Buscar

Presidente a presidente

Martha Nava Argüelles
Martha Nava Argüelles
Imagogenia
@mar_naa

Mientras que Joe Biden, presidente de Estados Unidos inició la conversación mencionando su experiencia con México y expresando su lado más humano, hablando de México desde su arraigado apego a lo religioso y asociándolo a su familia y la pérdida de su hijo; AMLO, muy acorde a su estilo se alineó a su reiterado discurso, en el que como era de esperarse, alabó a Benito Juárez e intentó “crucificar”, de alguna forma, a Porfirio Díaz, ninguna novedad ahí, más que su referencia modificada al dicho de Díaz: “Bendito México, tan cerca de Dios y de Estados Unidos” que, ciertamente, aligeró el ambiente.

La postura corporal de Bien, mientras leía el discurso que tenía preparado para compartir públicamente con AMLO, era erguida, sus palabras no detectaban muletillas o titubeos, su discurso es armónico, cordial… diplomático –esa es la palabra correcta-. Por su parte, el presidente mexicano, falló un poco conforme a las circunstancias, pues no atinó en su forma de sentarse ya que, tal vez, en un esfuerzo por parecer relajado descuidó su postura y daba la impresión de “desparramarse” –por decirlo de manera coloquial- en la silla; lo cierto, es que hizo un esfuerzo por apresurar su discurso y habló de una forma mucho más apresurada con ideas concatenadas.

Biden vistió para el encuentro un elegante traje color azul marino –casi cobalto-, muy asociado a la realeza, coordinado con corbata azul con blanco a rayas y en un corte que le quedaba a la perfección, digno de un mandatario de primer mundo. Y entonces, tenemos a Andrés Manuel, vistiendo un traje gris que no le queda del todo bien –como acostumbra-, con una corbata que en pantalla daba la impresión de que el rojo revolucionario –sí, ese rojo que porta nuestra bandera- se deslavaba, y honestamente el patrón de la misma no ayudaba.

Entonces, la pregunta estimado lector ¿por qué es importante todo esto? ¿qué me importa cómo se visten? Bien, tiene razón, mientras gobiernen bien su forma de vestir es lo de menos, al final del día tenemos un buen ejemplo en José Mujica, ex presidente de Uruguay. Sin embargo, en este momento histórico y frente a uno de los personajes más sonados de la actualidad, nuestro presidente tendría que haber portado un traje a la altura de las circunstancias, porque finalmente la interpretación que el mundo hace de él –y especialmente cómo nos percibe Biden y su equipo- será muy importante en el trato que vamos a recibir del país vecino. Al final del día imagen es percepción y queremos que la percepción que Biden tenga de AMLO sea buena, por el bien de nuestro país.

De todo esto, lo que honestamente, me sorprendió fue el intercambio de sonrisas de ambos mandatarios, a ninguno se le vio forzada; por el contrario, ambos intercambiaron sonrisas amables y, hasta en su momento, Joe Biden parece que entendió la referencia de Obrador sobre la frase de Porfirio Díaz y su cercanía con Estados Unidos. ¿Qué significa esto? Qué, como era de esperarse, la relación entre ambas naciones se mantendrá cordial, por el momento.