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DONEC PERFICIAM, el lema que deberíamos volver a defender los independentistas catalanes.

Donec perficiam, es un lema en latín que significa ‘hasta conseguirlo, hasta ganar, hasta la victoria’. Fue un lema de las Reales Guardias Catalanas, la guardia personal de del rey Carlos III, durante la Guerra de Sucesión española (1702-1714) que, el día de la Santa Cruz de Cristo (3 de mayo de 1705) iniciaron el levantamiento militar para derrocar a Felipe V, el primer Borbón; que finalizó en setiembre de 1714, con la derrota catalana.

Antecedentes históricos:

El lema, inscrito en la bandera de Santa Eulalia, expresaba que, a pesar de todas las contrariedades y las derrotas, nunca se rendirían, sino que persistirían en la lucha ‘hasta regir’, es decir, hasta conseguir la victoria final.

En aquella época surgió una nueva bandera, la bandera negra con una estrella. Y, por primera vez, se inscribió un latinismo. La bandera negra tiene una simbología muy específica: se refiere a la lucha sin cuartel, justo lo contrario de lo que significa la bandera blanca. La catalana a la que me refiero incluye la cruz de Santa Eulalia y una estrella. No es una bandera personalista (como la ‘senyera’ que representa en origen al conde de Barcelona), si no que expresa una disposición anímica que puede tener cualquier persona.

Entre los catalanes no todo era blanco o negro, pues también había una minoría borbónica, situada en posiciones estratégicas de la administración imperial. La sociedad de la época los acusaba de ser ‘panxes agraïdes’ (estómagos agradecidos) al rey español. Y de aquí salió la expresión ‘botifler’, que significa inflado, embutido. Una definición que se aplicaba a personas y ciudades, Cervera, Tortosa y Manlleu hubieron de soportarlo durante décadas. Y no es que en esas ciudades hubieran más ‘botiflers’ que en Barcelona o Vic. Pasó que, al acabar la guerra, las nuevas autoridades locales tuvieron la ‘habilidad’ de enredar al Borbón, haciéndole creer que su ciudad se había mantenido incondicionalmente fiel.

La Bandera Negra de la Santa Germandat (Hermandad) Catalana, fue el emblema de una organización armada y secreta del Estat Català, fundada en Barcelona el 3 de mayo de 1925, rememorando la citada, que había ondeado en diversos puntos de la muralla de Barcelona durante el sitio de 1713-1714. En 1925 organizó un atentado fallido contra Alfonso XIII, el ‘complot del Garraf’. También participó en la invasión desde Prats de Molló, planificada por Francesc Macià.

(fuente: elnacional.cat y Wikipedia)

Entre los independentistas catalanes estos años ha vuelto a utilizarse la bandera negra de Santa Eulalia, con o sin el lema donec perficiam, y creo que hemos llegado a un momento que la disposición anímica debida a la persecución del descendiente Borbón, y todos los unionistas (no sólo los botiflers, sino también los ignorantes y los acríticos, por llamarlos de forma suave). Yo creo que deberíamos hacerla popular, usarla de forma generalizada, como muestra de nuestra firme voluntad, a pesar de las dificultades. No digo la negra ni la pirata, ni nada por el estilo, pues tenemos la nuestra, con el mencionado lema.

Cada día tenemos más pruebas de que el estado español está corrompido hasta el tuétano, como lo vemos por la batalla planteada por la cúpula del poder judicial, no sólo contra los independentistas, sino también contra el gobierno de coalición español, pues no han aceptado, ni aceptarán, un gobierno que incluye a Unidas Podemos, por muy descafeinados que se muestren, por mantenerse en las poltronas.

Pero ahora los tribunales nos han vuelto a atacar, en este momento, a nuestra lengua, al catalán, imponiendo que el 25 % del currículum escolar se efectúe en castellano, para ‘defenderlo’ dicen, pero obviando que en Catalunya los medios de comunicación (prensa, radio, televisiones, cine, etc.,) predomina, abusivamente el castellano, así como en las instancias oficiales, como la judicatura, que están bunkerizadas en esa lengua, menospreciando, la cooficial, el catalán. Y, menospreciando, asimismo, las ventajas que aporta la ley catalana de educación, en cuanto a la inclusión e igualdad de todos los niños.

‘El catalán y el mensaje del TSJC (tribunal superior de justicia de Catalunya)

Al final, lo que te están diciendo es que no hay una manera catalana de ser español, si no es quedar reducido a la reserva antropológica.

El TSJC dictó una sentencia por la que obliga a todas las escuelas catalanas a hacer un 25% de las clases en castellano.

No es la primera vez que el TSJC se pronuncia sobre el modelo lingüístico educativo en Catalunya. La diferencia es que hasta ahora las sentencias afectaban a pocos centros porque eran el resultado de la denuncia de una familia y la de ahora afecta a todo el sistema educativo, porque responde a un recurso del 2015 del ministerio de educación de Wert, y no a una denuncia de una familia en concreto.

(…) la sentencia ignora que los objetivos y el resultado de la educación en catalán, es que todos los alumnos acaben la educación obligatoria dominando las dos lenguas, y cuando no se consigue es porque el alumno vive en un entorno tan fuertemente castellanoparlante que cuando acaba la escuela no domina el catalán.

(…) persiguen su sueño castellanocéntrico: un país, España, con una sola lengua, el español, y el resto, variedades vernáculas de valor antropológico, pero sin vida en las calles’.

(Antoni Bassas, Ara, 18 dic. 2020)

El siguiente poema de Martin Niemöller (1892-1984), popularizado por Bertolt Friedrich Brecht (1898-1956), que ya he transcrito en un par de ocasiones (y no hay dos sin tres):

‘Primero vinieron por los socialistas, y yo no dije nada, porque yo no era socialista.

Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada, porque yo no era sindicalista.

Luego vinieron por los judíos, y yo no dije nada, porque yo no era judío.

Luego vinieron por mí, y no quedó nadie para hablar de mí’

Lo rememora Gonzalo Boye, el abogado de Carles Puigdemont, Quim Torra, etc., con el siguiente comentario:

‘Cuando la actuación de ETA permitía justificar lo injustificable nadie se preocupó; luego, cuando el abuso iba contra los catalanes también pareció que la cosa tenía un pase, y así hemos ido avanzando en una deriva que nos ha llevado hasta el momento actual’.

(elnacional.cat, 19 dic. 2020)

Boye, como todas las personas destacadas en el mundo independentista, está siendo perseguido por la ‘injusticia’ española; y ahora ha sido procesado por la juez María Tardón, de la audiencia nacional, acusándolo de blanqueo en una trama de narcotráfico, y por eso, ha manifestado:

‘Llevo mucho, tal vez demasiado tiempo, insistiendo en los graves riesgos sistémicos que presenta España en materia de derechos y libertades y, especialmente, del excesivo poder, sin contrapeso alguno, que tienen las altas instancias jurisdiccionales españolas. Los ejemplos se van acumulando, pero, hasta ahora, siempre se ha justificado todo exceso o desmadre bajo el prisma de la salvaguarda de la indisoluble unidad de la nación española… Igual, para cuando se quieran dar cuenta, la situación termina siendo irreversible.

Los síntomas de ese desmedido y desequilibrado poder, y de lo alejado que están de la sociedad en cuyo nombre imparten justicia, son muchos, el problema es que no quieren ver. Esta semana, como pocas veces sucede, se han acumulado los síntomas y ya quien no quiera verlo es, simplemente, porque comparte dicha forma de pensar y de dirigir los designios del estado.

Cuando la actuación de ETA permitía justificar lo injustificable nadie se preocupó; luego, cuando el abuso iba en contra de los catalanes también pareció que la cosa tenía un pase, y así hemos ido avanzando en una deriva que nos ha llevado hasta el actual momento en que quien realmente tiene el poder no es ni el gobierno ni el legislativo sino, simplemente, un poder judicial enquistado en una visión de España que dista mucho de ser compatible no solo con Europa sino con cualquier estado democrático y de derecho.

Llevamos días, semanas, meses o incluso años que pasarán a la historia por la forma en la cual unos pocos marcaron la agenda de todos y, usando y abusando de los medios y mecanismos a su alcance, han hecho de su poder el arma más devastadora para marcar la agenda política de todos, así como para restringir nuestros derechos a mínimos intolerables y desconocidos desde antes de la mal llamada Transición.

A muchos les pareció normal que, por actos de clara naturaleza política, se encarcelase y condenase a una serie de líderes políticos catalanes; ‘no pasa nada, si no fue rebelió habrá sido sedición y, en todo caso, seguro que ha habido malversación’. Eso es lo que pensaron o dijeron aquellos que se negaron a defender la democracia porque no les convenía.

A otros también les pareció normal que, al final, se derrocase a un presidente de la Generalitat de Catalunya porque, según irresponsablemente sostenían, los espacios públicos han de ser neutrales y, por tanto, es una clara desobediencia -vaya uno a saber contra quién-, el colgar una pancarta en favor de la libertad de los presos políticos. Eso es lo que pensaron o dijeron aquellos que se negaron a defender la democracia porque no les convenía.

(…)

Básicamente, pretenden ser un poder tan autónomo que termina siendo autárquico y frente al cual no exista ningún tipo de contrapeso; en definitiva, lo que pretenden es mandar más y no ser sometidos a ningún tipo de escrutinio ni exigencia de responsabilidad. Eso y un sistema democrático resulta abiertamente incompatible. (…)’

(elnacional.cat, 19 dic. 2020)

Estoy convencido que no podemos soportar un estado como el español, debemos hacer todo lo posible para independizarnos, y que los españoles soporten a su régimen, si tanto parece gustar a la mayoría. Carles Puigdemont acaba de decir en su twitter:

‘Proponemos que las instituciones activen la declaración de independencia, que la sociedad se movilice para defenderla el tiempo que haga falta, que, gobierno, parlamento y ayuntamientos desplieguen los efectos y se constituyan en instituciones provisionales de la República’.

Todos sabemos que ese debería ser el camino, pero, también somos muy conscientes de la dificultad de actuar, teniendo enfrente el todopoderoso estado español, con todas sus cloacas. Pero, repitiendo de nuevo a Boye:

‘La amenaza es tan grande, tan real y tan generalizada que si no se actúa ya, cuando se quiera reaccionar igual termina siendo demasiado tarde’

Y todos sabemos, también, que:

‘Lo único necesario para que triunfe el mal, es que los hombres buenos no hagan nada’

(Edmund Burke, 1729-1797)

‘Ese breve axioma tiene un profundo sentido universal: las terribles consecuencias de la indiferencia humana.

‘No por nada Dante Alighieri (1265-1321), en el tercer canto de la Divina Comedia, le pregunta a Virgilio, su guía hacia el infierno, ‘Qué son esos suspiros, gritos y llantos que retumban en el aire sin estrellas’, y éste le responde que ‘vienen del Antiinfierno, donde son castigadas las tristes almas que vivieron sin infamia y sin honor. Son los ignavos, almas que en vida no hicieron ni el bien ni el mal, por su elección de cobardía’

(infobae.com)

Somos conscientes de que tenemos a muchos ignavos (indolentes, flojos y cobardes, según el diccionario de la RAE; o como la carencia, falta o escasez de hacer alguna actividad, cosa y especialmente en el trabajo, asimismo la lentitud del movimiento o alguna acción, la gana, el interés y del cuidado de realizar una cosa o acto, este se le conoce como la desidia, la pereza y el estado de flojera del ánimo, según definiciona.com), pues, como en tiempos de Dante, abundan los que no hacen ni el bien ni el mal, por cobardía, y yo añado, por comodidad.

Difícilmente estos ignavos cambiarán su forma de pensar, pero hay muchos abstencionistas que bien podrían despertar, viendo la represión que sufrimos TODA la sociedad catalana.

Por eso, tenemos que concienciarnos que el camino nos lo marcaron hace más de 300 años los que perdieron la vida defendiendo el lema DONEC PERFICIAM, y no podemos traicionarles.

Amadeo Palliser Cifuentes

amadeopalliser@gmail.com