ESTOCOLMO, 12 oct (Reuters) – Los economistas estadounidenses Paul Milgrom y Robert Wilson ganaron el Premio Nobel de Economía 2020 por su trabajo en mejoras las subastas, que ha sido reconocido como beneficioso para compradores y vendedores de todo tipo de derechos como cuotas de pesca, franjas horarias de aterrizaje de aeronaves y derechos de emisión.
Entre las ideas de los dos economistas de la Universidad de Stanford hay una explicación de cómo los oferentes tratan de evitar la denominada “maldición del ganador”, que paga en exceso, y lo que sucede cuando comprenden mejor la apreciación del valor que tienen sus rivales.
“Las subastas están en todas partes y afectan nuestra vida diaria. Los galardonados de Ciencias Económicas de este año, Paul Milgrom y Robert Wilson, han mejorado la teoría de las subastas e inventado nuevos formatos de subastas, beneficiando a vendedores, compradores y contribuyentes de todo el mundo”, afirmó en Twitter el sitio web oficial del Premio Nobel.
Milgrom y Wilson idearon formatos para vender artículos interrelacionados simultáneamente. En 1994, las autoridades estadounidenses usaron uno de sus diseños de subasta para vender frecuencias de radio a los operadores de telecomunicaciones, una medida que desde entonces se ha copiado en otros países.
Wilson demostró que los postores racionales tienden a hacer ofertas por debajo de su mejor estimación de lo que él llamó el “valor común”, es decir, cuando se considera que el valor de un artículo es el mismo para todos, por temor a pagar demasiado.
Milgrom complementó la idea con teorías sobre “valores privados”, cuando el valor percibido de algo difiere de un postor a otro, y demostró que un formato de subasta le dará al vendedor mayores ingresos esperados cuando los compradores se enteran de los valores estimados de cada uno durante el proceso de licitación.
Wilson dijo a periodistas que acogió con satisfacción la noticia y reveló que su propia experiencia personal de participación en subastas era limitada.
“Me prometí a mí mismo nunca participar activamente en una subasta”, contó Wilson. “Mi esposa me dijo que compramos botas de nieve en eBay, así que supongo que esa fue una subasta”.
Milgrom le dijo a Reuters que Wilson, que vive al otro lado de su calle en Stanford, California, vino a tocar a su puerta antes del amanecer para contarle de su premio compartido, porque su teléfono estaba en modo silencioso para poder dormir.
Milgrom minimizó la maldición del ganador, diciendo que lo principal era ser consciente de ello.
Cuando se le pidió un ejemplo de un cliente que no entendía o no confiaba en el novedoso enfoque de subasta, dijo: “Bueno, si le echas un vistazo, por ejemplo, habíamos propuesto un diseño para la subasta de la banda C, la subasta del espectro radioeléctrico para su uso en 5G. Se lo propusimos a la Comisión Federal de Comunicaciones, y decidieron hacer algo más tradicional. Así que ese es un ejemplo”.
El premio de economía lo han ganado previamente figuras como Paul Krugman y Milton Friedman, y es el último de los seis de 2020, año en el que los Nobel se han visto eclipsados por la pandemia de COVID-19.
Se canceló la tradicional cena de gala de los ganadores de diciembre y otras celebraciones se realizarán de forma digital para evitar el riesgo de propagación de la enfermedad.
El premio de economía de 10 millones de coronas suecas (1,14 millones de dólares) no es uno de los cinco originales creados en el testamento de Alfred Nobel. Lo estableció el banco central de Suecia y se entregó por primera vez en 1969.
El Comité Noruego del Nobel tiene previsto realizar una ceremonia de premiación, en un formato reducido por la pandemia, en Oslo el 10 de diciembre, el aniversario de la muerte de Alfred Nobel.
Reporte de Simon Johnson. Editado en español por Janisse Huambachano