Lluís Llach en su álbum ‘El meu amic el mar’ (mi amigo el mar), publicado en 1978, incluyó la siguiente canción, como canción de cierre del álbum:
“Companys, no és això. (Compañeros, no es esto)
No era eso compañeros, no era eso
por lo que murieron tantas flores,
por lo que lloramos tantos anhelos.
Quizá hay que ser valientes de nuevo
y decir no, amigos míos, no es eso.
No es esto compañeros, no es eso,
ni palabras de paz con garrotes,
ni el comercio que se hace con nuestros derechos,
derechos que son, que no hacen ni deshacen
nuevos barrotes bajo forma de leyes.
No es esto, compañeros, no es eso;
Nos dirán ahora que hay que esperar.
Y esperamos, seguro que esperamos.
Es la espera de los que no nos detendremos
Hasta que no haya que decir: no es eso’.
(traducción: m.letras.com)
Llach concluyó ese álbum, editado tres años después de la muerte del dictador, al ver que muchos de los compañeros de lucha democrática, muchos de los ideales soñados, fuesen traicionados por compañeros de viaje que, se bajaron los pantalones y aceptaron una constitución (la nueva biblia) aprobada a punta de fusil, permitiendo que numerosos crímenes de estado quedaran impunes. Y, obviamente, esta canción hizo que muchos excompañeros le hicieran el vacío. Y más triste todavía, es que esta canción sigue teniendo una tremenda actualidad.
(fuente: lluisllach.blogspot.com)
Y eso que denunciaba Llach, como él dice, sigue siendo válido hoy día, como vemos por la persecución del movimiento independentista catalán.
El periodista Carlos Enrique Bayo, importante periodista político, hijo de la abogada y periodista feminista Lidia Falcón O’Neill, ha publicado en su twitter, una serie de piuladas, que son muy ilustrativas:
El examen judicial de los hechos probados el 1 de octubre demuestra que las acusaciones de los altos mandos de la Guardia Civil eran falsas, pero como Marchena rechazó todos los testigos y las pruebas de que la instrucción fue sesgada, el Supremo condenó en falso.
Entre otros muchos otros, Marchena dictó improcedente mi testimonio, pese a tener el audio en el que el teniente coronel Baena me reconocía en persona que él era Tácito en redes. Luego permitió, a sabiendas, en el juicio que lo negara como testigo, cometiendo delito de falso testimonio.
Aunque lo más grave no fue que el coronel Pérez de los Cobos y el teniente coronel Baena mintieran en sus declaraciones como testigos ante la Sala Segunda del Supremo, sino que el presidente del tribunal juzgador lo sabía. Marchena cometió omisión del deber de perseguir delitos.
El resultado es que los dos más altos tribunales penales (las salas segundas del Supremo y de la Audiencia Nacional) han dictado sentencias contrarias sobre los mismos hechos ocurridos el 1-O. Si esto no prueba la politización de la Justicia española, que venga el TJUE y lo vea.
Y lo de que Marchena vetó todos los testigos y pruebas sobre la falta de imparcialidad de la instrucción de la Policía Judicial que dirigió el teniente coronel Baena, a las órdenes de Pérez de los Cobos, no lo digo por decir, presenté las pruebas en el Supremo.
Pero lo del voto particular de la presidenta de la Sala de lo Penal, Concepción Espejel, es de traca: emplea 365 folios más que toda la sentencia en argumentar la supuesta ‘pasividad’ de los Mossos sin más prueba que la ‘percepción personal’ del coronel Pérez de los Cobos. Penoso.
El empecinamiento de Espejel por condenar a la cúpula de los Mossos ya sería sospechoso sólo con el examen riguroso de los hechos probados establecidos en la sentencia absolutoria de Trapero y los demás acusados. Pero a la luz de su historial de amiguismo con el PP, es flagrante.
Espejel -la ‘querida Concha’ de Cospedal, ex secretaria general del PP y vinculada a la mafia policial de Villarejo según los propios audios del comisario preso- fue nombrada presidenta de la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia para controlar los casos del PP.
Pero Espejel fue recusada, ante su evidente parcialidad en los procedimientos relacionados con la corrupción del PP, y apartada de las causas por sus propios compañeros magistrados del Supremo y entonces el CGPJ controlado por el PP la ascendió a presidenta de la Sala de lo Penal.
De esta forma, Espejel se convirtió en la superior jerárquica de los magistrados que la habían apartado por manifiesta parcialidad en favor del PP, y a continuación nombró a otra gran amiga de ese partido, Mª José Rodríguez Duplá, como presidenta de la Sección Segunda de esa Sala.
Además, como nueva Presidenta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Espejel modificó las normas de asignación de ponencias y de composición de los tribunales de la Sala y forzó la modificación de tribunales ya constituidos en procesos vinculados a la corrupción del PP.
De esta forma, Espejel hizo que Duplá presidiese los tribunales de los casos de corrupción del PP, nombrando a otros magistrados afines a ese partido como miembros de los mismos y logrando, con ello, que la proporción fuese, al menos, de 2 a 1 en jueces afines al Partido Popular.
Por todo ello, y muchas cosas más, la Asociación Atenes de Juristas por los Derechos Civiles ha presentado denuncias por prevaricación continuada contra todos los miembros del CGPJ. Justo éste que ha nombrado, en funciones y discrecionalmente, a 50 magistrados en puestos de poder.
Ésa es la ‘independencia’ de la Justicia española que el PP bloquea negándose a renovar el CGPJ: décadas de ascensos, nombramientos y asignaciones de magistrados decididos por los jueces que sirvieron a la dictadura, después por sus sucesores, nos han legado una Justicia ultra.
Ahora, Pablo Casado tiene la desvergüenza de proponer una reforma del sistema de votación interna del CGPJ que volvería a la mayoría de 3/5 que el PP de Rajoy cambió en 2013 para asegurarse que su mayoría absoluta dominaría todos los nombramientos del Poder Judicial, con Lesmes.
Y Pablo Casado habla otra vez de que sean los jueces quienes elijan a los vocales de CGPJ (como prometieron pero no hicieron Soraya y Gallardón), porque en estos 10 años el PP ha blindado una abrumadora mayoría de magistrados afines en la Judicatura. Y lo llama ‘Independencia’.
Finalmente, muy poco se habla de que el CGPJ es el órgano de gobierno de uno de los poderes del Estado y, por imperativo constitucional, su autoridad tiene que emanar del pueblo (de sus representantes electos) y no de un grupo corporativo como el de los jueces y magistrados. ¿No?
Pues según la derecha, no. La Judicatura no debe ser un reflejo de la sociedad en la que administra Justicia, sino una casta elitista y endogámica, prácticamente impune en sus acciones, con las que se puede condenar a inocentes o condonar a culpables. ¿Quién vigila a los jueces?
Un jurista de otro país europeo me sorprendió hace tiempo, hablando sobre la <justicia española, con la pregunta: ¿Cuántos jueces han sido condenados a prisión en España? Al responderle que sólo un par, meneó la cabeza en desaprobación y dijo: ‘Pues no es democrática del todo’”
(@tableroglobal, Carlos Enrique Bayo)
Asimismo, es importante reproducir algunas notas biográficas sobre Ramón Sáez, el juez ponente en el tribunal que ha juzgado a la cúpula policial catalana:
“Ramón Sáez, el juez que no podía acceder al Tribunal Supremo:
La sentencia que ha redactado (96 páginas) ha sido alabada por múltiples profesionales del ámbito judicial, por su claridad, contundencia y argumentos comentarios.
‘’El estilo ha de ser sencillo y cuidado desde el punto de vista gramatical y sintáctico, y también elegante. Es preciso buscar la brevedad mediante la síntesis, sin comprometer el deber de motivar cada una de las decisiones’, defendió en diciembre pasado, en su comparecencia delante del CGPJ como candidato a una plaza de la sala segunda del Tribunal Supremo. Propuso que las resoluciones tengan una estructura homologada y conocida por los destinatarios. En definitiva, que todos puedan caminar sin perderse’.
Más allá de este detalle, destacó sus publicaciones académicas sobre la mediación -no la de la actuación de los Mossos el 1-O, si no en el derecho penal- (…) también apostó por absolver a los acusados del sitio al Parlament del 2011.
Primer clasificado en unas oposiciones que el CGPJ organizó aquel año, Sáez intentó hacerse valer durante la comparecencia y se preguntó: ¿Cuál es el problema? Seguidamente, lo anticipaba el mismo: ‘Cada vez que el CGPJ nombra de manera discrecional, emite un mensaje, y debería de poner en valor el trabajo bien hecho, pero también el pluralismo’.
Ex vocal del CGPJ propuesto por Izquierda Unida, Sáez no consiguió ninguna de las tres plazas que recientemente nombró el órgano de gobierno de los jueces. En beneficio del pacto con los conservadores, la mayoría del sector progresista -excepto dos vocales- ni tan sólo le llegó a proponer”.
(O.T. Serra, Ara, 22 oct. 2020)
Pues bien, ante esta situación, que todos conocemos, la respuesta mayoritaria del movimiento independentista, lógicamente, en primera instancia, todos, desde Carles Puigdemont, se alegraron por la absolución y celebraron la liberación que eso comportaba a las respectivas familias. Y las críticas al sistema judicial fueron más o menos tibias. Incluso a la pregunta de si rehabilitarían a Trapero como jefe de la policía catalana, el conseller de interior ha sido repetidamente ambiguo.
Únicamente, Pere Soler, exdirector general de los Mossos d’Esquadra, uno de los cuatro absueltos (junto el mayor Trapero, la intendente Laplana y César Puig, en una entrevista, contestó:
Pregunta: ‘¿Ha pasado algún momento difícil?
Respuesta: Me enfadé mucho con el plan de Trapero para detener el Govern. No se lo había mandado nadie y eran sus mandos orgánicos. Todo el cuerpo de comisarios sabía que el Govern estuvo a punto de convocar elecciones y que, si no, se acataba el 155. Me dolió por el Govern de la Generalitat’.
(Ara, 22 octubre 2020)
Estoy totalmente de acuerdo con Pere Soler, pues me parece que Trapero se pasó tres pueblos y, para mi, eso es imperdonable. Pero eso no obsta para reconocer que debería ser rehabilitado en su puesto de máximo responsable de la policía catalana, ya que, en caso contrario sería hacer bueno su cese por Rajoy; y después de la sentencia absolutoria, no hay duda de que, en este caso concreto, debe volverse al minuto cero.
Lógicamente, la decisión última ha de ser de Trapero, pero, ostentar el cargo de mayor (eso es vitalicio, mientras siga en activo), y teniendo en cuenta que es el único que tiene ese máximo cargo, sería extraño que no asumiera la máxima responsabilidad, pues es joven (55 años).
Pero hemos aprendido que este cuerpo policial, nunca apoyará un cambio legal, pues esta posición adoptada, comportará un veto a cualquier cambio de legalidad, pues únicamente concibe una legalidad. Y así nunca se podrá pasar de una legalidad a otra.
De todos modos, del comentario de Pere Soler, se desprende que esa postura no es mayoritaria dentro del cuerpo policial; pero al ser un organismo jerárquico, como no puede ser de otra manera, la situación la tenemos cruda.
Lo único que podemos hacer los independentistas, es aceptar a Trapero como un profesional, pero no beatificarlo. Alegrarnos por su absolución, tanto por las implicaciones a nivel personal, como corporativo, y punto.
Y lo que deberíamos tener presente, es que Pedro Sánchez apoyó la aplicación del 155 de Rajoy, y estaba a favor de destituirlo de su cargo. Y ahora, refugiarse en el respeto a las sentencias, no le salva la cara, debería pedir perdón de forma clara y diáfana. Y sin ese requisito, los partidos independentistas no deberían pactar ni apoyar los presupuestos generales del estado. Los principios deben estar por encima de todo. La financiación es de obligado cumplimiento por ley, nunca nos darán más, al contrario, siempre nos reducen y limitan las aportaciones.
Pero, pactar o apoyar a Pedro Sánchez, asistir a las reuniones sectoriales, etc., es blanquear al PSOE, cuando no tiene perdón.
Y ese tipo de blanqueamientos lo hemos visto con el tratamiento de la moción de censura promovida por VOX, de extrema derecha. Independientemente de los discursos críticos de los diferentes partidos, seguir el juego parlamentario de un partido racista y con ideales falangistas. El único parlamentario que ha estado a la altura, ha sido Aitor Esteban, del PNV (partido nacionalista vasco), pues ha subido al estrado, y en 59’ ha renunciado a seguir el juego de VOX, y ha regalado a la presidenta del congreso, los 29’ restantes, para lo que precisase. Por el contrario, Pablo Iglesias, elogiando a Casado del PP, ha mostrado una impostura, para ‘facilitar’ la renovación de la cúpula del CGPJ. Una vez más se ha demostrado que la ética y la moral, no abundan, salvo contadísimas excepciones.
Y ese perdón también deberían pedirlo todos los medios de comunicación unionistas, pero ya vemos que éstos, únicamente se limitan a señalar que Trapero se ha salvado por 2 a 1; incluso el exdelegado del gobierno, E. Millo, en una entrevista a un medio unionista, incluso se ha atrevido ha hacer lecturas tergiversadas y tendenciosas de la sentencia, diciendo que Trapero había pactado con Dios y con el Diablo, para cubrirse las espaldas; pero ya le conocemos, al inventor del arma de destrucción masiva (el jabón Fairy) no se le puede esperar ni pizca de humanidad, ni de ética, ni de moral, ni de profesionalidad.
Para finalizar, sólo me falta añadir que esta mañana, oyendo a Rafael Nadal (el periodista, no el tenista; no tienen nada que ver, y nada es nada, ni familiar ni políticamente), en una tertulia de RAC1, ha comentado que la sentencia de la cúpula policial ha sido de 2 magistrados a favor y 1 en contra (la presidenta Espejel). Así que ha ido del canto de un duro que la decisión hubiera caído de la otra cara. Y entonces estaríamos lamiéndonos las heridas.
Ya he comentado que la presidenta, Concepción Espejel, había maniobrado de mil maneras posibles para decantar al juez Francisco Javier Vieira Morante, también conservador; pues al ponente Ramón Sáez, como ya he explicado, sabía que no le convencería.
Pero a Vieira, que inicialmente sólo veía el delito de desobediencia, los defectos y deficiencias técnicas de la fiscalía y de la acusación, le pesaron hasta el punto de apoyar al ponente Sáez; pues, como señala Ernesto Ekaizer:
‘si bien Vieira es un magistrado conservador, ha visto que no se puede condenar sin pruebas o con unos indicios enganchados con cola por el teniente coronel de la Guardia Civil Daniel Baena y un testigo de nula credibilidad como el coronel de la Guardia Civil, Diego Pérez de los Cobos (…) que asumió el juez instructor del Supremo, Pablo Llarena’.
Pero sí, como ha dicho Nadal, nos ha ido por los pelos; pues si no hubieran sido tan prepotentes y burdos, y hubieran ‘elaborado, cocinado y manipulado’ mejor la acusación, el resultado hubiera sido diametralmente contrario a la cúpula policial catalana y contra el independentismo en general.
Pero, en este caso, nos guste más o menos, siempre es agradable tener noticias positivas.
Es triste que los hechos objetivos apenas tengan relevancia para muchos, para Espejel, en absoluto, y para Vieira, poco, poco; que todo dependa de las artimañas de la fiscalía y de la acusación, de su armazón estratégico es lamentable y muestra del poder judicial que tenemos.
Y ante esta situación, no tenemos nada que esperar, pactar ni apoyar, si no hay amnistía total para todos. Y esto sabemos que no lo harán, esperarán mucho tiempo para hacer algún maquillaje en el código penal para suavizar el delito de sedición, no lo anularán completamente; el indulto lo podríamos ver dentro de unos años, cuando Pedro Sánchez necesite el voto de los partidos independentistas. Y de la amnistía, nada de nada; los partidos unionistas sólo saben amnistiarse mutuamente sus corruptos.
Por todo esto, nosotros no debemos contentarnos con la sentencia de la cúpula policial, pues tenemos muchas en contra, como, esta misma semana la de la mesa del parlament. Y ante una injusticia que no tiene pudor en castigar de diferente modo, dependiendo del tribunal incompetente, lo que debemos hacer es crisparnos más y movilizarnos.
Pero, por ejemplo, en el corte de la avenida Meridiana, diariamente vemos que somos una minoría, de cada vez menor; y es verdad que la pandemia lo frena todo, pues hemos de ser muy prudentes. Pero no debemos ‘normalizar’ lo que es sangrante: la prisión, el exilio, la pérdida del patrimonio familiar. Es un dilema difícil, pero si no hacemos nada, personalmente muchos nos sentiremos mal. Estamos muy desorientados, pero no hacer nada, muchos consideramos que es peor, no queremos ‘las palabras de paz con garrotes’ que menciona Llach.
Y como muy bien dijo Lluís Llach, no podemos pactar ni volver a comulgar con ruedas de molino, y no podemos aceptar promesas, ya que de éstas tenemos una colección entera, y repetidas, por eso siempre deberíamos tener presente el mensaje de su canción, que me parece preciso copiar de nuevo:
No era eso compañeros, no era eso
por lo que murieron tantas flores,
por lo que lloramos tantos anhelos.
Quizá hay que ser valientes de nuevo
y decir no, amigos míos, no es eso.
No es esto compañeros, no es eso,
ni palabras de paz con garrotes,
ni el comercio que se hace con nuestros derechos,
derechos que son, que no hacen ni deshacen
nuevos barrotes bajo forma de leyes.
No es esto, compañeros, no es eso;
Nos dirán ahora que hay que esperar.
Y esperamos, seguro que esperamos.
Es la espera de los que no nos detendremos
Hasta que no haya que decir: no es eso’.
Amadeo Palliser Cifuentes.