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Corte número 400 de la avenida Meridiana de Barcelona

Amadeo Palliser Cifuentes    amadeopalliser@gmail.com

Hoy realizaremos el corte número 400, como protesta por la injusta sentencia de los presos políticos independentistas catalanes. Únicamente el confinamiento por la pandemia nos impidió manifestarnos.

Fundamentalmente los que nos concentramos, somos vecinos del barrio, si bien también hay otros que vienen de más lejos. Y siempre funcionamos de forma asamblearia.

Durante estos cortes hemos tenido visitas de apoyo, y también ‘visitantes’ críticos y otros, los menos, agresivos. Asimismo, hemos tenido experiencias de todo tipo, con participación obstaculizadora de la policía (con identificaciones y posteriores sanciones, persecuciones, golpes, etc.), cuando no efectuábamos el preceptivo comunicado; posteriormente, y al objeto de poder continuar con la actividad de forma ‘tranquila’, decidimos, asambleariamente, realizar dicho comunicado.

Estos 400 cortes me recuerdan la película ‘Los 400 golpes’, que escribió, dirigió y produjo François Truffaut en 1959.  El título hace referencia a la expresión francesa que significa: ‘hacer los 400 golpes’, ‘hacer las mil y una’, ‘pasarse de la raya’, ‘meterse en líos’, en referencia a las continuas transgresiones y travesuras del protagonista.

El argumento de esta película es el siguiente:

‘A los doce años, Antoine Doinel convive con los problemas conyugales que sus padres no se atreven a afrontar, y las exigencias de un severo profesor. Por miedo a su maestro, ya que no ha completado un castigo que éste le había impuesto, decide hacer campana junto con su amigo René.

Inesperadamente, ve a su madre en compañía de otro hombre; la culpa y el miedo, le llevan a una sucesión de mentiras y peleas, que poco a poco van calando en su ánimo. Junto con René, sueñan conocer el mar, y trazan un plan para conseguirlo’.

(Wikipedia)

Comentarios:

‘La película se convirtió en uno de los títulos más significativos de Truffaut. Planteado en un tono de observación distendida, su argumento está inspirado en su propia infancia, que vivió experiencias muy traumáticas. (…) Sin pretender moralizar, consigue explicitar un entorno mediocre y un discurso esperanzado, dentro de la tristeza.

(…)

Un momento muy emotivo se produce al final de le película, cuando la cámara de Truffaut escapa de un reformatorio con Antoine, siguiéndolo en un incesante ‘traveling’ mientras corre hacia ninguna parte. Después, el zoom avanza hacia el rostro y capta el rostro del protagonista, congelando la imagen, un retrato de angustia existencial que, seguramente, constituye el momento aislado más poderoso del cine de la ‘nouvelle vague’ francesa (una tendencia crítica, que pretendió anteponer el ‘cine de autor’ al ‘cine de calidad’ o comercial, que se exhibía a principios de los años sesenta en los cines franceses).

(…)

Truffaut realiza un retrato sentimental de la infancia de Doniel, un chico que demuestra una clara voluntad de independencia y rebeldía, en perfecta consonancia con el espíritu y la voluntad creadora del director’.

(Wikipedia)

Pues bien, haciendo un paralelismo entre esta película y nuestra manifestación en la avenida Meridiana, es preciso no quedarnos únicamente con la coincidencia con el número 400, pues también coincidimos con el citado significado francés de la frase ‘400 golpes’, ya que hacemos y haremos ‘las mil y una’, nos ‘pasaremos de la raya’, y seguiremos transgrediendo lo que haga falta, para mostrar nuestra disconformidad ante la severidad excesiva del estado español (en la película, ante el profesor)

El protagonista Antoine, teme al maestro en cuestión, por no haber realizado un castigo que le ha impuesto, y decide hacer campana. Ahora bien, tanto nuestros líderes y compañeros represaliados, más de 3000, ya no tememos al amoral poder (el estado español), y por eso hemos decidido dar el ‘campanazo’ (en lugar de hacer campana)

También estamos hartos de mentiras y peleas, infligidas, en nuestro caso, por el estado español; y por eso soñamos con nuestra independencia, como el protagonista lo hace con el mar.

Siguiendo con François Truffaut, en 1966 coescribió y dirigió otra de sus magníficas películas: ‘Fahrenheit 451’, de ciencia-ficción.

Argumento:

‘En una sociedad distópica, en la que el conocimiento es considerado como un peligro, los libros están prohibidos.

El trabajo de Guy Montag consiste en localizarlos y quemarlos. Pero un día, encuentra a Clarisse, que le intenta convencer para que se replantee su actividad. Su mujer no comparte sus preocupaciones, ya que está demasiado ocupada en un programa de televisión, así que Montag empieza a investigar y descubre un movimiento de gente que reivindica la lectura. Después de ver cómo una mujer es quemada viva por negarse a entregar su biblioteca, decide dejar su trabajo, pero no se lo permiten y empieza una persecución oficial contra él. Su mujer le abandona y, finalmente, decide huir de la ciudad y unirse a los rebeldes.

Es una adaptación de la novela homónima, de Ray Bradbury’.

Comentarios:

‘La película ilustra una sociedad en la que todo escrito está desterrado, la película no tiene créditos: la lista de los que colaboran en la película es recitada por una voz en off al principio de la película, procedimiento que Truffaut utilizó también en ‘La noche americana’ (1973)’

(Wikipedia)

Nosotros esperamos no llegar al corte 451, querríamos que antes ya hubieran liberado a los presos, aprobando, cuanto antes, la amnistía general y el referéndum acordado. O, cuanto mínimo, el indulto, como un primer paso.

Según se dice en la película, la temperatura de 451º Fahrenheit (equivalente a 232,8 º Celsius) es la que quema el papel.

Si no hay ninguna muestra democrática por parte del gobierno de Pedro Sánchez, seguiremos persistiendo, y el corte número 451 será el 3 de junio, que, a pesar de que será el día de Corpus Christi, deberíamos efectuar un acto luctuoso, con una de las puntuales hogueras que hacemos en el corte y, ese día, también de forma discriminativa.

Sabemos que, como en esta película de Truffaut, buena parte de la población está adormecida por la televisión, y eso a pesar de la represión. Y les es igual que nuestros líderes estén en prisión, en el exilio, encausados, multados, inhabilitados, como en la película, que les es igual que se quemen los libros.

Siempre hay excepciones, como Guy Montag, que al final se da cuenta y reacciona uniéndose a los rebeldes, pero, tristemente, son minorías.

Y lo que nunca debería haber, y en eso todos debemos estar bien atentos, en no tener sacrificios extremos, como en la película. Y obviamente, confiar que tampoco nunca haya mártires provocados externamente.

Como he comentado, estamos cansados de mentiras del estado español, pues, como Antoine, el niño protagonista de los ‘400 golpes’ que dice:

‘Miento de vez en cuando, supongo. A veces digo la verdad y no me creen, así que prefiero mentir’.

Y eso es lo que acaba haciendo Pedro Sánchez, mentirnos, y mareando la perdiz, según sus propias conveniencias electorales.

Por nuestra parte, y como gritamos cada día, seguiremos ‘tossudament alçats’ (tozudamente alzados)

Meridiana Resisteix (resiste)

Pues, siguiendo con Jacques Lacan (1901-1981), debemos diferenciar entre lo real, lo imaginario y lo simbólico; y nuestro espacio simbólico (verbal y cultural), en este momento, es la Meridiana. (Según Lacan, el  Phi mayúscula es el ‘falo simbólico’, es decir, aquel lugar que señala el momento de la emergencia de Psique).