regulará la ‘nueva normalidad’ con medidas de prevención, contención y coordinación para evitar rebrotes tras el fin del estado de alarma.

Y sigue manteniendo que en ‘esta entramos juntos y saldremos juntos’, cuantas mentiras.

Y ya veremos la anunciada ley para el período de ‘nueva normalidad’, como erróneamente la denomina, de forma reincidente, demostrando que se gusta, que se siente cómodo con esa ‘parida’; ya veremos cómo limitan nuevamente la gobernanza autonómica.

Como vemos, las mentiras y los intereses económicos (puertas giratorias y de otros modos) son los nutrientes, los alimentos de las distintas células fractales y, como no, de la gran bestia en su conjunto.

Nota final:

El mencionado tatuaje de Grande-Marlaska, ‘ni pena ni miedo’, me parece que quedaría mejor como lo cantó Sabina: ‘sin pena ni gloria’

Joaquín Sabina, en 2017 publicó su canción “Sin pena ni gloria”, de la que seguidamente reproduzco un fragmento:

Mientras subo del abismo

Mientras el miedo se enfría

Mientras sólo soy yo mismo

De cara a la galería

León atado a una noria

Valiente a toro pasado

Fugitivo enamorado

Feliz sin pena ni gloria

Mientras subo del abismo

Mientras el miedo se enfría

Mientras sólo soy yo mismo

Con ficha en la policía

León atado a una noria

Valiente a toro pasado

Fugitivo enamorado

Feliz sin pena ni gloria

Feliz, feliz sin pena ni gloria

(Está claro que debemos separar la obra, del artista, ya que, Sabina, con Pérez Reverte, han demostrado varias veces su falta de empatía, por su pensamiento unionista a ultranza).

Amadeo Palliser Cifuentes