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COVID-19 no frena el tren subterráneo, el corazón de Londres

LONDRES (AP) — Cuando Londres se paralizó al decretarse un confinamiento por el coronavirus hace un año, el “underground” siguió funcionando por ser considerado un servicio esencial. Fue el inicio de una experiencia traumática para los empleados del tren subterráneo londinense.

Joseph Cocks, conductor de la Circle Line que hace un círculo en torno al centro de la ciudad, dijo que “podía contar con una mano la gente que se subía al tren” por esos días.

“Ver que no había nadie un lunes a la mañana en la hora pico fue estremecedor, sorprendente”, acotó respecto a una red inaugurada en 1863 y conocida por los londinenses como The Tube.

El que continuase funcionando fue una muestra de que, incluso en medio de una pandemia, el corazón de Londres seguía latiendo.

Plagas, incendios, guerras. Londres sobrevivió a todo eso. Pero nunca había tenido un año como este. El COVID-19 mató a más de 15.000 londinenses y estremeció los cimientos de una de las urbes más grandes del mundo.

En una ciudad en la que casi la mitad de los hogares no tienen auto, el transporte público mueve la economía y la vida social. Antes de que se decretase el confinamiento del 23 de marzo del 2020, unos 5 millones de personas viajaban en el Tube diariamente. El mapa de la red de trenes es un emblema de la ciudad y una herramienta vital para residentes y visitantes.

Al decretarse el confinamiento, la gente se quedó en casa, pero el tren siguió funcionando y cundió entre sus empleados el temor de contagiarse del virus.

“No sabíamos qué tan grave era el asunto”, dijo Cocks. “Uno escuchaba que empleados del underground se contagiaban. No sabíamos qué tan rápido se propagaba ni si estábamos a salvo”.

El COVID-19 golpeó con fuerza al servicio de transportes de Londres. Al menos 89 empleados del servicio fallecieron por el virus, la mayoría de ellos conductores de autobuses, cuya tasa de muertes es tres veces el promedio nacional, según el University College de Londres.

Aproximadamente un tercio de los empleados del servicio de transporte pertenece a una minoría étnica, en buena medida porque muchos habitantes de las antiguas colonias británica vinieron al Reino Unido después de la Segunda Guerra Mundial para reforzar una fuerza laboral reducida.

Brian Woodhead, director de los servicios al consumidor del underground, dice que la red se movilizó rápidamente para proteger al personal y a los pasajeros. El uso de tapabocas es obligatorio, abunda el desinfectante de manos, las agarraderas de las escaleras mecánicas son rociadas con rayos ultravioletas que matan el virus y un sistema de un solo sentido reduce la concentración de demasiada gente en los andenes. Los conductores de autobuses están aislados en cabinas.