En el escrito de ayer cité el sacramento de la confesión, y para los creyentes católicos, a la confesión le sigue el perdón (para los agnósticos, la situación es menos cómoda, pero ese es otro tema).
Por eso, este escrito lo enlazaré, colateralmente, con el perdón, como se verá; pero todos sabemos que no es habitual excusarse, pedir disculpas, pedir perdón. Nuestro orgullo nos lo impide.
Y lo aplicaré al problema político-social que estamos viviendo, o que nos están haciendo vivir, ya que, de golpe, pretenden que nuestra actividad se circunscriba al marco del parchís que nos tienen marcado; los de color amarillo, en las casillas amarillas, y sucesivamente.
Previamente, es preciso aclarar unos conceptos:
Nuestra conciencia, nuestra moral, son constructos culturales; la consciencia es otro concepto, pero interrelacionado, ya que, según el diccionario (RAE):
· La conciencia es el conocimiento del bien y del mal que permite a la persona enjuiciar moralmente la realidad y los actos, especialmente los propios.
· La consciencia es el conocimiento inmediato o espontáneo que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones. Acto psíquico por el que un sujeto se percibe a sí mismo en el mundo
Psicoanalíticamente, según Freud ”desde el punto de vista funcional, el sistema percepción-conciencia se opone a los sistemas de huellas mnémicas que son el inconsciente y el preconsciente. (…) El inconsciente está constituido por contenidos reprimidos (J. Laplanche y J. B. Pontalis).
Aclarados los términos, ¿podemos estar seguros si la jefatura del estado, nuestros políticos, jueces, policías, etc., son conscientes de su conciencia? También podríamos hacernos la pregunta nosotros, pero eso tiene un nulo interés público.
No es correcto hablar de forma genérica, ya que en todos los colectivos humanos se puede observar un gran abanico de tipologías, si bien, es obvio, que el corporativismo hace que la concentración en sus respectivas cúpulas refleje determinada ideología, que, a su vez, intente ser la dominante, para acabar siendo la serpiente que se muerde la cola (el ouroboros).
Respecto a la casa real, ahora tan en entredicho, por las ‘supuestas’ comisiones ilegales cobradas por el rey emérito Juan Carlos I, y que ahora, la fiscalía y el gobierno, quieren ‘controlar’ juzgando solamente el delito fiscal de tener unas cuentas en Suiza, pero sin investigar el fondo de la cuestión, es decir, el cobro de las comisiones, por considerar que se realizaron siendo inviolable.
Esa inviolabilidad se refería, de acuerdo con la constitución, tal como comenté en un escrito anterior, se refiere a las gestiones refrendadas por el gobierno; no a los actos privados que pueda hacer, por ejemplo, por un asesinato no debería ser considerado inviolable. Pero ya vimos cómo los partidos dinásticos (PP, PSOE, etc.) miraron hacia otro lado. Incluso la portavoz del PSOE, Adriana Lastra, argumentó la inviolabilidad con unos argumentos que eran un insulto a la inteligencia media. Ahora, dada la resonancia de la prensa extranjera, esos partidos se han puesto de medio perfil, con el objetivo claro de salvar a Felipe VI, poniendo todos los cortafuegos posibles, pero la gasolina ya está vertida.
Con relación a los políticos, sabemos que, al presentarse a las elecciones en listas cerradas, los secretarios generales y los secretarios de organización, ejercen un poder absoluto, ya que, como dijo Alfonso Guerra, ‘el que se mueve, no sale en la foto’, así que no se puede esperar un pensamiento crítico, y al no ser crítico, el pensamiento no es tal y, en consecuencia, no es inteligente.
Asimismo, ya vimos como determinados jueces del tribunal supremo y del constitucional retorcieron las leyes para condenar a nuestro representantes políticos y sociales, o provocar su exilio. Y ahora están haciendo lo mismo en el juicio de la cúpula de los Mossos d’Esquadra (el mayor Trapero, Laplana, Soler y Puig).
Para centrar el tema en la policía, que es el núcleo del presente escrito, me parece muy interesante, reproducir, la breve columna diaria de Vicenç Villatoro Lamolla, titulado “Arrodillado” (Ara 8/6):
“Entre las muchas imágenes impresionantes que nos han llegado de las manifestaciones de indignación por el asesinado de George Floyd por parte de un policía en Minneapolis, hay unos que me han sorprendido (y conmovido) especialmente: aquellas en que se veía en diversas poblaciones de los EUA unos cuantos policías de uniforme que, arrodillados, se solidarizaban con las manifestaciones de protesta que tenían delante.
Me ha sorprendido porque imágenes así me resultan difíciles de imaginar no ya en España, por descontado, sino en general en Europa: que haya unos ciudadanos que ponen su conciencia por delante de su uniforme, que son parte de la maquina del estado pero que son capaces de protestar contra los excesos intolerables de esta máquina.
Un policía que se arrodilla para protestar por la violencia injustificable de otro policía es alguien que cree en el trabajo que hace y que cree que este trabajo ha de ser compatible con el respeto a los derechos y la dignidad de las personas.
En lugar de cerrar filas incondicionalmente con su gremio, pone por delante sus convicciones.
Hay muchas imágenes de esta crisis que invitan a la indignación. Muchas a la solidaridad y a la emoción compartida. Esta, para mi, invita a la esperanza”.
Efectivamente, para efectuar una actitud como la de esos policías, es preciso que sean unos ciudadanos éticos, con un proceder y una alta responsabilidad moral.
Como bien dice Villatoro, aquí en Europa y en España, sería impensable una actitud así, ya que impera el corporativismo, la obediencia ciega, como hemos visto en múltiples casos, por ejemplo:
La muerte en 2012 de 15 jóvenes en la playa de Tarajal de Ceuta, cuando los agentes de la guardia civil dispararon balas de goma contra los emigrantes que intentaban llegar nadando.
El joven guineano Idrissa Diallo, muerto el 5 de enero del 2012 en el centro de internamiento de extranjeros, en España.
Y todo ello bajo el mando del ministro de interior Jorge Fernández Díaz, que recompensó con medallas a los respectivos responsables, y también a la virgen del Pilar.
Otro ejemplo, obviamente, lo tuvimos el 1 de octubre del 2017, con el referéndum de independencia de Catalunya, donde vimos y sufrimos la actuación de los cuerpos de seguridad, la guardia civil y policía nacional, fundamentalmente, si bien los mossos d’esquadra también hizo actuaciones bastante indignas (hoy se ha publicado la sentencia a un inspector de este cuerpo, sobradamente conocido; pero esa sentencia concreta, es por hechos durante el desalojo de la plaza Catalunya, el 15 mayo del 2011)
En esos casos no vimos a ningún agente que dudase, que se replantease su actuación, antes bien, justo lo contrario, prietas las filas y a obedecer (‘con sumo agrado’ como diría el juez Marchena). Nadie acusó ni desveló la existencia de la paralela ‘policía patriótica’, ni hoy mismo, que hasta Pedro Sánchez ha reconocido su existencia (forzado por la defensa de su ministro de interior).
Como ha dicho Villatoro, es una pena que, en momentos cruciales, no hubiese policías que, de una forma u otra manifestaran su discrepancia (no hace falta arrodillarse, esa estética está ‘patentada’ contra el racismo).
Y MANIFESTAR UNA DISCREPANCIA ANTE ÓRDENES IRREGULARES, NO ES INDISCIPLINA, PUES ACTUAR EN CONCIENCIA ESTÁ POR ENCIMA DE TODO Y TODO ES TODO (un todo muy diferente, antagónico, al del ‘todo por la patria’).
¿Algún responsable (magistrado, político, policía, etc.) ha pedido perdón?, realmente, no el comentario infantil de Juan Carlos I “no lo volveré a hacer” (referido a la cacería de elefantes).
Como vemos, volviendo a los conceptos de conciencia, consciencia, etc., sería interesante saber si esos personajes del lado oscuro realmente tienen conciencia, es decir, el conocimiento de discernir entre el bien y el mal; si tienen consciencia de sus actos y reflexiones.
Si tienen esa conciencia y consciencia, y a pesar de ello se justifican por el ‘bien supremo’, es grave, pues demuestran que su pensamiento no es crítico, ya que no se cuestionan su escala de valores, no reconocen otros valores diferentes, ni, llegados al extremo, no reconocen que el valor supremo es la libertad de expresión y de manifestación, pilares de la democracia.
Y si no tienen esa conciencia y consciencia …, mucho más grave todavía.
Quería acabar este escrito con una miscelánea de temas cotidianos: aniversario de Jordi Pujol, posible marcha atrás del contrato con Ferrovial (vistas las críticas), contrato de Ada Colau con UTE Pedalem Barcelona (cuyo gerente es, también, Roger Junqueras), etc.; temas, todos ellos, que no hacen más que aumentar mi malestar; pero:
Hoy ha fallecido Pau Donés Cirera (1966-2020), cantante, guitarrista y compositor del grupo Jarabe de Palo, por un cáncer de colon declarado cinco años atrás, y me parece que no hay otra mejor forma de acabar, que hacer un mínimo homenaje a esa persona vitalista, con una filosofía hedonista, que invita a vivir el presente.
En su larga carrera profesional, compuso 123 canciones y escribió varios libros. Seguidamente transcribo algunos fragmentos:
La flaca (1996)
Por un beso de la flaca daría lo que fuera
Por un beso de ella, aunque sólo uno fuera
Por un beso de la flaca daría lo que fuera
Por un beso de ella, aunque sólo una fuera
Aunque sólo una fuera
(…)
El lado oscuro (1998)
Puede que hayas
nacido en la cara buena del mundo
yo nací en la cara mala
llevo la marca del lado oscuro
(…)
Agua (1998)
Cuando uno tiene sed
pero el agua no está cerca
cuando uno quiere beber
pero el agua no está cerca
Qué hacer, tú lo sabes
conservar la distancia
renunciar a lo natural
y dejar que el agua corra
(…)
Depende (1998)
Que el blanco sea blanco
que el negro sea negro
que uno y uno sean dos
como exactos son los números
depende
Que aquí estamos de presta’o
que el cielo está nubla’o
que uno nace y luego muere
y este cuento se ha acaba’o
Depende
depende ¿de qué depende?
de según como se mire, todo depende
depende ¿de qué depende?
de según como se mire, todo depende
(…)
Bonito (2003)
Bonito, todo me parece bonito
Bonita mañana
Bonito lugar
Bonita la cama
Qué bien se ve el mar
Bonito es el día
Y acaba de empezar bonita la vida
Respira, respira, respira.
(…)
Bonita la paz, bonita la vida
Bonito volver a nacer cada día
Bonita la verdad cuando no suena a mentira
Bonita la amistad, bonita la risa
Bonita la gente cuando hay calidad
Bonita la gente que no se arrepiente
Que gana y que pierde, que habla y no miente
Bonita la gente por eso yo digo
Bonito, todo me parece bonito
(…)
Bonita la gente que viene y que va
Bonita la gente que no se detiene
Bonita la gente que no tiene edad
Que escucha, que entiende, que tiene y que da
(…)
Y transcribo íntegramente su última canción, publicada hace unas semanas, a modo de despedida:
Eso Que Tú Me Das (2020)
Eso que tú me das
es mucho más de lo que pido
todo lo que me das
es lo que ahora necesito.
Eso que tú me das
no creo lo tenga merecido
por todo lo que das
te estaré siempre agradecido.
Así que gracias por estar
por tu amistad y tu compañía
eres lo, lo mejor que me ha dado la vida
por todo lo que recibí
Estar aquí vale la pena
gracias a ti seguí
remando contra la marea
Con todo lo que recibí
ahora sé que no estoy solo
ahora te tengo a ti
amigo mío mi tesoro.
Así que gracias por estar
por tu amistad y tu compañía
eres lo, lo mejor que me ha dado la vida
Todo te lo voy a dar
por tu calidad y tu alegría
me ayudaste a remontar
a superarme cada día.
Todo te lo voy a dar
fuiste mi mejor medicina
todo te lo daré
sea lo que sea lo que pidas.
Y eso que tú me das
es mucho más
es mucho más
de lo que nunca te he pedido
Todo lo que me das
es mucho más
es mucho más
de lo que nunca he merecido.
Eso que tú me das…
eso que tú me das…
Evidentemente, toda muerte es una desgracia, pero la pérdida de una persona como Pau, con plenitud de conciencia y consciencia, en un momento tan negro, en plena crisis en todos los órdenes, nos debería hacer pensar y repensar.