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La tristeza del exilio y de la prisión, mientras la ‘vida’ continúa

Amadeo Palliser Cifuentes    amadeopalliser@gmail.com

Ayer murió Miquel Matamala a los 29 años, por el covid, en Madagascar, donde estaba de viaje. Miquel era hijo de Josep María (Jami) Matamala, exsenador e intimo amigo de Carles Puigdemont, con el que ha compartido, parcialmente, el exilio, si bien actualmente, Matamala puede estar en su casa de Girona (Catalunya).

En noviembre del 2019 falleció Xavier Puigdemont, padre de Carles, y el ex president de la Generalitat no pudo asistir a su funeral.

En julio del 2018 falleció Pere Comín, hermano del ex conseller Toni. Para ello, Pere, su madre y sus dos hermanas María y Elisabet, se trasladaron a Bélgica, para pasar los últimos días todos juntos.

Respecto a los que están en prisión, también cabe destacar que Josep Rull, en 2019 pidió permiso para poder asistir a la operación quirúrgica de su hijo, y el tribunal supremo se lo denegó; Jordi Cuixart, en ese mismo 2019 tuvo un nuevo hijo, y se está perdiendo los primeros momentos, salvo permisos puntuales. En setiembre del 2020 falleció el padre de Jordi Turull. Etc.

Obviamente, la vida continúa, aquí y en el exilio, pero carecer de libertad es no tener nada, perderlo todo. Y la ‘vida’ pasa a ser otra cosa, reducida a esperanzas y sueños.

Y lo que no es moral ni ético, es relativizar el exilio, como tampoco lo es, hacerlo de los que están en prisión.  Y menos sabiendo que están ‘pagando’ por hacer lo que nosotros les pedimos que hicieran.

Sería INMORAL hacer lo que quieren el PSOE-PSC, los Comunes y todos los partidos unionistas, y que Salvador Illa repite como su mantra preferido, es decir, pasar página y olvidar la década pasada. Eso sería la peor traición que no podríamos hacer a todos nosotros.

No podemos olvidar ni perdonar las agresiones políticas, policiales, judiciales, económicas, sociales y de todo tipo que nos aplican desde que el rey Borbón salió con su nefasto e imperdonable discurso lanzando el ‘a por ellos’. Yo espero que les llegue el día y los paguen, y si no es en esta vida, espero que el infierno de Dante Alighieri (1265-1321) les quede pequeño, pues merecen directamente el noveno círculo, y en concreto, la zona (ronda) 4, la ‘Judeca’, en honor a Judas Iscariote, al que van los traidores, culpables de malicia y falsedad

Y tampoco podemos hacer como si no hubiese pasado nada, y ‘normalizar’ el momento actual, intentando elegir a Pere Aragonés, como nuevo president, buscando todo tipo de subterfugios que avalen el futuro monólogo (pues nunca será un diálogo) con el gobierno central.

Es evidente que cada partido político y cada ciudadano, tenemos nuestro particular punto de vista, pues la subjetividad es ineludible, por mucho que pretendamos ‘vender’ unas ideas presuntamente objetivas. Por eso es interesante el siguiente cuento:

La fábula de las cuatro estaciones:

Había un hombre que tenía cuatro hijos. Como parte de su educación, él quería que ellos aprendieran a no juzgar a las personas y las cosas tan rápidamente como suele hacerse. Entonces los envió a cada uno, por turnos, a ver un árbol de peras que estaba a gran distancia de su casa. En si país había estaciones, así que el primer hijo fue en invierno; el segundo en primavera; el tercero en verano y el cuarto en otoño.

Cuando todos habían ido y regresado, el padre los llamó y les pidió que describieran lo que habían visto.

El primer hijo dijo que el árbol era horrible, giboso y retorcido, parecía seco y sin vida.

El segundo hijo dijo que no, que el árbol estaba cubierto de brotes verdes y lleno de retoños que prometían flores.

El tercer hijo no estuvo de acuerdo, dijo que el árbol estaba cargado de flores, que emanaban un aroma muy dulce y se veía hermoso; era el árbol más lleno de gracia que jamás había visto.

El último de los hijos tampoco estuvo de acuerdo con ninguno de ellos. Dijo que el árbol estaba cargado de peras maduras, lleno de savia y bienestar. Cómo los pájaros acudían al peral para comer de los frutos que estaban marchitando, todo a su alrededor se llenaba de un exquisito aroma.

Entonces el padre les explicó a sus hijos que todos tenían la razón, porque ellos sólo habían visto una de las estaciones de la vida del árbol. Y añadió que por eso no se podía juzgar a una persona por sólo ver una de sus temporadas: ‘La esencia de lo que son los hombres, el placer, la tristeza, el regocijo y el amor que vienen con la vida sólo pueden ser medidas al final, cuando todas las estaciones hayan pasado’. ¿No será por esta razón que nos quedamos con una idea prefijada de una determinada estación de una persona, a partir de la cual la juzgamos el resto del tiempo?, ¿No será que debemos entender a las personas como móviles y no como estacionarias?

(www.covabertrand.com)

Bajo esa idea, deberíamos intentar abrir nuestro gran angular, para contemplar las perspectivas móviles de los tres partidos independentistas catalanes, al objeto de poder contemplar toda la película, no las fotos fijas con las que ya nos damos por satisfechos para juzgar y criticar a los distintos partidos.

Pero, evidentemente, ese mismo ejercicio deberían efectuarlo, asimismo, los partidos, incluyéndonos a los ciudadanos, sus votantes, en la ecuación a estudiar. Ya que no nos pueden tratar como meros votantes puntuales, y olvidarse después de nuestros sentimientos y deseos.

Asimismo, y dada la complejidad que esa amplitud de perspectiva comporta, es interesante leer la fábula existencialista de Lev (León) Tolstói (1828-1910):

Calle del Orco’ (Confesión, 1882)

‘Hay una vieja fábula oriental que cuenta la historia de un viajero sorprendido en la estepa por una bestia furiosa. Para escapar de la bestia, el viajero saltó al interior de un pozo sin agua, pero en el fondo del pozo vio a un dragón con las fauces abiertas, dispuesto a devorarle. Y el infeliz, sin atreverse a salir por temor a convertirse en presa de la bestia feroz, ni a saltar al fondo del pozo para no ser devorado por el dragón, se agarró a las ramas de un arbusto salvaje que había crecido en las grietas del pozo, y así quedó colgado. Los brazos se le debilitaban y sentía que pronto tendría que abandonarse a la muerte, que le esperaba a ambos lados, pero seguía aferrándose, y mientras estaba así, miró alrededor y vio que unos ratones, negro uno y blanco el otro, giraban regularmente en torno al tronco del arbusto del cual estaba colgado, y lo iban royendo.

De un momento a otro, el arbusto se quebraría, y el caería en las fauces del dragón.

El viajero lo vio y sabía que su muerte era inevitable; pero, mientras, continuaba suspendido, pero mirando, vio, asimismo, encontró sobre las gotas del arbusto algunas gotas de miel; al alcanzarlas con la lengua las lamió. Así me aferro a las ramas de la vida, se dijo, sabiendo que el dragón de la muerte le esperaba inevitablemente, preparado para despedazarlo; y no comprendiendo por qué estaba siendo sometido a ese tormento.

Pero lamiendo esa miel que al primer momento le consolaba; al poco ya no le daba placer y, entretanto, el ratón blanco y el ratón negro, día y noche, seguían royendo la rama de la que estaba colgado.

No veía más que una cosa: el ineludible dragón y los ratones, y no podía apartar la vista de ellos.

Y esto no es una fábula, sino la auténtica, la incontestable, la inteligible verdad para todos’.

(www.calledelorco.com)

Efectivamente, podemos fijarnos en los peligros que nos pueda parecer que comportan los otros (partidos o compañeros del movimiento independentista), también podemos contentarnos con las pequeñas gotas de miel que pueda ir dándonos el gobierno central, y darnos por satisfechos, considerando que son grandes ventajas ‘arrancadas’ por nuestras ‘grandes habilidades’.

De todos modos, a los independentistas catalanes, vista la correlación de fuerzas actuales, y las escasas o nulas expectativas para conseguir nuestra deseada independencia, nos puede pasar como al viajero de la fábula, que sigamos colgados hasta que nuestras fuerzas flaqueen, o los roedores blanco y negro (PP y PSOE) acaben por romper el tronco (del prometido diálogo) al que ERC y la CUP están agarrados. Y todos, todos, acabemos en las fauces del dragón judicial-policial español.

Para finalizar este escrito y conseguir alguna aportación optimista, seguidamente reproduzco dos pensamientos zen:

‘La tentación de rendirse será mucho más fuerte justo antes de la victoria’

‘Si añades un poco a lo poco, y lo haces con frecuencia, pronto ese poco llegará a ser mucho’

Por todo esto, debemos evitar caer en el relativismo moral, pues sabemos que no todo es igualmente bueno. Sabemos que en determinados aspectos fundamentales hay un universalismo moral e intelectual, que es la posición meta-ética del objetivismo moral.

En caso contrario, si relativizamos la situación en la que estamos, acabaremos en el abismo nihilista que quiere el Borbón, ayudado por sus lacayos servidores.