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Un año después de la sentencia contra el referéndum catalán.

Hoy, 14 de octubre, se cumple un año del dictamen de la sentencia contra los responsables políticos que posibilitaron el referéndum del 1 de Octubre del 2017.

La causa especial 20907/2017, acabó con la condena de penas de entre 9 y 13 años de prisión por sedición e inhabilitación; y pena de multa a otros tres acusados, por el delito de desobediencia.

Y ese mismo día, como reacción, se activó la iniciativa popular Tsunami Democràtic, consistente, ese día, en una marcha masiva hacia el aeropuerto de El Prat; una vez que el tribunal supremo publicó la citada sentencia. Otra de sus actividades más relevantes fue la liderada el 11 de noviembre de 2019, el día después de las elecciones generales españolas, convocando cortes en autopistas, siendo el más ‘sonado’ el corte de la frontera con Francia.

Es preciso señalar que si bien el Tsunami Democràtic está inactivo desde el 14 de enero del 2020, aún siguen las repercusiones represivas, ya que, por ejemplo, ayer, 13/10/20, Marta Rosique Saltor (diputada en el congreso, por ERC), en su twitter, comentó:

‘Me entero por la prensa que la Guardia Civil me está investigando por el corte de la Jonquera del @tsunami_dem. Soy la 70ª investigada en sus informes persecutores de las protestas postsentencia. La policía no tiene derecho a cuestionarnos el derecho de manifestación. Nadie nos parará.’

Como hemos visto, esa sentencia lo único que consiguió es extremar las posiciones, acentuando las diferencias entre los unionistas y los independentistas.

Y van pasando los días de prisión, ya llevan casi tres años (Jordi Cuixart y Jordi Sánchez, que fueron los primeros, entraron en prisión preventiva el 16 de octubre del 2017). Y es preciso señalar que ambos líderes sociales (de Òmnium Cultural y la de ANC, respectivamente), no tuvieron responsabilidades de gobierno. Como, tampoco, Carme Forcadell, la presidenta del Parlament de Catalunya. Pero eso no fue óbice para ser condenados igualmente.

Hemos visto que España no ha evolucionado y, cuando le conviene, actúa de forma irregular, amoral y con falta de toda ética, prescindiendo, en este caso, de los intereses de los catalanes que queríamos votar.

Y después se quejan diciendo que la ‘leyenda negra’ es un invento de los otros, para menospreciarles, como ya hicieron en el siglo XVI, que consideraron y siguen considerando que eran y son corrientes de opinión falseadas, con tintes de antiespañolismo; pero obviando, lógicamente, los aspectos más cruentos de la conquista de América, de los tercios de Flandes, las actuaciones de la inquisición, y la sanguinaria guerra incivil y su posterior represión. Represión que sigue aplicándose en la actualidad, contra todo lo que comporte cuestionarse su sacrosanta unidad de España. Por lo que no es una leyenda, es una realidad, pura y dura, como sabemos y sufrimos los independentistas catalanes.

Por lo que vemos que ese color negro sigue imperando en nuestro entorno, ya que:

·       las limitaciones debidas a la pandemia; que también están impregnadas por la confrontación política, como vemos por la lucha partidista en Madrid.

·       pero, circunscribiéndonos al tema político territorial, vemos que:

o   en el mundo independentista nos ha calado un grado de pesimismo, humanamente comprensible, pues

o   los poderes del estado siguen evitando la política para solventar el problema, pues lo siguen delegando todo a los poderes judicial, policial, mediático, etc.

‘El color negro es la percepción visual de máxima oscuridad; debido a la inexistencia de fotorrecepción, por falta total o casi total de la luz. (…) Etimológicamente, el término ‘negro’ deriva del latín nïger, nïgra, nïgrum (…) el lexema melan, melano o melena, deriva del griego, y está asociado con el color negro (…) Algunos ejemplos de esto son las palabras melancolía y melanina’

(…)

En las sociedades occidentales, el color negro tiene un simbolismo y connotaciones negativas. Existen varias razones para ello, pero la más ampliamente aceptada es que la noche a lo largo de la historia ha sido una experiencia humana negativa y peligrosa. (…) En las sociedades occidentales, el negro se asocia también con la pena y el luto. Así, muchos períodos de tiempo son etiquetados como ‘negros’ en referencia a acontecimientos nefastos o luctuosos. Ya los romanos marcaban a los días de celebración (fasti) con piedras blancas, y a los nefastos (nefasti) con negras.

Fechas de las cuales ‘negro’ simboliza eventos fatídicos y nefastos:

·       Julio negro, genocidio tamil por el gobierno de Sri Lanka.

·       Septiembre negro, nombre del conflicto civil acaecido en Jordania en 1970.

·       Primavera negra, la policía asesina a más de 100 personas en 2001 en la región bereber de Kabilia en Argelia.

·       Lunes negro, 19 de octubre de 1987, caída de la bolsa.

·       Jueves negro, 24 de octubre de 1929, se inicia la gran depresión con la caída de Wall Street.

·       Peste negra, epidemia devastadora que asoló Europa en el siglo XIV.

(…) también hay expresiones y simbolismos, como: ‘comedia negra’, ‘gato negro’, ‘lista negra’, ‘mercado negro’, ‘oveja negra’, ‘pensamiento negro’, ‘humor negro’, ‘caja negra’, ‘agujero negro’, etc.

(…) Sin embargo, en varios contextos y culturas, el negro puede simbolizar cuestiones positivas:

Entre las tribus Masai, el negro ser asocia con las nubes de lluvia, símbolo de la vida y prosperidad.

El rango máximo en distintas artes marciales es el cinturón negro.

Los cátaros usaban al negro como símbolo de perfección.

En las culturas de Extremo Oriente, el negro es el color del norte, del invierno y del elemento agua

(fuente: Wikipedia)

Como vemos, el simbolismo y las connotaciones del color negro está condicionado por cada una de las culturas (por ej., en el antiguo Egipto era símbolo de crecimiento y fertilidad; la cultura japonesa lo vinculan con la feminidad; en la China imperial, el negro era considerado el rey de los colores, y por eso, se consideraba hermoso teñirse los dientes de dicho color; etc.); y, aquí, en occidente, comporta, asimismo, una connotación racista, que no hay que pasar por alto.

Pero volviendo al tema que nos ocupa, estoy convencido que España está, de nuevo, en pleno período negro, ahora contra el independentismo catalán, con diferentes muestras:

·       la detención de nuestros políticos y líderes sociales, su juicio y sentencia,

·       la continua persecución judicial y policial de casi 3000 independentistas por su activismo relevante,

·       el continuo desprestigio por parte de los medios de comunicación,

·       el decremento de la actividad económica y financiera, con el aval de los presupuestos generales y de las empresas del Ibex-35,

·       las críticas o menosprecio de muchos entornos, entre ellos el eclesiástico, como hemos venido viendo con la iglesia católica, representada por el presidente de la conferencia episcopal española, y, concretamente, por el cardenal Omella,

·       etc.  

Y respecto al colectivo independentista, vemos que en gran medida estamos afectados, y, como hemos visto, dado que etimológicamente, el negro tiene relación con la melancolía, es comprensible que nuestro estado de ánimo sea grisáceo o negro, según las circunstancias y el momento, pues estamos atravesando una larga racha de días nefastos (nefasti), si bien, de tanto en tanto, tenemos algún chute de adrenalina, gracias a la justicia europea, pero estos días ‘fasti’, son tan escasos….

Obviamente, el carácter es personal, y no es preciso realizar ningún tipo de análisis psicológico, ni el ‘test de los colores’ de Max Lüscher (ya que hemos venido hablando de los colores); para constatar el estado depresivo exógeno que tenemos, más o menos transversal y temporal. Más adecuado ese término que el citado melancólico (gr. melas, negro; kholos, bilis), pues este término expresa ‘en el lenguaje corriente, tristeza pronunciada, persistente y de causa imprecisa’ (Diccionario de psicología, de Friedrich Dorsch), pues en nuestro caso es bien precisa, y debida a una causa externa: el negro estado español.

Dada esta situación, debemos ser conscientes de dónde estamos, quiénes somos, lo que queremos con seguir, y los que tenemos en contra. No podemos relativizar la situación, pues nuestros políticos están en prisión o exiliados, y eso no podemos minimizarlo. Pero tenemos que sacar fuerzas y concienciarnos que de nuestro pesimismo no sacaremos nada. Nuestro pesimismo y depresión son su victoria.

Y no podemos dejarnos engañar con falsas promesas de diálogos descafeinados, pues si la Kaaba de La Meca es una piedra negra, ‘se piensa que era blanca en su origen, pero fue teñida por el pecado de los hombres’, la culpa es uno de los grandes engaños de nuestra cultura. Y si Pedro Sánchez simboliza y representa la negrura del estado español, lo es, y punto. No hay que dejarnos convencer que es gris.

Nosotros debemos seguir actuando, cada uno en la medida de sus posibilidades, ya que, frente al negro, nosotros tenemos el color amarillo, que, según Johann Wolfgang Goethe, este color está asociado con las siguientes características: Bueno, entendimiento, luminosidad, alegría, optimismo, etc.

Y es preciso recordar que el amarillo no se puede obtener por mezclas; y sirve para generar otros muchos colores. Mientras que el negro, como hemos visto, es la falta de luz.

El amarillo es el día, y el negro es la noche, las tinieblas. Así que debemos huir de esa negrura del estado español, para evitar futuras actuaciones negras contra nuestro país.

Y hasta que no acabe la represión, seguiremos con el color amarillo, obviamente, para recordar a los inquisidores su nefasta actuación. Y eso ya les molesta y esa molestia, es un pequeño triunfo nuestro; como lo son las pequeñas manifestaciones y concentraciones que vamos haciendo, que a algunos pone a mil y sacan toda su rabia contra nosotros.

Pero limitarnos a eso, es seguir con pequeñas muestras simbólicas, que no aportan gran cosa; deberíamos ser capaces de pensar y diseñar actividades de confrontación democráticas e inteligentes, como dijo Puigdemont. Y para esto necesitamos que los partidos independentistas olviden su rivalidad con vistas a las futuras elecciones. En la base somos muchos los que estamos dispuestos a esa confrontación democrática inteligente, pero nos faltan ideas, y este es otro de nuestros grandes problemas.

Y si hoy hace un año de la sentencia (y tres del encarcelamiento), no podemos seguir así para, dentro de un año, seguir lamentándonos por el segundo aniversario.  

Amadeo Palliser Cifuentes

amadeopalliser@gmail.com