Ayer, más de 70 militares jubilados enviaron una carta al rey, como se puede ver seguidamente:
‘Franquismo: mandos militares retirados le dicen al rey que el gobierno es una amenaza para la ‘cohesión nacional’.
Más de 70 se lo han hecho saber por carta, mostrando su apoyo al monarca, utilizando un lenguaje beligerante contra el ejecutivo y sus aliados políticos, asumiendo el discurso de Vox que pregona la amenaza a la ‘unidad nacional’ por encima de todo.
El escándalo es mayúsculo. Como si en tiempos de la dictadura de Franco se tratara, hasta 73 ex mandos del ejército de tierra, ya jubilados, han enviado una carta al rey Felipe VI en que tachan al actual gobierno de ‘social-comunista apoyado por filoetarras e independentistas’, un ejecutivo que pone en peligro ¡la cohesión social’.
La misiva está firmada por componentes de la XXIII promoción de la academia general militar. En su mayoría, estos militares ingresaron en la academia en 1964 y superan los 70 años de edad. Al estar retirados, por tanto, pueden expresar sin problemas sus opiniones al haber recuperado sus derechos como ciudadanos.
La carta, a la que ha tenido acceso el diario El País, asegura que la nación atraviesa una situación de ‘deterioro’ y que la ‘cohesión nacional’ está seriamente dañada por culpa del gobierno ‘social-comunista apoyado por filoetarras e independentistas’. De esta forma, muestran su apoyo a Felipe VI ‘en estos momentos difíciles para la patria’.
Según este diario de Prisa, entre los firmantes hay un teniente general, José María Fernández-Bastarreche, que fue mando de personal del ejército de tierra, dos generales de división, Ángel Gil Barberá y Francisco Fernández Sánchez, que fue comandante general en Melilla; y cuatro generales de brigada. Lo hacen no considerando en absoluto otras ideologías contrarias a la suya de ultraderecha, no entendiendo lo que es la democracia, ni respetando la plurinacionalidad de España’.
(Josep Herrera, 29 nov., lasrepublicas.com)
‘Exmilitares asumen tesis de Vox en una carta al rey en la que cargan contra Sánchez:
Alertan del peligro de ruptura de ‘la unidad nacional’
Al igual que sucedió con el proceso soberanista en Catalunya, ahora ha sido el gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos el detonante de un encendido pronunciamiento de un grupo de militares retirados, que se han unido así al ruido de fondo provocado por la negociación de los presupuestos del estado de 2021, que contarán con el apoyo de E.H. Bildu y ERC. Se da la particularidad de que esta toma de postura ha adoptado la forma de una carta enviada al rey Felipe VI, en la práctica, capitán general de los ejércitos en el estado. El escrito carga en términos muy duros contra el presidente del ejecutivo español, Pedro Sánchez y su gestión.
De hecho, según informó ayer El País, la carta firmada por hasta 73 exmilitares del ejército de tierra asume la forma y el fondo de la moción de censura que presentó Vox contra Sánchez el mes pasado, y que fracasó con el menor apoyo recibido por este tipo de iniciativas en democracia. De este modo, la misiva asegura que España vive una situación de ‘deterioro’, en la que la ‘cohesión nacional’ está en serio riesgo, ‘tanto en su vertiente política como económica y social’. Sus impulsores se refieren al gobierno como ‘social-comunista, apoyado por filoetarras e independentistas’, y le acusan de amenazar ‘con la descomposición de la unidad nacional’. Expresan por último su apoyo y lealtad al rey ‘en estos momentos difíciles para la patria’.
(anc.noticiasdeguipuzkoa.eus)
Esta carta, a mi modo de ver, explicita varios aspectos del máximo interés, como:
· La anomalía de que el rey, que nadie ha votado, siga asumiendo la jefatura de los ejércitos. Este punto fue ‘consagrado’ en la constitución fruto de la ‘transición-traición’, apoyada por el más puro franquismo, que lo dejó todo ‘atado y bien atado’.
Puedo entender que, en aquel momento, no fuera posible hacer nada más; pero en más de 4 décadas de ‘pseudo-democracia’, los gobiernos ‘pseudo-socialistas’ y ahora el gobierno ‘pseudo-progresista’, habrían de haber tenido ocasión de promover un cambio constitucional, para irla limpiando, depurando todos los vestigios del anterior régimen.
Si no lo han hecho, puede ser por varios motivos: que ya les vaya bien así, que estén totalmente de acuerdo con esos corsés; que, si lo hubiesen querido, no hubiesen tenido la suficiente fuerza no ya democrática, sino para controlar las cloacas del estado, los verdaderos poderes, liderados por el rey que, todos sabemos que comulga con Vox.
· Que muchos militares, de las más altas graduaciones, esperen a su jubilación, para efectuar este tipo de comunicados, evidencia diferentes aspectos:
o Que, con toda seguridad, son muchos los militares en ejercicio que no aceptan la democracia, y que no respetan la constitución, pues cargan contra el gobierno, contra los independentistas, y el partido democrático de EH Bildu.
o Que esperen a su jubilación para efectuar estos manifiestos, pues no es el primero ni será el último, muestra, asimismo, que esos ‘personajes’ que durante toda su carrera hacen alarde de testosterona y de ‘cojones’, como sabemos los que, de jóvenes, tuvimos que hacer el servicio militar obligatorio, en realidad, ellos, que lo exigían a sus tropas, no los tienen; pues si los tuvieran, actuarían en consecuencia (como hicieron los militares Jaime Milán del Bosch, Antonio Tejero, etc., que dieron el golpe de estado del 23 de febrero de 1981; fracasado por chapucero, pues, en realidad, eso es lo que son)
· Que, como en otros cuerpos (el judicial, el policial, etc.) en el militar, falta una cultura democrática, pues no ha habido los contrapoderes precisos que controlasen y redirigiesen esas instituciones. Estos cuerpos, que no admiten la crítica interna (ni la externa), pues enseguida lo consideran una ‘alta traición’, promocionan a los de su propio pensamiento, ya que excluyen a toda disidencia. Y, por lo tanto, la putrefacción es endogámica. Ahora bien, es preciso señalar que, en todas las instituciones hay personas dignas y democráticas, pero esas no llegan a las cúpulas del poder, claro.
Si estuviéramos en un verdadero estado democrático, a los firmantes de estas misivas se les tendrían que retirar todos los honores y privilegios. Ahora son unos ciudadanos, pero por eso, deberían ser considerados como simples ciudadanos.
Y el rey, si fuera mínimamente demócrata, debería rechazar públicamente estas cartas, y pedir perdón, como máximo responsable de los ejércitos. Pero sabemos que no pasará, y nos tememos que, en privado, hasta agradezca las cartas. Formalmente, el rey ostenta el mando supremo de modo simbólico, pues la dirección estratégica y operativa de los ejércitos depende del presidente del gobierno.
Pero aquí, en España, los simbolismos no son únicamente símbolos, ‘signos que solamente poseen un vínculo convencional entre su significante y su denotado, además de una clase intencional para su designado’; según Carl Gustav Jung: ‘llamamos símbolo a un término, un nombre o una imagen que puede ser conocido en la vida diaria, aunque posea connotaciones específicas además de su significado corriente y obvio’ (Wikipedia). En España, los símbolos de la patria, la bandera, etc., no se contemplan ni consideran como meros símbolos, sino que se les confunde con la propia realidad. Así, la bandera es la sacrosanta patria, y ésta es la definida por el franquismo, como sabemos.
Asimismo, el gobierno debería manifestarse en esa misma línea; pero sabemos que ni Pedro Sánchez, ni Margarita Robles Fernández, ministra de defensa desde el 7 de junio del 2018, dirán nada. Si el escrito lo hubiéramos hecho 73 independentistas catalanes, ya hubieran saltado criticándonos. Y, como vimos durante los primeros meses de la pandemia, su ‘instinto patriótico’ les hizo sacar a sus mandos para dirigir la información, y, a las tropas, para desinfectar cuatro estaciones y residencias de ancianos, con gran pompa y alarde publicitario.
Y siguiendo con ese error de militarizar la sociedad, Margarita Robles planteó a la OTAN la creación de un cuerpo de sanidad militar europeo para ‘mejorar el apoyo de las fuerzas armadas a los países que sufran una pandemia como la actual o cualquier otro tipo de crisis sanitaria (…) no se puede bajar la guardia porque el coronavirus ha demostrado que no distingue fronteras ni banderas (…) por ello la defensa debe estar hoy más que. nunca al servicio de los ciudadanos y constituye un elemento fundamental para garantizar la resiliencia de nuestras sociedades frente a los actuales riesgos y amenazas que son de naturaleza muy diversa, como se ha demostrado recientemente en nuestro país con las operaciones Balmis y la misión Baluarte. En este sentido Robles ha hecho un llamamiento para que las capacidades con que cuentan las fuerzas armadas se preserven y actualicen como un claro valor añadido para mejorar nuestra preparación para el futuro y la resiliencia de nuestras sociedades, incluso en tiempos de paz’ (José Mª Navarro García; www.defensa.com, 26 oct. 2020)
Ese es el pensamiento de Pedro Sánchez (y de Pablo Iglesias), militarizar lo posible aspectos sociales. Y, todos estamos de acuerdo, los virus se combaten con tanques, cañones y estructuras militares, por eso entendemos que se incrementen tanto los presupuestos militares. Todos sabemos que es más importante dotar bien a los ejércitos, antes que, a los hospitales, los equipos sanitarios, etc. DE PURA VERGÜENZA.
Igualmente, los principales medios de comunicación han quitado importancia a ese escrito, casi como si no se hubiese producido. Y seguro que los medios más conservadores, hasta habrán alabado la misiva.
Todos sabemos que en España mandan los poderes ocultos y los manifiestos, sabemos que los poderes actúan a plena luz, cuando les conviene, y cuando no, actúan moviendo los hilos a través de sus cloacas.
Y aquí, en España, esas cloacas dejarían en ridículo la Cloaca Máxima, la cloaca más grande de la antigua Roma, construida a finales del siglo VI a. C., siguiendo la ingeniería de los etruscos.
En definitiva, que sabemos, los que queremos saber, que España es irreformable, pues se gusta y se quiere así, tal cual es (carpetovetónica y franquista). Y, por lo tanto, sólo nos queda una alternativa, independizarnos, ya.
Amadeo Palliser Cifuentes