En mi escrito de ayer, comentando mi decepción con muchos de los políticos, especialmente con Pedro Sánchez, por su ineficaz gestión de la pandemia, por no haber sido capaz o no haber querido sustraerse de los intereses partidistas.
Y si en la primera ola intentó gestionarla con el mando único que, evidentemente, comporta un riesgo, ya que los fracasos deben ser asumidos de forma exclusiva. Ahora parece que se ha inclinado por delegar la responsabilidad de la gestión de la alarma, a los diferentes responsables autonómicos.
Pero mi crítica se centró, básicamente, en la política de pasar la responsabilidad a los ciudadanos, que tenemos mucha, es cierto; pero la gestión de las principales medidas depende de los gobiernos.
Y si ayer señalé que es fundamental conocer medidas concretas, en lugar de eslóganes vacíos, ya que necesitamos saber la dotación de rastreadores, la disponibilidad de pruebas PCR, etc.; y lo que no necesitamos ni aceptamos, son mensajes de ‘todos unidos’, ‘moral de victoria’, etc.
Los ciudadanos somos adultos y maduros, y, por lo que parece, mucho más que muchos de los políticos, como el mencionado Pedro Sánchez.
Además de los 72.000 millones de ayudas a fondo perdido, que llegarán de la UE, el gobierno central debería aplicar una potente política presupuestaria expansiva, pero:
“El Estado se limita el gasto, aún pagando menos intereses que nunca por la deuda.
Los grandes países europeos gastan más en estímulos.
Nunca en la historia había resultado más barato al estado español. Y, a pesar de esto y que está en medio de la peor recesión desde la guerra civil, el gobierno español es el que menos gasta de las grandes economías de la zona euro.
Los datos hablan por sí solos: en 2012, en plena crisis de deuda soberana, España pagaba un 6,8% de interés por su bono a diez años. Fue aquel año, el país hubo de ser rescatado. Actualmente, paga un 0,28%.
A pesar de la facilidad para endeudarse, y a pesar de la crudeza de la crisis sanitaria -es el estado de la UE proporcionalmente, con más exceso de mortalidad- y económica – las previsiones apuntan a una caída de la economía superior al 11% el 2020 -, el gobierno español ha sido uno de los más tímidos de Europa en el momento de hacer servir la deuda para frenar el impacto de la pandemia del covid-19. El ejecutivo ha destinado el equivalente a un 3,5% del PIB a medidas fiscales de estímulo económico. En Alemania, esta cifra es del 8,3%, más del doble. En Francia es del 5,2%, y en Italia, del 4,9%.
Así, ¿porqué España gasta tan poco, si endeudarse también le cuesta muy poco?
(…)
Puede sorprender por qué el gobierno español no aprovecha las buenas condiciones de los mercados de deuda que le está dando el BCE, sobretodo, si tenemos en cuenta que, a diferencia del 2012, el consenso actual es que los gobiernos han de frenar la crisis con incrementos de gasto para dar soporte a las familias y a las empresas.
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El gobierno español tiene miedo por dos razones: tiene unos niveles de deuda muy elevados (supera el 100% del PIB) y el gobierno aún recuerda los problemas de los mercados de deuda y la intervención europea de las cuentas durante la crisis de los aós 2009-2013.
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Albert Carreras, catedrático de economía de la UPF añade que, en el gobierno, la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, ‘personifica’ este miedo, compartido por muchos funcionarios. ‘Entiendo, a Calviño, pero tampoco parece que ella entienda en qué situación nos encontramos’.
En este sentido, Xavier Freixas, catedrático de economía financiera de la misma UPF, comenta que ‘el gobierno español no puede apostar tanto’ por un gasto fuerte, porque si el déficit y la deuda se disparan, ‘todos se le tirarán encima. Es una fragilidad del sistema democrático’. En relación con la crisis financiera de hace una década, cuando se disparo la deuda se aceptó, pero ahora al Estado le cuesta. ‘Parece que, si el déficit viene impuesto por los bancos, es lo que toca’, recuerda Freixas para explicar por qué el estado no tuvo tantos miramientos para gastar cuando rescató entidades financieras hace unos diez años”.
(Leandre Ibar Penaba, Ara, 26 oct. 2020)
La lectura de este artículo demuestra la penosa visión que tiene Pedro Sánchez, que prefiere no potenciar los estímulos para ayudar a las familias y a las empresas, por el recuerdo de los controles que en la década anterior aplicaron en la UE, y que, ahora, con la pandemia, no ejercerían ya que potencian los estímulos. Es decir que, por un miedo infundado, sacrifica a las familias y empresas. Y, aunque fuera un miedo cierto, y vinieran los controladores y supervisores, eso no tendría que frenar los estímulos necesarios, siempre que se apliquen bien, obviamente.
También es triste y penoso, que, como señalan ambos catedráticos, endeudarse para salvar bancos, lo vena correcto y necesario, pero salvar a las familias y empresas, para Calviño y para el gobierno más progresista de nuestra historia, como se autoconsideran, parece que no es justificable.
Es evidente que el problema endémico que tiene el estado español es la corrupción directa o indirecta (por efectuar determinados gastos), y el complejo de superioridad de la hidalguía española, que desprecian la intervención de los controladores europeos, pues, evidentemente, les sacarían los colores, ya que aquí el gobierno español dilapida los millones en gasto superfluo, pues este año el gasto militar español volverá a superar los 20.000 millones de euros.
‘Un informe del Centro Delàs de Estudios por la Paz, advierte sobre las partidas destinadas a Defensa ‘a pesar de la falta de recursos para hacer frente a la crisis actual’. Destaca que en el actual contexto ‘continúa el desatino armamentístico’.
Sigue lloviendo dinero sobre los tanques y los uniformes militares. Según denuncia el citado informe, que esa cifra astronómica de 20.000 millones de €, ‘destinados a la economía productiva, generarían mucho más bienestar a la población (…) y es un despropósito, sobre todo considerando la enorme crisis que acarreará la pandemia del Covid-19 que acrecentará el endeudamiento y el déficit público de forma inevitable (…) Seguro que el lobby militar jugó sus cartas e influencias’.
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Tras advertir sobre la ‘opacidad’ que existe en torno a las operaciones en el extranjero, afirma que la ‘ocultación del coste real de las misiones en el exterior obedece a una operación persistente y deliberada para que no se conozca el gasto real del presupuesto de Defensa’.
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El informe señala, asimismo, el coste de 505 millones de € para militares en la reserva, que se ‘trata de un privilegio otorgado a los militares y del que están exentos el resto de los funcionarios públicos, lo cual les permite continuar su vida laboral en otros ámbitos y tener un sustanciosos segundo emolumento’.
(Danilo Albin, Público, 16.6.20)
Y este año, a los 2100 millones para comprar blindados a la empresa de Santa Bárbara Sistemas, están estudiando la actualización de la flota de los mirage (por lo visto, tras el ridículo de no saber / poder lucir la bandera española en el desfile del 12 de octubre, ya que los colores les salieron desteñidos y mal dispuestos), ahora cambiarán los aviones. (supongo que el año pasado, al chocarse, en ese mismo desfile, un paracaidista con una farola, los militares debieron decidir cambiar los helicópteros, ufff). Y, según informaciones radiofónicas, también piensan actualizar la flota de coches de los ministros, pues los actuales siguen oliendo al PP.
En un estado que, como vimos hace unas semanas con el caso de la policía patriótica, la guardia civil es un estado dentro del estado, que inventa y decide conclusiones que los jueces obedecen de forma acrítica. Vemos, además, que el lobby militar impone sus criterios, como se ve por las puertas giratorias entre ministros y las empresas armamentistas, sólo hace falta recordar a Pedro Morenés y Álvarez de Eulate.
Pues, en un estado como este que sufrimos, y con el gobierno que sea, pues vemos que tanto el PP como el PSOE o el actual del PSOE en coalición don Podemos, las cosas de fondo no cambian ni cambiarán nunca.
Los jefes de gobierno al uso y desuso que tenemos y hemos tenido en estos cuarenta años, no han estado a la altura de las necesidades, no han sabido, o no han podido, o no han querido modernizar el estado; y ya les ha ido bien seguir con el estatus quo, así tiene garantizado su presente y su futuro.
Y estos políticos son los que gestionan la pandemia, pero, claro, limitando los gastos necesarios, y eso sí, cargando la responsabilidad en la ciudadanía, con medidas que rozan el ridículo. Así que, con este presente tan opaco, el futuro que noes espera es negro, negro.
Y otro de los ejemplos de la ineptitud de Pedro Sánchez, fue la demostración de la nula empatía, pues establecer el estado de alarma por seis meses, para evitarse la negociación de las prórrogas quincenales, así, sólo planteará la primera, y la negociará el ministro de sanidad. Pedro Sánchez ya se quemó con las anteriores negociaciones y no quiere quemarse más. Prefiere este sistema, para su comodidad y ventaja partidista, para que su imagen no se deteriore más. Y eso, sin tener en cuenta que esa declaración de seis meses, lo que ha hecho es desmoralizar mucho a la ciudadanía, pues para muchos fue como una gran losa tener un panorama negro tan largo.
Todos sabemos que hasta que no tengamos los medicamentos adecuados, o las vacunas precisas, la pandemia seguirá. Pero, no hace falta que los políticos actúen de forma tan irreflexiva e imprudente. Máxime cuando sabemos que, dentro de unas semanas, cuando se aproxime la campaña navideña, nos volverán a aflojar las riendas, como hicieron en verano, para intentar salvar la campaña turística.
Y como estamos ansiosos de buenas noticias, o de tener una cierta mayor libertad, nos dejaremos engañas de nuevo, y, después, en enero, además de la cuesta propia de ese mes, nos caerá un confinamiento más duro. Este es nuestro destino, con los gobernantes que tenemos.
Y aquí en Catalunya, el govern de la Generalitat en funciones, como otros gobiernos autonómicos, ha picado el anzuelo, y se creen o nos quieren hacer creer que tendrán las riendas durante este estado de alarma. Qué ilusos. Si el propio Pedro Sánchez, en su discurso de ayer dijo que el gobierno del estado de alarma estaría en manos de los responsables autonómicos, pero, seguidamente dijo que se cogobernaría mediante la reunión de responsables de sanidad y el ministro. Es decir, que blanco, negro, y todo a la vez.
Esto ni Grouxo Marx lo superaría.
Estos días corre por las redes sociales un mensaje que dic e: ‘Tanto invertir en armas por amenazas de guerra y nos está jodiendo un virus por no haber invertido en ciencia, salud y educación’.
Hay una fábula, de Zhuang Zi, que explica que:
‘Una gaviota descendió en un suburbio de la capital de Lu. El marqués de Lu le dio la bienvenida y la festejó en el templo, disponiendo para ella la mejor música y los más importantes sacrificios. Pero el ave estaba aturdida y bien triste, no atreviéndose a tragar un bocado de carne o una sola copa de vino. Al cabo de tres días, murió.
El marqués de Lu agasajó a la gaviota como a él le gustaba ser agasajado y no como a ella le habría gustado y necesitaba’.
Y este Lu y Pedro Sánchez actúan igual, van a la suya, sin tener ni idea, o sin considerar las necesidades de la ciudadanía. Pero, sí se preocupan, claro, en gastar para que los militares, por ejemplo, puedan seguir jugando con sus tanques y aviones, y el rey ‘preparao y prepagao’ puedan seguir poniéndose el uniforme y creerse los amos del mundo mundial, aunque el precio sea, como en la fábula, la muerte de las gaviotas.
Por todo esto, tenemos que conseguir la república catalana, pero renovando los liderazgos, pues no podemos ir adelante con las divisiones y las mediocridades que sufrimos. Pero estoy convencido que tenemos potencial y ese es el único consuelo, pues si nos quitamos de encima a los limitados hidalgos, que nos limitan y nos imponen sus limitaciones, ya será un gran qué. Y aquí ya lidiaremos con nuestros limitados, que también los tenemos, claro.
Amadeo Palliser Cifuentes