CIUDAD DE MÉXICO, 8 oct (Reuters) – El deseo del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de aplacar a Estados Unidos en una disputa por agua, le ha dado a la atribulada oposición política una bandera para unirse mientras intenta arrebatarle el control de la agenda nacional.
López Obrador, un nacionalista que ha fomentado lazos amistosos con su homólogo estadounidense, Donald Trump, dice que no quiere que México se convierta en tema de discusión en Estados Unidos antes de las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre.
El mandatario de 66 años acusa al estado fronterizo Chihuahua, controlado por la oposición, de poner en peligro un acuerdo entre Estados Unidos y México de 1944 y sostiene que el gobierno local ha tramado con los agricultores bloquear el acceso a una presa para retrasar el suministro de agua a su vecino del norte.
Pero el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, ha negado los señalamientos mientras cosecha beneficios políticos al enfrentarse al presidente. Argumenta que López Obrador quiere hacerle asumir el costo político de entregar el agua, una responsabilidad federal.
La disputa es una ventana a cómo los rivales del mandatario, conocido por su acrónimo AMLO, están usando los problemas locales para socavar su dominio de la escena pública, al igual que él hizo durante su largo camino hacia la presidencia, que asumió a fines de 2018.
“De provincia es donde van a surgir las resistencias al presidente. Y este es un foco que se está prendiendo en Chihuahua”, opinó Roy Campos, director de la encuestadora Consulta Mitofsky.
La disputa ha ampliado el perfil nacional de Corral y la semana pasada López Obrador dio el inusual paso de anunciar que lo evitaría en una visita de fin de semana a Chihuahua.
Frente a la presión de sus propios agricultores, el Departamento de Estado de Estados Unidos y el gobierno de Texas han presionado a México para que cumpla con el acuerdo, según el cual el país latinoamericano aún debe proporcionar más de 250 millones de metros cúbicos de agua para el 24 de octubre.
AMLO ha sugerido que lograrlo puede ser difícil de cumplir a menos que Chihuahua proporcione más agua. Corral lo niega, aduciendo que su estado ya está entregando más de lo que hizo en los últimos 16 años y que el Gobierno tiene otras opciones.
“No va a haber un conflicto entre México y Estados Unidos, por el pago del tratado”, dijo Corral en una entrevista con Reuters. “México va a poder cumplir en tiempo y forma”.
Unos 35 millones de metros cúbicos de agua vendrían de Chihuahua en los próximos días y el resto podría cubrirse con las represas internacionales de México, planteó Corral, miembro del opositor Partido Acción Nacional (PAN).
El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, aseguró el martes al Departamento de Estado que se respetará el acuerdo.
AMLO, por su parte, afirma que Corral ha entablado una pelea por el agua para sumar puntos políticos antes de las elecciones estatales de junio de 2021. Corral lo niega y otros nueve gobernadores de la oposición se manifestaron en apoyo a Chihuahua el mes pasado.
Chihuahua elegirá a un nuevo gobernador el próximo año y, si Corral puede ayudar al PAN a asegurar el estado para otro mandato en desafío a López Obrador, podría convertirse en candidato para competir por la presidencia en 2024, calculó Campos, de Mitofsky.
La popularidad de Corral estaba sufriendo el año pasado. Pero mientras peleaba en el rincón de los agricultores y criticaba a López Obrador por su respuesta a la pandemia del coronavirus, esta creció.
En agosto, su índice de aprobación fue del 45%, el doble de un año antes, según Mitofsky.
Irónicamente, López Obrador no es ajeno a intervenir en disputas por el agua. En marzo, organizó un referéndum para cancelar una millonaria planta cervecera de Constellation Brands en la ciudad fronteriza Mexicali con el argumento de que amenazaba el suministro local de agua.
REBELDES
Periodista de profesión, Corral tiene reputación de rebelde dentro del PAN e incluso ha sido comparado con López Obrador, quien se hizo famoso al organizar protestas contra el Gobierno en las décadas de 1990 y 2000.
El político de 54 años ha rechazado las andanadas del actual presidente con entusiasmo, diciendo que el gobernante no está acostumbrado a que los críticos lo hagan retroceder. Al mismo tiempo, argumenta que México se está deslizando hacia un gobierno unipersonal cada vez más autoritario.
Ambos hombres son críticos acérrimos de la corrupción política y Corral elogió al mandatario por subir el salario mínimo y adoptar políticas sociales para aliviar la desigualdad crónica.
Pero gran parte de la gestión del Gobierno se dedica a distraer la atención de la caída de la economía hacia la recesión el año pasado y del número de muertos por coronavirus en México, el cuarto más alto del mundo, indicó.
“Es un mago para que la gente se olvide la pandemia y se olvide de la economía”, opinó Corral, señalando la rifa impulsada por López Obrador del avión presidencial que heredó y su puja para que se celebre un referéndum en 2021 para enjuiciar a sus antecesores.
Corral, quien dejó abierta la posibilidad de luchar por la presidencia en 2024, no enfrentaría al actual mandatario: la ley actualmente restringe a los gobernantes a una sola gestión de seis años y el presidente ha dicho que no cambiará eso.
El gobernador dijo que creía en López Obrador, pero solo hasta cierto punto.
“Lo que sí creo es que él quiere seguir influyendo y tomando decisiones por muchos años más después de su período constitucional”, señaló.
Traducido por Diego Oré y Raúl Cortés