Ya estamos acostumbrados que las visitas de la monarquía a su colonia catalana sean efímeras, y realmente le comporten ‘victorias pírricas’, es decir, con tantas pérdidas, que sean vividas como desfavorables para lo que representa: la unidad de España.
Ayer, los reyes vinieron a Barcelona, en una visita considerada de ‘privada’ que no figuraba ni en su agenda oficial (si bien fue comunicada a la prensa el viernes pasado), y cuando ya marchaba de la ciudad se divulgó un breve vídeo del acto.
Un rey que actúa así confirma que teme a la sociedad catalana, que la ve como enemiga, no dominada, no súbdita. Y eso confirma su debilidad, así como su permanente confusión de ideas, pues no sabe diferenciar entre sus actos privados (los íntimos) y los oficiales (el resto).
Esta confusión ya la he tratado en varias ocasiones, especialmente al tratar el tema de su ascensión a capitán general de los ejércitos (una de las mayores vergüenzas democráticas y parlamentarias) y, por poner un ejemplo de ayer, que vino clandestinamente a Barcelona, para entregar, en un acto privado y familiar, el premio Cervantes al poeta Joan Margarit i Consarnau (1938). Entrega realizada en el Palacio Albéniz, residencia de los reyes en su visita a Barcelona, construido en 1928 para la Exposición Internacional de Barcelona,1929.
Hasta el año pasado, la ceremonia de entrega del premio Cervantes, el premio que consideran que es el más importante de la lengua castellana, se venía celebrando el 23 de abril, en el paraninfo de la universidad de Alcalá de Henares (Madrid) cuna de Miguel de Cervantes (29.09.1547-22.04.1616), y siempre con la presidencia de los reyes, y la asistencia de las principales autoridades, como el presidente del gobierno, el ministro de educación y cultura, varios presidentes autonómicos (el de Madrid y el del homenajeado, si es español), alcalde, el rector de la universidad, etc. Y con varios discursos, entre ellos el del rey y el del homenajeado. Y toda la ceremonia retransmitida por TVE y por otros medios gráficos.
¿Un acto así, puede ser considerado como un acto familiar?, ¿si por la pandemia, debe reducirse el acto, no podría haberse efectuado igualmente en la citada universidad, con asistentes restringidos con todas las medidas de seguridad, como se hace en el teatro y salas de cine?, ¿efectuar la entrega tal como se hizo ayer, de forma casi clandestina, no es un insulto al poeta, y al público en general, que en años anteriores lo seguía por TV?
¿Se puede ser / actuar de forma ‘privada’ en actos que deberían ser públicos?, ¿se puede considerarse rey democrático, si ha de venir como si fuera a un campo enemigo?, ¿los independentistas catalanes actuamos como súbditos, como hacen los unionistas?, ese dilema es más complejo que el experimento del gato de Schrödinger, que comenté en mi escrito de ayer. Pues no sabemos si actúa como rey o como mero ciudadano. Y no hace falta un observador que lo constate, el mismo monarca se define, en Catalunya, como si se tratase del gato muerto, que revive, al cruzar las fronteras y encontrarse nuevamente ante sus corifeos, ante sus efectivos súbditos acríticos. Mientras que los independentistas catalanes nos sabemos bien vivos.
Lo mismo le sucede a Pedro Sánchez que, en sus visitas viene acorazado y un escolta hasta mostró un fusil ametrallador por la ventana, al salir de una visita al Hospital de la Santa Creu y de Sant Pau, el 20 de octubre de 2019; visita para saludar a dos policías nacionales ingresados, pero sin visitar a los ciudadanos heridos, ingresados también en el mismo hospital; heridos, todos ellos en las manifestaciones tras hacerse pública la sentencia contra nuestros líderes políticos y sociales.
Es muy interesante, metafóricamente, que precisamente ayer, el día de entrada en el invierno, el día más corto del año (en Barcelona el sol salió a las 8.14 h y se puso a las 17.25 h); el día del solsticio de invierno es el momento del año en el que el sol sube menos en el horizonte, de forma que se proyectan las sombras más alargadas del año. Y, casualmente, el día de la conjunción de Saturno y Júpiter, el día de su mayor aproximación, que no se veía tan cercana desde hace 749 años.
Y precisamente, los independentistas catalanes queremos quitarnos esa sombra alargada de los monarcas, que no sólo simbolizan, sino que representan efectivamente, la represión de los poderes del estado.
Asimismo, respecto a la conjunción de los citados planetas, según los astrólogos:
‘Puede revolucionar la energía vital, ¿acaso cabe un símbolo más evidente del comienzo de una nueva era? (…) Esa conjunción es señalada como la estrella que guio a los Magos de Oriente, cuando sucedió en Piscis sobre el año 7 a. C., esto pues, parece adelantarnos nacimientos que darán un giro a la historia contemporánea y que nacerán ahora (…) Estamos a punto de traspasar una frontera que va a afectar a todo el mundo, este año es un gran titular en sí mismo y no solo desde el punto de vista social.
(…)
Para poner en contexto este año basta repasar lo que la literatura astrológica señala como los eventos de mayor importancia y comprobar que TODOS están ubicados entre los dos veintes del 2020.
(…)
Hace 1300 años, Messahallah (Masha’Allah ibn Athari, c. 740 – 815), un astrólogo judío árabe, originario de la ciudad de Basora (actual Irak), que formaba parte del tribunal astrológico del Califato abasí, señaló, acertadamente, que la conjunción de Saturno y Júpiter que tendremos justo con el solsticio de invierno de este prodigioso año, significa ‘Cambios en sectas o partidos’ (cambios políticos, en las ideologías sociales) que son sin duda la raíz de la sociedad y aclara que los cambios más importantes suceden a través de ella, y eso que Messahallah no pudo imaginar ni ver tantos eventos astrológicos encerrados en un tiempo tan corto.
(…)
En realidad, llevamos gran parte del año influidos por la energía de esta conjunción Saturno y Júpiter, aunque su influencia actual y la que hemos vivido este 2020 a pesar de ser poderosa es el canto del cisne de una etapa de la historia humana que vamos a abandonar, no será un proceso instantáneo, estamos en una etapa hacia el 2023 que es cuando comenzará a manifestarse la transformación.
(…)
La ‘era de Acuario’, tras la era de Piscis, no tiene un instante concreto de inicio, pero, a efectos prácticos será a partir del solsticio de invierno del 2020 cuando ocurrirá este hito, ese cambio de paradigma o ‘nuevo orden mundial’
(estudioastrologico.com)
‘Ciclos Saturno – Júpiter: un acercamiento a la Era de Acuario:
Este 21 de diciembre daremos un importante paso hacia la Era de Acuario. Los Señores del tiempo, Júpiter y Saturno, llamados así porque marcan la evolución social, económica y política a nivel individual y global, se reunirán en Acuario.
Finalizará así el período que comenzó en 1802 (…) Esta conjunción dará comienzo a una etapa de 200 años de encuentros en signos de aire, lo cual no sucede desde hace aproximadamente 700 años.
Estos planetas tienen funciones complementarias:
Júpiter genera teoría y aporta significado. Es el planeta de la expansión, la mirada amplia, los paradigmas, el crecimiento y desarrollo en sociedad.
Saturno aporta la práctica, representa la función ingeniero o del anciano con experiencia que puede proveer el ‘manual de procedimiento’ aportando límite y forma a la visión del fuego jupiteriano.
Esta conjunción seguramente va a transformar los dos parámetros que nos dan sentido de seguridad: el tiempo y el espacio’
(Mónica Carral, Clarin.com)
Soy un ignorante en temas astrológicos (y en muchos otros), y nunca he creído en horóscopos ni influencias astrales, aunque seguro que esa influencia la ha tenido y la tiene para muchas culturas. Pero la he traído a este escrito, como un juego metafórico, para ‘apoyar’ el sueño independentista, pues, si fuera así, podríamos tener un poco de paciencia y esperar el 2023.
Seguro que muchos aficionados a la astrología señalarán la pandemia de este 2020, como una de las consecuencias. Yo, ahí lo dejo, como diría Gonzalo Boye.
De todos modos, me ha parecido muy interesante la referencia al astrólogo mencionado, que desconocía, pero que recomiendo leer su filosofía, pues, según la información de Wikipedia, parece ilustrativa, por ‘mejorar’ nociones aristotélicas.
Asimismo, y en cuanto hace referencia a las visitas que nos ocupan, cabe recordar a:
Pirro (318 a.C. – 272 c. C.), rey (basileo) de Piros (297-272 c. C.), tuvo varias victorias muy costosas, por eso, tras la batalla de Heraclea (280 a. C.), escribió: ’Otra victoria como esta, y tendré que regresar a Epiro solo’; y tras la batalla de Asculum (279 a. C.), escribió: ‘¡Otra victoria como esta y estaré vencido!’
(Wikipedia)
Y esa soledad, es la que deben sentir Felipe VI y Pedro Sánchez, en sus respectivas visitas (ayer, Sánchez no le acompañó, por estar de cuarentena por haber estado con el presidente francés, Macron, que dio positivo al Covid) al no ser recibidos por el president de la Generalitat; por eso, sus respectivas visitas deben ser vividas, por ellos, como victorias pírricas. Y ojalá fuera verdad que, una más así, y estuvieran vencidos.
Para finalizar este escrito, un tanto esotérico (oculto e impenetrable, al menos para mí), que, como he comentado, he utilizado como muletas para ‘vestir’ este escrito, me parece interesante enlazar con la idea de noosfera (del griego: inteligencia y esfera):
Teillard de Chardin (1881-1955) religioso jesuita, paleontólogo y filósofo francés, y Vladimir Vernadsky (1863-1945) describieron el concepto de ‘noosfera’, como el ‘espacio de conciencia colectiva (…) y que la evolución es un movimiento irrefrenable hacia una mayor conciencia’
(Wikipedia)
Conciencia que los independentistas catalanes querríamos que fuera colectiva, y que la noosfera catalana, es decir: ‘el conjunto de los seres inteligentes con el medio en que viven’ (diccionario RAE), superase sus miedos y su conformismo, para conformar la República Catalana, aún sabiendo que entre esos ‘seres inteligentes’, siempre habrá unionistas, que deberán respetar las leyes democráticas. Y esa noosfera catalana, a mi modo de ver, debería huir de la ‘noocracia’, dominada por una clase controladora de la inteligencia y de las ideologías; pues queremos que sea realmente democrática.
Albert Einstein (1879-1955) mostraba su desconcierto ante el experimento y las conclusiones de Schrödinger respecto al famoso gato: ‘¿quiere esto decir que la Luna no está ahí cuando nadie la mira?’ Pues si, seguirá ahí, como seguiremos estando los independentistas catalanes, aunque no nos quieran ver, aunque tapen la luna con un dedo, seguiremos, resistiremos, persistiremos, y si realmente la meta la tuviéramos en el 2023, ya sería perfecto (entonces hasta me haría un defensor de la astrología, je, je).
Amadeo Palliser Cifuentes