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Falta de confianza en nuestros políticos

Amadeo Palliser Cifuentes    amadeopalliser@gmail.com

Etimológicamente, el término confiar está formado con raíces latinas: el prefijo ‘cum’ (con, junto, globalmente) y ‘fides’ (lealtad, fe, confianza)

En la mitología griega, Pistis, era la personificación de la buena fe, la confianza y fiabilidad. Es mencionada junto con muchas otras personificaciones como Elpis (Esperanza), Sophrosyne (Prudencia) y las Cárites, quienes estaban todas asociadas con la honestidad y armonía entre la gente.

El equivalente romano de Pistis era Fides (fe, confianza, lealtad) (…) Su templo en la Colina Capitolina estaba ubicado en el lugar en que el Senado romano conservaba los tratados estatales con países extranjeros, donde Fides los protegía. También se le veneraba con el nombre de Fides Publica Populi Romani (lealtad hacia el estado romano) y fue conocida con gran cantidad de epítetos, como Fides Augusta, Fides Augustorum, Fides militum, Fides praetorianorum, etc.

Está representada por una mujer joven, coronada con una rama de olivo, con una copa o tortuga, o una insignia militar en la mano’

(Wikipedia)

Esta larga introducción me parece interesante para mostrar, justamente, la falta de confianza que nos merecen los políticos de la UE, los del gobierno central, y los de la Generalitat, y esa desconfianza, en un momento tan grave como es el que estamos viviendo con la pandemia, no tiene perdón.

Es un clásico que cuando un poder comente un error o toma una decisión que no está del todo ajustada a las necesidades, siempre aduce que es debido a un problema de comunicación.

Y también es otro clásico, que nunca nadie dimite; aquí en España los políticos siguen confundiendo el verbo dimitir con el nombre ruso Dimitri, como dice un viejo chiste.

Un ejemplo de la máxima ineficacia lo tenemos en el narcisista Pedro Sánchez, que únicamente ‘aparece’ en televisión, para ponerse medallas, como anteayer, para anunciar que el estado de alarma acabaría el 9 de mayo próximo, por agotar los seis meses previstos; y que eso sería posible debido a su maravilloso plan de vacunación, que ‘garantizaba’ que a finales de agosto habría 33 millones de personas vacunadas.

Presentar un enésimo programa de vacunación, sin reconocer, nunca, que los anteriores planes han fallado siempre, pues nunca se han recibido las vacunas prometidas, es grave; pero mucho más lo es, cuando esta vez coincidía su ‘puesta en escena’, con los análisis que estaban haciendo los expertos de la UE cuestionándose la eficacia de la vacuna de AstraZeneca, por la aparición de trombos coagulantes, que están causando algunas muertes en la UE, y también en España. Y ocultar este problema, como si no existiese, más que ignorancia se trata de un puro engaño, de querer mentir.

Está claro que Pedro Sánchez no quiere tener una sesión en el congreso para discutir sobre la conveniencia de prorrogar el estado de alarma, ya que eso le comportaría un cierto desgaste político en plena campaña electoral en la comunidad de Madrid. Así que, obviamente, es una muestra más de que los intereses particulares y partidistas, priman sobre los intereses de la sociedad. Y esto es un delito muy grave, estando en juego la vida y salud de muchas personas.

Y está claro que unos políticos así no merecen nuestra confianza, más bien, al revés, merecen nuestra desconfianza total.

Otro ejemplo en esa misma línea lo podemos ver en el conflicto que explica Oriol Mitjà Villar, investigador médico especializado en estrategias para combatir las enfermedades infecciosas relacionadas con la pobreza. Este doctor, que asesoró al president de la Generalitat Quim Torra durante unos meses, acaba de publicar un libro explicando sus experiencias, y por eso ha realizado entrevistas por radio y televisión, que han sido duras, ya que presentan la rivalidad entre los dos partidos que forman el gobierno de coalición, Junts per Catalunya y ERC.

Seguidamente reproduzco unos párrafos de su libro, que me parecen significativos:

‘El Departamento de Salud tira los informes a la papelera: El 21 de abril entregamos al Departamento de Salud el informe ‘Herramientas y estrategias para el desconfinamiento’ (…) pasados cinco meses, en setiembre, la consellera no había considerado adecuado implementar ninguna de las propuestas formuladas desde el ámbito de nuestra experiencia ni tampoco nos había invitado a continuar el diálogo o reencontrarnos.  En una entrevista a TV3 opiné sobre la consellera Vergés y su actuación y afirmé que ‘le faltan conocimientos de salud pública y la humildad para escuchar a los expertos’. De hecho, lo que creo verdaderamente es que la consellera se rodeaba de aquellos expertos que le decían lo que ella quería oír, pero intentaba mantener bien lejos a los que, como yo, opinábamos diferente’

(pág. 185)

‘La negativa de Aragonès a explorar caminos para salir de la crisis: Aragonès también quiso dejar claro que mi criterio era diferente del de otros médicos o científicos: ‘No hay consenso en el ámbito medicosanitario, y nosotros escuchamos lo que nos dicen nuestros expertos’.

(pág. 216)

‘La falta de entendimiento entre partidos catalanes: Recuerdo que normalmente primero yo planteaba mis argumentos y las soluciones que proponía. La consellera Vergés (ERC) solía estar en contra, y la consellera Budó (JuntsxCat) a favor. Tanto era así, que un día le dije, muy cordialmente: ‘Consellera Vergés, por mucho que me esfuerzo en recoger la mejor evidencia, a ti nunca de puedo acabar de convencer’. El vicepresidente Aragonès solía estar callado hasta el final del encuentro. No expresaba ningún tipo de hostilidad y siempre evitaba la confrontación. Pero era él el que sentenciaba, y lo hacía a favor de la consellera Vergés. Eran decisiones conservadoras y desde mi punto de vista obstruccionistas. Mi impresión personal es que Pere Aragonès tuvo un comportamiento típicamente pasivo-agresivo, es decir, que de cara decía una cosa, y por detrás se resistía a las sugerencias que les había hecho y ponía barreras para avanzar en la buena gestión de la pandemia.’

(pág. 223)

‘También soy crítico con JuntsxCat, y en mi opinión, el president Torra es en parte corresponsable de la situación por no haber construido un gobierno bastante sólido para hacer frente a esta crisis. Parte del bloqueo se ha debido a las tensiones entre las dos formaciones políticas (Junts y ERC). Percibo falta de diálogo y de ganas de comunicarse entre bloques. A mi arecer, el president Torra también le faltó valentía para intervenir en el Departament de Salut, pero interpreto que los acuerdos de la coalición blinda Salut (de ERC)’

(pág. 227)

(Oriol Mitjà, ‘A cor obert, relat de tot el que he viscut’ (a corazón abierto, relato de todo lo que he vivido) Columna Edicions, Barcelona, abril 2021)

Es importante señalar que, en toda discusión, deben considerarse los dos puntos de vista, pero, por lo que parece, las personas señaladas por Mitjà, prefieren callar, y eso ya es sintomático, ya que, a mi modo de ver, demuestra la falta de argumentos para contradecir al epidemiólogo mencionado.

Es interesante destacar que Mitjà considera que Pere Aragonès (ERC), el vicepresident de la Generalitat, tiene un carácter ‘pasivo-agresivo’, que siempre estaba callado en las reuniones. Y ese silencio, también lo destacaba Quim Torra en sus memorias ‘Les hores greus, dietari de Canonges’ (las horas graves, diario de Canonges) que ya comenté en un anterior escrito. Y, Torra incluso en una entrevista, señaló:

‘Me decepciona el vicepresident. Siempre tiene un papel pasivo, ausente. Normalmente, en cada reunión le acabo preguntando si tiene alguna cosa que añadir. No pasa nunca’ (…) Acostumbraba a pedirle a mi mujer, a la hora de ir a dormir, que me retirase los puñales que se me habían ido acumulando en la espalda durante el día (…) de todos los colores’

(Ara, 21 de marzo 2021)

Es interesante señalar que también el president Carles Puigdemont, en sus memorias ‘M’explico, de la investidura a l’èxili’ (Edit. La Campana, Barcelona, abril 2020) se quejaba exactamente igual del por entonces su vicepresident Oriol Junqueras, pues siempre solía estar callado en las reuniones, por más que le preguntasen directamente.

Estos silencios de Junqueras y de Aragonès en las reuniones, me recuerdan la película de ‘El Padrino’ (1972), de Francis Ford Coppola. Pero esta referencia únicamente la limito al carácter y actuación del jefe, y nada que ver con comportamientos mafiosos, desde luego. No quiero llevar a ningún mal entendido. Pero, quizás sería más ajustado hacer referencia a la película ‘El cardenal’ (1964), de Otto Preminger, pues en realidad, Junqueras, como jefe, tiene un buen monaguillo en Aragonès

Está claro que aquí nos faltan los modelos de Pistis / Fides a quien invocar. Y si entre nuestros representantes, se da esa desconfianza, ¿cómo podemos confiar nosotros, viendo y oyendo mensajes controvertidos?

Por eso, me parece ilustrativa la siguiente fábula de Ramón de Campoamor (1817-1901), escrita originalmente en verso, pero aquí reproduzco la versión en prosa, con el vocabulario actual, por ser más fácilmente legible.

Fabula de los gorriones

Vivía un gorrión en una preciosa jaula, con un comedero que su dueña siempre tenía lleno. El pajarito tenía cuidados y alimento, pero no tenía libertad.

Un día un gorrión libre llegó hasta la jaula y vio el comedero. Estaba hambriento, y le dijo al otro gorrión: ‘¿Puedes acercarme el comedero, que tengo mucha hambre?’

El gorrión enjaulado respondió: ‘Si me abres la puerta de la jaula, podrás comer de mi comedero’.

‘Si me acercas el comedero, te abriré la puerta de la jaula’, respondió con desconfianza el otro gorrión.

‘¿Y quién me asegura a mí que me abrirás la jaula y no te irás volando en cuanto te de comida?, dijo el gorrión enjaulado.

Y así, ninguno quería ceder. Y en esto que llegó la dueña de la casa y al verla, el gorrión libre se fue volando, tan hambriento y cansado como había llegado, y el otro gorrión continuó prisionero en su preciosas jaula dorada’

(www.tucuentofavorito.com)

Y mientras nuestros políticos actúen con la desconfianza de estos gorriones, está claro que la ciudadanía no tendremos un buen gobierno. Y si esta desconfianza se da entre partidos que tienen un objetivo común, ya que ambos son independentistas, y ‘sólo’ difieren en la estrategia; podemos imaginar la desconfianza que se da con los partidos unionistas.

Evidentemente, si no vamos unidos, todos, independentistas y unionistas, no podremos superar la pandemia de forma clara y rápida. Otro tema es la discusión política sobre la independencia; pero ahora me estoy refiriendo a la salud, a la vida y muerte de conciudadanos. Y sobre esto no habría de haber rivalidades partidistas.

Y los independentistas deberíamos ir unidos, también ante el estado español, pues sabemos qué piensan y cómo actúan. Sobre el particular, seguidamente destaco unos fragmentos del citado libro de Mitjà:

‘Como premiado (premio Príncipe de Girona 2013) era costumbre que me invitasen a algunas ceremonias con Felipe de Borbón, y asistí a dos o tres galas o cenas de lujo servidos por chefs de primera categoría y con personalidades importantes del mundo de la política y la empresa, como invitados. La princesa Leticia se mostraba más interesada por las historias sobre la copla andaluza o el arte mural en Nueva York, que no por la ciencia o los trabajos humanitarios en África’

(pág. 87)

‘Finalmente, llegó el discurso de Felipe de Borbón el día 3 de octubre del 2017. Sentí que, como premiado por la Fundació Príncep de Girona, debía tener voz (…) Así lo hice, pregunté a Felipe de Borbón que se disculpase por el discurso del 3 de octubre, después de la violencia policial y que diera soporte al derecho a la libertad de reunión pacífica. Me llamaron de la Casa Real, y me dijeron que el estado tiene derecho al uso legítimo de la violencia, que, si no, ¿cómo habrían podido sacar a los acampados del 15 M?  Me dejaron de piedra. Pero todavía hubo más: también me confesaron que tenían la sensación der estar en una preguerra civil, con preparativos para actuaciones subversivas mayores. Me dijeron que los heridos eran falsos y que había habido manipulaciones rusas en la información (…) y finalmente, yo comenté que ‘España debería dejar de lado el uso de la fuerza policial, nada justifica los medios utilizados, basados en golpes y la violencia’, así dejé clara mi postura’

(págs. 88 y 89)

Y ante una mentalidad así, está claro que, si tampoco vamos unidos, no conseguiremos nada (unidos tampoco, claro, pero tendríamos más fuerza)