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Estancados: petroleros que transportan dos meses de producción venezolana siguen en el mar

CIUDAD DE MÉXICO/SINGAPUR, 24 jun (Reuters) – Tanqueros que transportan casi dos meses de producción petrolera de Venezuela están atrapados en altamar mientras refinadores alrededor del mundo rehuyen del crudo del país sudamericano para evitar sanciones de Estados Unidos, según fuentes de la industria, documentos de PDVSA y datos de envío.

Washington está endureciendo las sanciones para reducir las exportaciones de petróleo de Venezuela y privar al gobierno del presidente Nicolás Maduro de su principal fuente de ingresos.

Las exportaciones de la nación socia de la OPEP están cerca de sus niveles más bajos en más de 70 años y la economía se ha derrumbado, pero Maduro sigue aferrado al poder, generando frustración en el gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha vetado este mes barcos e intermediarios por su rol en el comercio y transporte del petróleo de la estatal venezolana PDVSA, y ha amenazado con agregar más a su lista de entidades sancionadas.

Según datos de Refinitiv Eikon, al menos 16 tanqueros que transportan 18,1 millones de barriles de crudo y combustibles venezolanos están atrapados en aguas de varios países, porque compradores los evitan para no exponerse a posibles sanciones. Eso equivale a casi dos meses de producción a la tasa actual en Venezuela.

Algunas embarcaciones han estado en altamar por más de seis meses tras navegar a varios puertos sin poder descargar. El petróleo rara vez se carga en tanqueros sin que estos tengan un comprador definido. Los cargamentos que están en el agua en esa condición generalmente se venden a descuento.

Mientras esperan, cada petrolero incurre en fuertes cargos por demoras. Según una fuente naviera, la tarifa por demora para un barco que transporte petróleo venezolano es de al menos 30.000 dólares por día.

“Este es nuestro tercer intento por encontrar un comprador”, dijo un ejecutivo de una petrolera registrada como cliente de PDVSA, que tomó una carga de crudo pesado en enero y no ha podido venderlo por la posibilidad de sanciones. El embarque ha acumulado penalidades por demora en África durante más de 120 días, agregó el ejecutivo, que habló bajo condición de anonimato.

Incluso algunos clientes de larga data de PDVSA enfrentan dificultades para completar transacciones permitidas bajo sanciones, como el pago de deuda con petróleo o el intercambio por alimentos, señaló el ejecutivo.

Los compradores están preocupados por las sanciones incluso al negociar ese tipo de cargamentos.

El MT Kelly, con bandera de Panamá, es uno de los barcos atrapados en el mar. Navegó a Turquía, ingresó al Mediterráneo solo para darse la vuelta, navegar de regreso a través del Estrecho de Gibraltar y bordear África, según los datos.

PDVSA y el Ministerio de Petróleo de Venezuela no respondieron a solicitudes de comentarios.

Altomare SA, que tiene su sede en Grecia, listada por Eikon y otros servicios de rastreo de buques como operador del MT Kelly, dijo que el buque no está actualmente bajo su control de gestión.

La mayoría de los otros tanqueros zarparon hacia Malasia, Singapur, Indonesia o Togo, donde generalmente transfieren su carga a otros buques en altamar, a veces ocultando el origen del crudo antes de enviarlo a un refinador.

Seis de los buques en espera en Malasia son operados por Eurotankers Inc, con sede en Grecia. Acumulan hasta cuatro meses para descargar, según los datos de Eikon. Eurotankers no respondió a una solicitud de comentarios.

Libre Abordo de México, que junto con la firma relacionada Schlager Business Group es responsable de tres de los cargamentos de crudo venezolano según los documentos de PDVSA, no quiso hacer comentarios. Richeart International, con sede en Hong Kong, a cargo de otros cuatro embarques, no pudo ser contactado para hacer comentarios.

La difícil situación de las exportaciones de Venezuela se produce cuando la mayoría de las naciones productoras de petróleo sigue luchando para colocar sus altos inventarios en un mercado sobreabastecido, lo que ha reducido el apetito de muchos compradores por crudo riesgoso como el iraní yo el venezolano.

Reporte de Marianna Parraga en Ciudad de México y Roslan Khasawneh en Singapur. Reporte adicional de Luc Cohen en Nueva York y Ana Isabel Martínez en Ciudad de México.