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El escarmiento de la ‘injusticia’ española (el uróboro)

Ayer, 28 de julio, se consumó la venganza, como se verá por los siguientes fragmentos publicados ese mismo día:

“La juez de vigilancia penitenciaria 5 de Catalunya, María Jesús Arnau Sala, ha suspendido el tercer grado a Jordi Sánchez, Jordi Cuixart, Oriol Junqueras, Raül Romeva y Joaquim Forn. La fiscalía había presentado recurso esta mañana contra la concesión del tercer grado por parte de los servicios penitenciarios de la Generalitat.

Minutos después de conocer la noticia, algunos de los presos políticos afectados por la medida, han reaccionado a través de las redes sociales. Cuixart ha afirmado que ‘saben que nunca renunciaremos ni a la protesta ni a la libertad de expresión para luchar por la autodeterminación’.

Junqueras ha colgado un vídeo en las redes donde ha asegurado que los quieren cerrados porque les tienen mucho miedo. A pesar de eso, se ha mostrado convencido que de la cárcel se sale: ‘Y saldremos para ganar y para llevar este país a la libertad’. Previamente, Junqueras había recordado en otro tuit que el tercer grado es un derecho penitenciario que tienen todos los presos. ‘No son justos ni hacen justicia, aplican venganza’.

Un mensaje muy similar al de Romeva que ha asegurado que ‘Nos vuelven a cerrar, lo que demuestra que tienen miedo. Pero nosotros no tenemos. Sabemos que esto forma parte del camino que es irreversible’.

También ha reaccionado algún compañero suyo que aún podrá continuar disfrutando del tercer grado, como es el caso de Jordi Turull: ‘No aflojéis, saldremos. Al final todo habrá valido mucho la pena. ¡Por la libertad, por la democracia y por Catalunya!’.

‘Jordi Cuixart: Hacen servir los tribunales para la ‘formación del espíritu nacional’. Pero sabemos que nunca renunciaremos ni a la protesta ni a la libertad de expresión para luchar para la autodeterminación’.

‘Jordi Turull: No aflojéis, no aflojemos y saldremos. Y entonces veremos, nosotros y las futuras generaciones, que nada habrá sido en vano y todo, al final, habrá valido mucho la pena. ¡Por la libertad, por la democracia y por Catalunya! Libertad presos políticos y exiliados’.

(Vilaweb)

Nota: Cuixart hace referencia a la ‘formación del espíritu nacional’ (FEN), eso era una asignatura obligatoria en el bachillerato, sólo para los niños, las niñas hacían ‘labores del hogar’, durante las décadas de 1960-70, es decir, en pleno franquismo. Y, obviamente, el temario se basaba en los principios fundamentales del régimen.

“La fiscalía, que se ha opuesto sistemáticamente a todos los permisos y medidas de flexibilización de la condena, considera que el tercer grado de los presos políticos no es procedente. El ministerio público argumenta que el tercer grado no es procedente y vacía de contenido la pena impuesta por el Supremo, de entre nueve y trece años de prisión. De la misma manera, argumenta que los aspectos positivos de este régimen abierto, esgrimidos por las juntas de tratamiento, ‘no son suficientes’ para acordar una progresión de grado.

Según el fiscal, los presos políticos no han reconocido el delito de sedición y el tercer grado genera ‘sensación de impunidad’. Así, también recuerda que es la primera vez en la historia de España que se comete un delito ‘de extrema gravedad’ de estas características y esto merece un ‘importante menosprecio’ que no concuerda con conseguir un tercer grado tan pronto.

El ministerio público aprovecha para recordar -como hizo el Supremo la semana pasada- que los presos políticos no están condenados ‘por su ideología’, si no por ‘su falta de respeto a las leyes democráticas’.

(Vilaweb)

Es importante destacar la referencia a que ‘es la primera vez en la historia de España que se comete un delito ‘de extrema gravedad’ de estas características’, no recordando el golpe de estado armado del teniente coronel de la guardia civil Antonio Tejero, que el 23 de febrero de 1981, entró, junto con 200 guardias civiles, en el congreso de diputados, secuestrando a todos los presentes, justo en el momento de la investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo Bustelo.

Fue condenado a 30 años de prisión, pero en 1993 ya disfrutaba del régimen abierto, y en 1996 salió en libertad condicional, al serle reducida la condena por trabajo, en 5 años y 57 días.

Todos recordamos que esa prisión fue un fraude, pues la pasó a cuerpo de rey, y nunca mejor dicho, nunca se arrepintió, y el ‘trabajo’ que se cita, más bien fue un fraude de ley.

Y eso realmente sí que fue un golpe de estado fallido, del que aún tenemos una gran nebulosa, pues desconocemos la verdadera posición de Juan Carlos I, que tardó muchas horas en aparecer por televisión, para frenar el golpe, y ordenar al general Jaime Milans del Bosch y Ussía (1915-1997), descendiente de una familia de militares catalanes conocida desde el siglo XV, y que, en ese momento del golpe, era el capitán general de Valencia, que ordenase volver a los tanques a sus cuarteles.

Milans del Bosch obtuvo la libertad condicional en 1991, por el artículo 60 del reglamento penitenciario civil, al haber cumplido los 75 años de edad; por lo tanto, alrededor de 8 años de cárcel.

Asimismo, Alfonso Armada Comyn (1920-2013), IX marqués de Santa Cruz de Rivadulla, general segundo jefe del estado mayor del ejército en el momento del golpe, del cuál fue uno de los máximos ideólogos, también fue condenado, pero en 1988, después de valorar un informe no vinculante elaborado por el tribunal supremo, el gobierno de España, presidido por Felipe González, lo indultó alegando razones de salud y a que había manifestado en diversas ocasiones ‘su lealtad a la corona y al ordenamiento jurídico constitucional’”.

Es decir, condenado a 30 años, rebajados a 26 por el Consejo Supremo de Justicia Militar, fue indultado en 1988, cumpliendo, así, 5 años de internamiento.

(fuente Wikipedia y Público)

“Solo tres condenados del 23-F tuvieron penas mayores que Junqueras. De media, las penas de prisión fueron de 6 años, mientras que las del ‘procés’ ascienden a 8,3 años por sentenciado.

(Público)

En un interesante artículo, titulado, curiosamente ‘Formación del Espíritu Nacional’, su autor comenta:

“A mi parecer, el propósito fundamental de los grados superiores del poder judicial español (no de la justicia en general) en todos los procedimientos contra dirigentes independentistas ha sido, y es, no tanto la venganza como el escarmiento. Escarmentar, según el diccionario (…) de la RAE: ‘imponer o aplicar un castigo a alguien, o corregirlo con rigor por haber cometido una falta’

(…)

En la inmensa mayoría de los casos que llegan a la jurisdicción de la Audiencia Nacional, del Tribunal Supremo, del Constitucional, etc., los aspectos técnicos prevalen a la hora de dictar sentencia, sin que ello borre las filias o las fobias políticas de los jueces implicados. Lo vimos en el caso Sandro Rosell y lo acabamos de comprobar en el de los asaltantes al Centro Cultural Blanquera, el 2013: las condenas o absoluciones finales se argumentan sobre la base de si era aplicable ésta o aquella circunstancia agravante o atenuante, de si a los acusados se les ha respetado o no la presunción de inocencia, de si las pruebas son indubitables, etc.

En el juicio del ‘Procés’ y en los que están conectados, en cambio, el norte de la brújula es otro. El objetivo último de toda la parafernalia judicial es aquel que se debe haber expresado miles de veces desde hace tres años en las tertulias y cenáculos donde se reúnen, fundamentalmente en Madrid, aquellas ‘castas acampadas sobre el Estado’ a las que se refería Manuel Azaña: miembros de la alta judicatura, funcionarios de nivel superior, periodistas subvencionados con ínfulas de conformar la opinión a golpe de portada, generales y jefes de ciertos institutos armados, algunos políticos o ex políticos, personajes del mundo financiero y empresarial más ligado al BOE… El objetivo de toda esta gente era y es que los procesados independentistas ‘no se vayan de rositas’; que, después de haber osado mover y amenazar el sistema que aquellas castas controlan y explotan desde hace siglos, sufran un castigo ejemplar, severo y lo más humillante posible.

(…)

Naturalmente, si la voluntad de la burbuja ambiental que envuelve el juicio del Supremo era que los réprobos separatistas ‘no se fuesen de rositas’, verlos salir de la prisión para trabajar o hacer tareas sociales -por mucho que llevasen encarcelados dos años y medio- y, últimamente, observar como concedían entrevistas en directo, son recibidos triunfalmente en sus municipios o fundan nuevos partidos había de provocar la indignación de todos aquellos que, queriéndolos escarmentar, no los ven nada escarmentados.

Como no podía ser de otra manera, y después del clamor mediático sobre ‘el fraude de ley, los privilegios penitenciarios, la excarcelación encubierta, etc., la sala segunda del Supremo ha reaccionado a las demandas de su entorno natural (…) retornando los presos a un régimen cerrado estricto”.

(Joan B. Culla, Ara, 28/7/20)

Como se ve, el círculo se cierra, la mitológica serpiente uróboro, a la que me he referido en algunas ocasiones, acaba de morderse la cola; el estado profundo y ‘las castas acampadas en Madrid’ (Manuel Azaña) han vuelto a ganar, pero no han noqueado a nuestros líderes presos, y nosotros no podemos ni debemos fallarles; máxime ahora que retrocederán al grado 2 penitenciario y, con toda seguridad, no podrán beneficiarse, tampoco, de los beneficios del 100.2, ya que la reforma efectuada por el poder judicial faculta que la mera solicitud de la fiscalía ya sea suficiente para frenar cualquier beneficio penitenciario. Esa es la ‘INJUSTICIA’ española, modificar las reglas del juego, para cumplir su único objetivo: que nuestros presos ‘no se vayan de rositas’.

Debemos persistir y ACTUAR, manifestar activa y democráticamente nuestra disconformidad, ya que la pasividad es dar la razón al maligno uróboro y dar margen de maniobra al trilero Pedro Sánchez.

Amadeo Palliser Cifuentes

amadeopalliser@gmail.com