LONDRES, 9 jun (Reuters) – Pekín rechazó el martes como “ridículo” un estudio de la Facultad de Medicina de Harvard sobre patrones de viaje a hospitales y datos de motores de búsqueda de internet que sugirió que el nuevo coronavirus pudo haber estado propagándose en China en agosto.
Asimismo, científicos dijeron que la investigación no ofrecía pruebas convincentes sobre cuándo comenzó el brote.
El estudio, que no ha sido revisado por pares científicos, usó imágenes de satélite de estacionamientos de hospitales en Wuhan -donde se identificó por vez primera la enfermedad a fines de 2019- y datos de búsquedas en motores de internet relacionadas con los síntomas, como “tos” y “diarrea”.
Los autores del estudio indicaron que hubo un aumento del tráfico hospitalario y de las búsquedas de datos sobre los síntomas en Wuhan antes del comienzo documentado de la pandemia de SARS-CoV-2 en diciembre de 2019.
“Aunque no podemos confirmar si el aumento de volumen estaba directamente relacionado con el nuevo virus, nuestras pruebas apoyan otros trabajos recientes que muestran que la aparición ocurrió antes de la identificación en el mercado de marisco de Huanan (en Wuhan)”, señalaron.
Paul Digard, virólogo de la Universidad de Edimburgo, afirmó que el uso de búsquedas en internet e imágenes de satélite sobre tráfico en los hospitales para detectar brotes de enfermedades “es una idea interesante con alguna validez”. No obstante, indicó que los datos son solo correlativos y -como destacaron los científicos de Harvard- no pueden identificar la causa.
“Es un trabajo interesante, pero no estoy seguro de que nos haga avanzar mucho”, dijo Keith Neal, profesor de epidemiología de enfermedades infecciosas en la Universidad de Nottingham.
La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hua Chunying, afirmó que “creo que es ridículo, increíblemente ridículo, llegar a esta conclusión basado en observaciones superficiales como el volumen de tráfico”.
Reporte de Guy Faulconbridge; reporte adicional de Yew Lun Tian en Pekín y Kate Kelland en Londres; editado en español por Carlos Serrano