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La casa del sol naciente y el crepuscular estado español.

Ayer falleció Hilton Valentine (1943-2021), miembro del grupo musical ‘The Animals’, popularizadores de la magnífica canción ‘La casa del sol naciente’ (1983), gracias a los acordes creados por Valentine.

Originalmente, ‘The House of the Rinisg Run’, también llamada ‘Rising Sun Blues’, es una canción popular americana, blues, de autor desconocido, que narra la vida de alguien que ha tenido poca fortuna en Nueva Orleans (estado de Luisiana). Según la versión, la canción puede ser interpretada desde la perspectiva de una mujer o de un hombre.

La grabación más antigua conocida fue hecha por Clarence Ashley y Gwen Foster en 1934. Ashley había aprendido la canción de su abuelo.

(…)

En la actualidad a veces se utiliza la expresión ‘House Of The Rising Run’, como un eufemismo de prostíbulo, pero hasta la fecha no se ha podido determinar la relación ni descubrir la casa que dio origen a la canción. Otros la vinculan a una casa de juego.

(…)

Infinidad de cantantes y grupos la han versionado: Jimi Hendrix, Bob Dylan, Joan Baez, Nina Simone, Johnny Hallyday, Los Cinco Latinos, Lone Star, Els Dracs, etc.

Su letra, entre otras cosas dice:

‘Hay una casa en Nueva Orleans, que ellos llaman el ‘Rising Sun’,

y ha sido la ruina de muchos chicos pobres,

y, Dios, lo sé, yo soy uno.

(…)

Oh, madre, dile a tus hijos,

que no hagan como yo,

pasar sus vidas en el pecado y la miseria,

en la ‘Casa del sol naciente’.

(fuente: Wikipedia)

Metafóricamente, la salida del sol simboliza el nacimiento de la vida. Si bien, en la canción se refiere a un lugar de perdición, como hemos visto.

Pero haciendo un salto en el vacío, y prescindiendo del origen y significado de la Casa del sol naciente de la canción, y centrándonos en la información astronómica, sabemos que:

Como señalé en un anterior escrito, etimológicamente Europa proviene de los términos orientales “Erebu” y “ghurubu”, que significan “el país donde muere el sol”. Esta visión oriental refleja la diferencia de la perspectiva cultural.

Y la última puesta de sol en Europa se ve en España, en la Costa da Morte (Galicia), lo que podríamos llamar, haciendo referencia a la canción, si bien contraponiendo la localización: ‘la casa del sol poniente’; es decir, ‘la casa del crepúsculo’.

Respecto a la salida del sol, en la Península Ibérica la primera se ve en el Cap de Creus, el punto más oriental; si bien, en España, el primer amanecer se ve en Es Castell (Menorca)

Y esa referencia crepuscular de España, me parece interesante, máxime considerando que entre los siglos XVI y XVII, en el imperio español se decía: ‘el imperio donde nunca se pone el sol’, por tratarse de un imperio global, tan extenso, que siempre había, al menos, una parte de su territorio donde es de día. Posteriormente esa frase se dijo del imperio portugués, del francés, y en los siglos XIX y XX, del imperio británico.

La citada frase ‘el imperio en el que nunca se pone el sol’, fue una apreciación de fray Francisco de Ugalde a comienzos del siglo XVI, al hijo de los Reyes Católicos, Carlos I de España y V de Alemania, y emperador del Sacro imperio romano germánico. Felipe II, hijo de Carlos I, aún engrandeció el imperio, conquistando Filipinas y algunos archipiélagos del Pacífico.

Ahora bien, el lugar donde nunca se pone el sol es en el circulo polar ártico.

En el hemisferio norte, el Sol no siempre sale por el este y se pone por el oeste. Esto sólo se cumple durante dos días al año, en los equinoccios de primavera y de otoño, sólo dos días de los 365, es decir, sólo un 0,55% de las veces. Una vez pasado el equinoccio de otoño, y debido al movimiento de traslación alrededor del Sol, éste se desplaza cada día un poco hacia el sur. Pasado el equinoccio de primavera, el sol se mueve hacia el norte. En el solsticio de verano sale más hacia el norte; y en el solsticio de invierno más hacia el sur.

Centrándome en España, y como he comentado, astrológicamente el Sol, simbolizando la vida, sale por Baleares / Catalunya; y el crepúsculo está en Galicia.

Y esa simbología se cumple casi a la perfección, ya que la puerta de entrada cultural y económica de España ha sido y es Catalunya. Y España es nuestro crepúsculo, nuestra ‘casa del sol poniente’, como la he bautizado contraponiendo la canción. Y con una perspectiva europea, también podríamos hacer esa contraposición (no un paralelismo, que no lo es).

Por eso, me parece que sería válido decir:

Oh, madre, dile a tus hijos que no hagan lo que yo he hecho, pasar sus días de (…) miseria en esa casa del sol (de poniente) (…) voy a volver (…) para llevar esa cadena con bola.

Como vemos y sabemos, todo es relativo; hasta la idea de que el sol sale por el este, pues depende, lógicamente, de nuestra ubicación, del hemisferio en el que estemos, además, como he comentado, de la traslación de la Tierra.

Por eso es absurdo que alguien pretenda tener verdades absolutas, situaciones inamovibles. Y me refiero, como no, a la idea de la España, la de la ‘unidad de destino en lo universal’ del himno falangista, con unas monarquías hereditarias genéticamente, sin más mérito que el de sus espermatozoides y óvulos; y sí con mucho oscurantismo, ya que, como es sabido, Juan Carlos I tuvo un hijo anterior a Felipe VI, Albert Solà Bach, nacido en 1956, hoy día con 65 años y un gran parecido físico.

Y, legalmente, según sus leyes, debería haber sido reconocido como hijo y, por lo tanto, como legítimo heredero. Pero precisamente ellos son los primeros en saltarse sus propias leyes y sus normas. Claro, los Borbones están por encima del bien y del mal, y de casta lel viene a los galgos, pues siempre han sido promiscuos y han tenido hijos considerados ilegítimos, cuando no hay personas ilegítimas ni ilegales, algunas conductas si, pero ética y moralmente no debería pagar, siempre, el más débil.

Sobre esa promiscuidad solo hace falta revisar la prensa respecto a Don Juan de Borbón (1913-1993), Alfonso XIII (1886-1941) y especialmente su madre, María Isabel Luisa de Borbón y Borbón-Dos Sicílias, la reina Isabel II (1830-1904), cuyos doce hijos, ninguno fue de su marido y primo Francisco de Asís de Borbón y Borbón (1846-1902), pues, según muchos historiadores, no llegaron a consumar el matrimonio.

‘A ambos les gustaban los hombres. La primera reacción de Isabel al conocer el nombre del ‘agraciado’, elegido para ser su marido fue negarse, ‘no, con Paquita, no, y amenazó con meterse a monja’. Ninguno de los dos quería, pero, nobleza obliga.

(…)

Cada vez que había que presentar a un nuevo miembro en la línea sucesoria, sobre bandeja de plata al gobierno y a la corte, el consorte exigía una suma de dinero para apaciguar el fingido ataque de cuernos, la reina se lo pagaba a regañadientes, pero lo hacía. Lo advirtió desde el principio: ‘he cedido como reina, pero no como mujer’.

(fuente: Wikipedia)

Isabel II, hija de Fernando VII (‘el deseado’, o ‘el rey felón), accedió al poder gracias a una pragmática sanción (1830), para saltarse la ley sálica, que impedía heredar a las mujeres. Y, por eso, el heredero ‘legítimo’, su tío Carlos María Isidro, inició la insurgencia, la primera guerra carlista.

Como se ve, cuando interesa al negocio familiar de los Borbones, se saltan las leyes, y reconocen a los hijos que les conviene. Ese es su nivel ético y moral.

Y esa misma familia, representada ahora por Felipe VI, nos dice a los catalanes, que todo se ha de hacer según la ley, según la constitución. No se puede hacer una desfachatez mayor. Está claro que Fernando VII no fue el único rey felón (canalla, traidor, pérfido, falso, según el diccionario de la RAE). Toda la saga lo es.

Y siempre han tenido la connivencia de los políticos de turno, aprobando la pragmática sanción mencionada, o reconociendo los hijos que les presentaba Isabel II. Todo es una pamema. Y en esa línea, los actuales PSOE y PP, no dejan de ser meros peleles de la monarquía.

Por eso no es de extrañar que Pedro Sánchez siga con su matraca de que debemos respetar la ley; y su monaguillo Salvador Illa, igual. Por eso, ayer, en un debate televisado, cuando la candidata de JuntsxCat, dijo que, si ganaba, su partido implementaría la república catalana, de acuerdo con el referéndum del 1 de octubre del 2017 y, por lo tanto, declararía la DUI (declaración unilateral de independencia). La respuesta de Illa fue: ‘eso no te lo crees ni tu’.

Illa dijo que él y su partido garantizarán el diálogo dentro de la ley, para acabar con el fracasado desafío independentista. Ya que está convencido que la independencia perjudicaría a todos los catalanes. Que los independentistas hemos perdido una década, con un viaje a ninguna parte. ¿Cómo se puede ser tan limitado, tan falso?, pues su ‘solución’ comportaría despreciar a la mitad de los catalanes, pero, claro, la mitad que ellos llaman constitucionalista, la unionista, seguiría consolidando su poder y extorsión. Así que su solución es su victoria, al margen de la ciudadanía independentista, que quiere marginales.

Y eso es una muestra más de que no saben lo que es un diálogo, pues, si desgraciadamente llegase a la presidencia de la Generalitat Illa (ojalá que no), sentarse a la mesa del diálogo Illa y Sánchez, no sería un diálogo, sería un monólogo de Sánchez, del Sánchez del momento, pues sabemos que es un mutante circunstancial, según sus propios intereses, ya que carece de ideales consistentes, como ha demostrado en muchas ocasiones.

Un diálogo, una negociación, requiere dos posiciones distantes, de entrada. No dos posiciones idénticas, clónicas. Esto, en todo caso podría darse al final de la negociación, no antes.

Por todo eso, a los independentistas catalanes sólo nos queda una salida, huir de la ‘casa del sol poniente’ (o de la casa del sol naciente de la canción, que representaba un mal lugar).

Por lo tanto, si no podemos conseguir la independencia, y parodiando la letra de la canción, les diremos a nuestros hijos que cuiden que nuestros nietos no vayan a esa casa, que eviten la España más cutre, la del Ñordistán, pues está claro que siempre se perpetua la explotación, el estatus quo, y los catalanes siempre acabamos perdiendo.

El cuento tradicional zen: el jarrón, explica:

‘Un general estaba en su casa, apreciando su colección de antigüedades, cuando, de repente, casi le cae al suelo un valioso jarrón.

¡Oh, que susto!, exclamó, y luego pensó: He dirigido a millares de soldados, me he enfrentado a situaciones de vida o muerte y jamás me atemoricé. ¿Por qué será que hoy, a causa de una vasija, me he asustado de esa manera?

De repente comprendió que el deseo y el apego a lo material, había creado una dependencia en él y era la causa de su miedo. Entonces, sin más, arrojó la valiosa vasija al suelo, y la rompió’.

(contarcuentos.com)

Pero los independentistas catalanes no podemos esperar que los felones dirigentes del estado profundo español puedan llegar, un día, a hacer una reflexión como la del general, y nos dejen ir a los catalanes, así, por las buenas.

Sólo hay una salida, la confrontación inteligente, como recomienda Carles Puigdemont, y eso requiere una ruptura, no un pseudo diálogo que no llevaría más que a postergar la solución.

Amadeo Palliser Cifuentes

amadeopalliser@gmail.com