Ciudad de México a 11 de junio del 2020.- México y Estados Unidos se encuentran viviendo una doble crisis, la primera causada por la pandemia del COVID-19 y la segunda por los actos violentos ocurridos en las últimas semanas. La indignación por la muerte de George Floyd, de Giovani y la agresión a Melanie, todas a manos de la policía, desataron protestas contra el abuso que la fuerza policiaca ejerce en la población.
Se debe capacitar a las policías, generar y aplicar protocolos basados en el respeto a los derechos humanos para erradicar la violencia y tortura policiaca en nuestro país. Es un tema pendiente y de urgente resolución.
Si bien es cierto que el derecho a la protesta es esencial, tampoco el Estado debe permitir que estas se vuelvan violentas conrea las personas y sus bienes. Que un gobierno se vanaglorie por no haber intervenido mientras se vandalizaba propiedad privada y se ponía en riesgo la integridad de manifestantes, transeúntes y policías lo único que genera es un clima de inseguridad e impunidad.
Durante casi tres meses hemos hecho un gran esfuerzo por permanecer en casa y así evitar la saturación en hospitales. Este se puede ver seriamente afectado por las personas que salieron a exponerse a una marcha que los aglomera, reduciendo aún más la probabilidad de comenzar a salir en el contexto más seguro posible, lo cual afecta directamente a la economía de nuestro país.
No debemos dejar de exigirle al gobierno que proteja a los ciudadanos y esto significa hacer todo lo posible para reducir los contagios, las muertes, cuidar la economía, apoyar a la creación de empleos, así como cuidar que la violencia policial no cobre vida ni contrarreste la seguridad de quienes están afuera trabajando, es momento de cuidarnos todos.
La violencia policial ha violado los derechos humanos de muchas personas a lo largo de los años y que el gobierno no atienda este hecho ignorándolo o disfrazándolo de buenas acciones nos pone en peligro en todos los contextos, más en uno de emergencia. Hoy actúan como si los demás problemas de la sociedad desaparecieran y esto solo está causando exacerbación y más peligro.
Es cierto que como ciudadanos tampoco debemos ser imprudentes, pero es una realidad que nos están explotando en la cara todos esos fenómenos que el gobierno no ha atendido desde antes como la violencia policial y de género, la desigualdad, la falta de empleos, calidad en los servicios de salud y otras más, las cuales al entrelazarse con el COVID-19 nos sumergirán a un profunda crisis económica y social de la cual será difícil salir. El gobierno no debe ser negligente.
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Acerca de Reintegra:
Es una fundación que trabaja a favor de la justicia social, equidad de oportunidad y derechos para los jóvenes en conflicto con la ley. Tiene como misión prevenir el delito y reintegrar a la sociedad a quienes experimentan conflictos penales, fortaleciendo sus capacidades y concretando un proyecto de vida, siendo un referente en la opinión pública nacional e internacional en la prevención del delito a través de la reinserción social.