MOSCÚ (AP) — El Kremlin desestimó el miércoles las nuevas sanciones de Occidente contra Rusia por el envenenamiento y arresto del líder opositor Alexei Navalny, diciendo que son infundadas e inútiles, pero amenazó con responder.
El gobierno estadounidense sancionó el martes a siete funcionarios rusos, aparte de más de una decena de entidades gubernamentales, por el envenenamiento con una neurotoxina a Navalny y su subsiguiente encarcelamiento. Washington coordinó las medidas junto con la Unión Europea, que el martes expandió sus propias sanciones.
Comentando sobre las decisiones de Washington y Bruselas, el vocero del Kremlin Dimitry Peskov dijo que las sanciones contra altos funcionarios rusos que incluyen una congelación de sus cuentas bancarias duplican las propias leyes rusas que les prohíben tener bienes financieros y otros en el extranjero
“Esas personas no realizan viajes al extranjero de todas formas y no tienen el derecho a abrir cuentas en bancos extranjeros ni a tener otros bienes extranjeros”, dijo Peskov en una teleconferencia con reporteros.
Al mismo tiempo, añadió que las sanciones “representan una interferencia en los asuntos internos de Rusia” y “son absolutamente inaceptables, dañando significativamente los ya débiles lazos”.
Peskov advirtió que Rusia decidirá ahora “una respuesta que sirva mejor a nuestros intereses” y añadió que las agencias estatales pertinentes elaborarán sus propuestas y las presentarán al Kremlin.
“El principio de reciprocidad en las relaciones entre los estados no puede ser abandonado”, dijo.
Navalny, el crítico más prominente del presidente Vladimir Putin, se sintió enfermo el 20 de agosto durante un vuelo en Rusia y fue llevado en estado de coma a Berlín para tratamiento dos días después. Laboratorios en Alemania, Francia y Suecia y pruebas realizadas por la Organización para la Prohibición de Armas Químicas establecieron que fue expuesto a una neurotoxina de la era soviética. Las autoridades rusas han negado vinculación con el envenenamiento.
Navalny fue arrestado el 17 de enero tras regresar de Alemania, donde se pasó cinco meses en recuperación. Su arresto desató masivas protestas en Rusia que fueron reprimidas fuertemente por las autoridades.