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El concepto de libertad de la presidenta de la comunidad de Madrid

En estos últimos días, la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (del PP), ha hecho las siguientes manifestaciones, para quejarse del estado de alarma implantado por Pedro Sánchez, en esta comunidad, debido a las altas tasas de presencia del coronavirus:

·       ‘Madrid no debe estar en alarma; si no es libre, no será Madrid’

·       ‘Madrid seguirá siendo un baluarte de libertad y de solidaridad’

·       ‘Los ciudadanos prefieren Madrid porque se vive en libertad’

·       ‘A los madrileños nadie les regala nada, porque trabajan de sol a sol’

·       ‘’Lamenta limitar la libertad de los madrileños, pero advierte que lo hace por prudencia’

En estas frases da a entender que sólo su comunidad es libre, las otras somos esclavos; los madrileños trabajan los demás hacemos el vago y nos lo regalan todo; ellos son solidarios, nosotros unos egoístas aprovechados; etc.; todos estos mensajes son criticables, obviamente, pues carecen de todo rigor objetivo. Pero en este escrito prefiero centrarme en el concepto de la libertad.

Ayuso, considera que la libertad es un derecho fundamental para los habitantes de la capital, mientras que, para otras ciudades de su comunidad, no le comportó ningún problema confinar a sus habitantes, claro, son ciudades pobladas por trabajadores de clase baja y de mucha inmigración, que no son sus votantes y, por lo tanto, son ‘ciudadanos de segunda’ para ella. Mientras que la ciudad de Madrid, según dijo, es España.

Pedro Sánchez, tarde, finalmente decretó el estado de alarma en la comunidad de Madrid, (si bien están autorizados los desplazamientos por trabajo, estudio, etc.); y confinar una ciudad o una localidad, por razones sanitarias, realmente es una pérdida de libertad, pero es en beneficio propio y un deber solidario, a pesar de que Ayuso tampoco entiende bien esta expresión.

Esta mañana, pensando en este escrito, hablando, separadamente, con dos compañeros de gimnasio, uno de Taiwán y otro de Cuba, y de forma ‘sibilina’, les he preguntado sobre sus respectivos países:

El primero, para mi sorpresa, ha comentado que prefería que la República China los absorbiese, pues están más adelantados económicamente y más avanzados tecnológicamente. Y al decirle que en China no tenían libertad ni democracia, me ha contestado, que es verdad, pero están mejorando.

El segundo me ha comentado que un país de agricultores, que carece de ajos y cebollas, no es libre, y que la mayoría quieren ser funcionarios o militares.

Es decir, ambos consideran que la economía es prioritaria, como la presidenta de Madrid. Devalúan la libertad.

Según el diccionario de la RAE, el término ‘libertad’ presenta diversas acepciones, entre las que destaco las siguientes:

·       Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.

·       Estado o condición de quien no es esclavo.

·       Estado de quien no está preso.

·       Falta de sujeción y subordinación.

·       En los sistemas democráticos, derecho de valor superior que asegura la libre determinación de las personas.

·       Condición de las personas no obligadas por su estado al cumplimiento de ciertos deberes.

·       Etc.

El filósofo barcelonés José Ferrater Mora (1912-1991), en su ‘Diccionario de Filosofía de bolsillo’ (Alianza Editorial, Madrid, 1983), compilado por Priscilla Cohn, su esposa, explica que hay tres nociones o modos básicos de entender el término libertad: una libertad natural, una social o política, y, finalmente, una personal.

Con relación al segundo modo, señala:

“Una libertad que puede llamarse ‘social’ o ‘política’. Esta libertad es concebida primariamente como autonomía o independencia. En una determinada comunidad humana, esta autonomía o independencia consiste en la posibilidad de regir sus propios destinos, sin interferencia de otras comunidades. En los individuos dentro de una comunidad, dicha autonomía o independencia consiste primariamente no en evadir la ley, sino en obrar de acuerdo con sus propias leyes, es decir, las leyes del propio Estado o Estado-Ciudad”.

Realmente, conseguir la libertad tiene un coste, y mantenerla, también. Y, debemos decidir, si no queremos morir, como el asno en la siguiente paradoja del teólogo escolástico francés, Jean Buridan (1292-1363), discípulo de Guillermo de Ockham, y defensor del libre albedrío, que expuso el siguiente argumento, reducido al absurdo:

“Asno de Buridán,  

Un asno a punto de morir de hambre y de sed, está situado justo en el centro, entre una pila de paja y un cubo de agua. El experimento afirma que el animal muere de hambre y de sed, porque es incapaz de escoger uno de los dos caminos (su instinto le lleva, al mismo tiempo, a los dos, que están a la misma distancia). Esta exposición quería expresar dos alternativas, igualmente válidas, y que no se puede escoger ninguna de ellas de forma racional, y que siempre se pierde un tiempo excesivo en la selección.

Escoger entre dos valores iguales, es difícil, ya que ni racional ni emocionalmente de puede optar; por lo que se tiende a la parálisis. Y que, a falta de una jerarquía de valores, el libre albedrío se decide por el azar”.

(fuente Wikipedia)

Esta paradoja del asno de Buridán tiene su antecedente, pues ‘un problema similar aparece en el tratado ‘Sobre el cielo’ de Aristóteles (384 a. C. – 322 a. C.), en un momento en el que su autor se preguntaba sobre cómo un hombre sediento y hambriento, situado a la misma distancia de una mesa llena de alimentos y otra llena de bebidas, se las arreglaría para escoger entre ambas ofertas… Y concluía que, necesariamente, se mantendría inmóvil.

(culturacientifica.com)

La libertad, obviamente se basa en la libertad de decisión, y esto, algunas veces puede paralizarnos, y, por eso la mayoría prefiere seguir en el relativo confort que le aporta su estatus quo, como señaló Erich Fromm (1900-1980) en su obra ‘Miedo a la libertad’ (1941):

‘El conformismo, es el comportamiento de la gente que incorpora inconscientemente las creencias, normativas y procesos de razonamiento de su sociedad y las experimenta como fuesen propias. Esto no les permite tener pensamientos libres, genuinos, lo que le genera ansiedad (…) Estar dominados por consejos de expertos y por la influencia de la publicidad, es otra forma de no ser libres’.

A muchos conformistas catalanes les da miedo a escoger, están paralizados entre la paja y el agua. Y según la presidenta de la comunidad de Madrid, los ciudadanos prefieren vivir en su ciudad, porque se vive en libertad. Así que, a los otros, a los catalanes, por ejemplo, no nos considera libres, y que ya estamos bien así. Por esto, en las próximas elecciones autonómicas debemos mostrarle, nuevamente, y con mayor contundencia, que no estamos conformes con nuestra autonomía intermitente y a expensas del gobierno de turno del ejecutivo de Madrid.

Sabemos que todo se valora cuando se pierde, y lo que no se tiene, no se valora en su justa medida. Por eso debemos convencer a los dubitativos que no deben tener miedo, que queremos una libertad que, como la sanidad y la educación, esté por encima de la economía.

Hoy estamos en 11 de octubre, esta noche de 1492, Juan Rodríguez Bermejo, ‘Rodrigo de Triana’, hijo de un morisco, un marinero de Cristóbal Colón (1451-1506), después de 36 días de travesía, gritó, desde la nave Pinta, ‘tierra a la vista’, para desgracia de los nativos de la isla Guanahani, del archipiélago de las Lucayas, Bahamas (rebautizada como San Salvador). Y al día siguiente, a esos nativos les vino encima el tsunami de la conquista de la denominada cristianización. Al día siguiente, los nativos vieron como su mundo se desmoronaba y, en ese momento, pudieron valorar la libertad perdida.

En España, por el contrario, mañana se celebrará con gran pompa y desfiles militares esa gran conquista; años atrás se llamaba a este día el ‘día de la raza’. Pero sobre este tema ya escribiré mañana.

Ahora me interesa recordar la importancia de tomar decisiones, no quedar paralizados por el análisis, ni morir como el citado asno. Debemos demostrar que somos libres y queremos serlo como país.

Amadeo Palliser Cifuentes

amadeopalliser@gmail.com