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El árbol genealógico en Descodificación Biológica

Escrito por Salomé Cejas

¿Qué me aporta el árbol genealógico o genograma?

El genograma nos permite acceder a todo un sistema de creencias, fechas, nombres, repeticiones, situaciones especiales vividas por algunos integrantes que pueden afectar a la persona que viene a vernos. Así, por ejemplo, podremos encontrar:

  • Que la persona que inicia la consulta ha recibido el nombre de algún familiar.  Hay que ver cuál ha sido el destino del ancestro, ya que con el nombre  se puede heredar el destino.  Muchas veces por llevar su nombre heredamos enfermedades, ruinas económicas, malas relaciones de pareja, imposibilidad  de tener hijos y otras situaciones que limitan a la persona a realizarse como desea. Así veremos que los varones primogénitos de la familia, a los que suele llamarse igual, mueren a temprana edad de la misma enfermedad, o que una mujer por llevar el nombre de su tía soltera no consigue tener pareja. Y así, todos los conflictos posibles se pueden repetir por llevar el nombre de un ancestro. En estos casos se aconseja realizar un ritual simbólico, a modo de ejercicio, para devolver el destino al  familiar del que hemos heredado su nombre.
  • Las relaciones que se ponen en evidencia a través del genograma nos permiten entender el esquema que está viviendo la persona, ya sea a  nivel de pareja, económicas, parentales, matriarcados o patriarcados, migraciones, accidentes, situaciones fuera de la ley, profesiones, esterilidad, muertes.
  • Las fechas de nacimiento, muertes, bodas, accidentes que se repiten o coinciden. Es sorprendente descubrir las relaciones numéricas, no sólo por ser dobles o yacientes de un familiar, sino por la repetición de circunstancias parecidas en las mismas épocas. Por ejemplo, la de boda de una pareja con el nacimiento o concepción de un nieto o bisnieto, las ruinas económicas que siempre suceden en la misma época para algunos familiares. Es importante aclarar que a veces estas coincidencias no son un indicio de algo relevante a tener en cuenta, pero si se aportan se pueden analizar.

Cada familia es un mundo

Si bien cada vez hay más herramientas online que nos permiten construir el árbol, es interesante  que la persona misma lo dibuje, ya que su parte no consciente nos brinda información a través de los trazos, líneas, espacios destinados a determinadas ramas familiares y la forma de disposición.

Animar a que la persona investigue sobre su sistema familiar puede resultar muy beneficioso, ya que en esta búsqueda se toma contacto, con información sobre hechos que pueden ser totalmente desconocidos a nivel consciente y que, al poner luz sobre ellos, algo sucede, se mueve, es como si se ordenaran las piezas de un puzzle. Y así se obtiene un mayor entendimiento de muchas circunstancias que hasta entonces parecían inexplicables. 

Por ejemplo: Buscando la fecha de nacimiento de un padre o madre, descubrimos que su verdadero padre no era aquel abuelo que conocíamos como tal, ya que figura otra persona en dicho documento; y así queda develada una historia de amor hasta entonces desconocida sobre la abuela.

Existen muchos más aportes que el árbol genealógico nos brinda y es apasionante investigar sobre ello, ya que llevamos en nuestras células la información de nuestros ancestros.

¿Qué pasa si no se tiene de ninguna manera acceso a la información de la familia o a una parte de la misma? Igual se puede trabajar. A través de protocolos, constelaciones familiares o movimientos sistémicos,  la persona puede contactar con la información relevante para la cuestión que está tratando, porque, como dije anteriormente, llevamos en  nuestro interior la información de nuestro sistema familiar.

Me gustaría finalizar el artículo con unas palabras de la directora del Instituto.

Reunir todo es aceptar atravesar las partes claras y oscuras de nuestra vida. Las alegrías y los dolores que nos construyen“.


Ángeles Wolder Helling

Y tú…¿Te animas a realizar tu árbol genealógico?

Libros recomendados:

  • “Ay mis ancestros”, de Anne Ancelin Schutzenberger.
  • “Vivir, sobrevivir: El genograma, un mapa familiar”, de Amparo La Moneda.