NÁPOLES, Italia, 25 nov (Reuters) – El alcalde de Nápoles dijo el miércoles que el estadio del club pasará a llamarse Diego Armando Maradona, en una ciudad italiana donde el fútbol es una religión y el “Diego” era su Dios.
Luigi de Magistris afirmó que el San Paolo llevará el nombre del “Pelusa” tras su deceso. “Diego, napolitano y argentino, nos diste alegría y felicidad. ¡Nápoles te ama!” dijo en un comunicado.
La noticia de la muerte el miércoles rebotó por los estrechos callejones de la ciudad, atrayendo multitudes a las calles para llorar el deceso del astro argentino que décadas atrás convirtió a su amado equipo de fútbol en campeón.
Nápoles debe estar confinada para evitar la propagación del coronavirus, pero en sintonía con su reputación rebelde, los hinchas ignoraron las restricciones para mostrar su amor por un hombre cuya imagen todavía adorna muchas ventanas y patios.
“Maradona hay uno solo”, coreó un grupo de aficionados, lanzando fuegos artificiales debajo de un mural gigante que muestra a la exestrella en su apogeo futbolístico.
“Era un símbolo, nuestro héroe. Le dio un impulso a la ciudad a través del fútbol. Puede parecer una estupidez, pero así era aquí”, dijo un joven, que mostró su cédula de identidad para mostrar que sus padres lo habían nombrado Diego Armando en honor a su ídolo. “Lamento que no pudiera cuidarse a sí mismo como hombre, pero lo amamos a nuestra manera”.
Maradona llegó en 1984 a Nápoles, una ciudad bañada por el sol y la superstición, cuando tenía 23 años. En ese momento, el Napoli luchaba por mantenerse en la máxima categoría. El jugador argentino transformó su suerte, llevándolo a su primer título de la Serie A en 1987 y a un segundo ‘scudetto’ en 1990.
“Fue un dios del fútbol”, dijo Salvatore Esposito, protagonista de la serie de televisión “Gomorra”. “Nosotros los muchachos que crecimos en los suburbios de Nápoles soñamos con ser jugadores de fútbol por Diego. Él era uno de la familia”, aseguró a la televisión Sky Italia.
Maradona fue acosado por decenas de miles de seguidores cuando llegó por primera vez a Nápoles, pero se fue bajo una sombra en 1991, suspendido del fútbol mundial durante 15 meses por dopaje y enviado a juicio por presuntos vínculos con actividades ilegales.
Un documental de 2019 narra sus salvajes años en Nápoles, cuando se volvió adicto a la cocaína y a la fiesta. Tuvo un hijo al que sólo reconoció después de que un tribunal italiano le ordenó pagar una pensión alimenticia y las autoridades fiscales locales lo persiguieron por no pago de impuestos durante años después de su partida.
Pero los errores y las faltas significaron poco para su ejército de seguidores en una ciudad que a menudo ha sido tratada con desdén por el resto del país.
“Estamos devastados”, dijo el portavoz del club, Nicola Lombardo. “Nos sentimos como un boxeador que ha sido noqueado. Estamos en estado de shock. Hemos perdido a un miembro de nuestra familia. Las palabras me fallan”.
Reporte de Ciro De Luca en Nápoles, Reporte adicional de Angelo Amante y Crispian Balmer, Escrito por Crispian Balmer, Editado en Español por Manuel Farías