Ciudad de México, 12 de octubre de 2020. Al estudiar el tallo cerebral en materiales de autopsias de 186 residentes jóvenes de la Ciudad de México, la Doctora Lilian Calderón Garcidueñas, Investigadora de la Universidad del Valle de México y de la Universidad de Montana, informó que la puerta de entrada oral es un camino directo al tallo cerebral a través de los nervios vagos y las nanopartículas ricas en Titanio de los desechos electrónicos y de fuentes de combustión de diesel, gasolina, aceites, carbón, y otros, están llegando a la sustancia negra, una área crítica y dañada en la enfermedad de Parkinson.
De tal manera que el tracto gastrointestinal es una entrada clave de neurotóxicos particulados al tallo cerebral donde se encuentran marcadores de 3 enfermedades neurodegenerativas: Alzheimer, Parkinson y TDP-43, una proteína que se une al ARN ácido ribonucleico y cuya agregación está asociada a la esclerosis lateral amiotrófica (la enfermedad de Lou Gehrig) y a la demencia frontotemporal. La demencia frontotemporal, la demencia asociada a cuerpos de Lewy y la demencia vascular, son las formas más comunes de demencia después del Alzheimer, detalló la Dra. Calderón.
La Dra. Lilian Calderón recientemente publicó el artículo titulado Agregados de proteínas anormales cuádruples en patología del tronco encefálico y nanopartículas magnéticas ricas en metales exógenos y nanorods(nanobastones) con Titanio. La sustancia negra esta afectada tempranamente en los urbanitas jóvenes y el tracto gastrointestinal es un portal clave del tronco encefálico, en la revista de divulgación científica Enviromental Research.
En el artículo, la investigadora describe que identificaron que la patología de la sustancia negra observada en las mitocondrias, el retículo endoplásmico y la neuromelanina, se asocia con la presencia abundante de nanopartículas exógenas, ricas en Hierro, Aluminio y Titanio. Son precisamente los nanorods (nanobastones) de Titanium, los que corresponden exactamente a la morfología que vemos en la basura electrónica, la llamada E-waste (Tiwary CS et al., 2017).
Por su tamaño, las nanopartículas que miden 100nm o menos, son mucho más numerosas, altamente reactivas y capaces de atravesar todas las barreras y acceder a todos los órganos principales del cuerpo, indicó.
La Dra. Lilian Calderón agregó que las nanopartículas reactivas, citotóxicas y magnéticas pueden actuar como catalizadores para la formación de especies reactivas de oxígeno, señalización celular alterada y mal plegamiento de proteínas, además de agregación y formación de fibrillas que caracterizan las enfermedades neurodegenerativas más importantes.
La investigadora expuso que el daño neuronal y las neuropatologías, incluidas de Alzheimer, Parkinson y de la proteína TDP-43 podrían depender de las características de las nanopartículas, del acceso diferencial y finalmente del daño directo e indirecto a las células cerebrales que son irreversibles.
Calderón Garcidueñas señaló que la enfermedad de Parkinson esporádica tiene una etapa no motora que se caracteriza por deficiencias olfatorias, constipación, trastornos del sueño y las manifestaciones clínicas motoras son tardías, y al tiempo en que el paciente desarrolla temblores, ya no existe posibilidad de revertir el daño extenso a las células dopaminérgicas. En la enfermedad de Alzheimer, añadió, los individuos afectados desarrollan deficiencias cognitivas muy tempranamente y comprometen profundamente los potenciales objetivos académicos, sociales y económicos en sujetos jóvenes.
Agregó que los contaminantes del aire asociados con los impactos en la salud abarcan una amplia gama de componentes, incluidos los finos y ultrafinos, materia particulada (PM2.5 y PM0.1, respectivamente), que contienen nanopartículas de diesel, metales de transición, óxidos de nitrógeno, hidrocarburos aromáticos policíclicos, entre otros.
De acuerdo a los trabajos documentados por la Dra. Lilian Calderón desde hace más de 15 años, los residentes jóvenes de la zona metropolitana Ciudad de México, están expuestos de por vida a altos niveles de partículas finas en el aire (PM2.5) y ozono, por encima de los estándares de la USEPA (Enviromental Protection Agency en los Estados Unidos) y las guías de la Organización Mundial de la Salud; tienen altas concentraciones frontales de nanopartículas (NP) ricas en metales (especialmente hierro) que coinciden con las partículas de contaminación del aire formadas por procesos de combustión y fricción.
Dijo que una de las graves preocupaciones respecto a la exposición de los 25 millones de habitantes en la Zona Metropolitana de la CDMX, es que las nanopartículas ricas en metales de transición, tienen también propiedades magnéticas, así que además de causar daño relacionado con la formación de especies reactivas de oxígeno (ROS) y proteínas anormales, sus propiedades magnéticas en ambientes donde existen múltiples fuentes de campos electromagnéticos de baja frecuencia (transformadores eléctricos, microondas, teléfonos celulares, autos eléctricos, WiFi) pueden dar lugar al movimiento de las nanopartículas magnéticas a través de membranas celulares y producción de calor y causar estragos en el cerebro. Expresó que las exposiciones a campos electromagnéticos asociados a telecomunicaciones (EMFs) ciertamente son de gran preocupación en nuestras poblaciones jóvenes con sus cerebros en desarrollo (Panagopoulos,2019).
Por lo tanto, la investigadora advirtió que los lugares donde uno reside (cercanos a torres de alta tensión con transformadores eléctricos), los contaminantes del aire a los que está expuesto (cercanía a una avenida de alto tráfico), lo que inhala y traga del aire que respira (E-waste), lo que come(plásticos, Ti en los alimentos), cómo viaja (el metro tiene altas exposiciones a metales)y su historial profesional de larga duración, son factores clave.
Ante estas condiciones, la Dra. Lilian Calderón dijo que los niños y adultos jóvenes expuestos necesitan neuroprotección temprana y se deben implementar esfuerzos de prevención multidisciplinarios.
De suma importancia es el control de las fuentes de nanopartículas de combustión y fricción (tráfico, quema de biomasa e industria), y de NP de producción industrial (productos alimenticios, cosméticos, dentífricos, protectores solares, desinfectantes de superficies, pinturas, desechos electrónicos, etc.) se vuelve cada vez más importante y urgente, con el fin de disminuir los costos humanos y económicos de una epidemia neurodegenerativa global, dijo.