Buscar

Derecho a manifestarse y a contramanifestarse

Amadeo Palliser Cifuentes    amadeopalliser@gmail.com

Hoy, 23 de abril, celebramos Sant Jordi (San Jorge), patrón de Catalunya, y una de las fiestas tradicionales más apreciadas por los catalanes, ya que es el día del libro y de las rosas.

Fiesta que ahora, el gobierno autodenominado más progresista del estado, se la quiere apropiar, uniéndolo con la fiesta de las letras cervantinas, con motivo del fallecimiento de Miguel de Cervantes, el 22 de abril de 1616 (el día siguiente, el 23 del mismo mes y año ,’falleció William Shakespeare), y, como ya expliqué, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, también ha querido castellanizar, o mejor dicho, españolizar nuestra fiesta, pues todo lo catalán les molesta, y cualquier excusa es ‘buena para ir contra nuestra lengua, nuestras instituciones, etc.

Y, para festejar nuestro patrón, nos han hecho otro ‘regalito’, como explico más adelante.

Todos tenemos el derecho a manifestar nuestras opiniones y mostrar nuestras quejas, faltaría más. Y, a tal fin, hay fijados unos procedimientos reglados, como la preceptiva comunicación administrativa, al objeto de que las respectivas autoridades instrumenten las pertinentes medidas de seguridad.

Nosotros hace 409 días que cortamos la avenida Meridiana de Barcelona, en protesta por la sentencia contra nuestros líderes políticos, que consideramos del todo injusta e improcedente.

Evidentemente, somos conscientes que con estos cortes molestamos a muchos vecinos, y sabemos que hay juristas que consideran que debe valorarse el prejuicio causado, ya que los manifestantes somos un pequeño grupo, y los ‘perjudicados’ (relativamente, ya que deben verse obligados a seguir un circuito alternativo que les comporta, a lo sumo, una demora de 10 minutos) son muchos más. Pero la constitución no especifica ni limita cantidades, pues se centra en defender derechos básicos.

Sabemos que los que están en contra de nuestro corte, también tienen derecho a manifestarse, sólo faltaría. Por lo que entiendo normal que se manifiesten mostrando su desacuerdo con nosotros.

Pero lo que no me parece justo, es que sus puntuales manifestaciones se efectúen en el mismo lugar que venimos utilizando. Y eso por diferentes motivos:

En primer lugar, me parece un fraude de ley, es decir, la utilización abusiva de un procedimiento administrativo, para ‘adelantarse’ en la comunicación, que nosotros venimos prorrogando, preceptivamente. Y, como ya nos pasó en otra ocasión, nos desplazaron y debimos manifestarnos en otro punto de la Meridiana. Cuando lo lógico hubiera sido que, si ellos querían manifestarse contra el corte, que lo hicieran en la plaza, como otras veces (pues ellos no quieren cortar el tránsito), y nosotros en la calzada.

Y ahora, los manifestantes anti-cortes, han anunciado que tienen ‘comunicada’ su manifestación de los días 24 a 30 de este mes; y esta vez, mediante una manifestación rodada, con vehículos, por lo que la avenida en cuestión quedará abierta. Nosotros la tenemos comunicada hasta el 19 de mayo, por eso no entendemos nada.

Ante esta situación, y en segundo lugar, me parece que no debería ser legal que se permita que un grupo pueda expresarse evitando la manifestación del grupo oponente.

Aceptar este tipo de contramanifestaciones, en un mismo espacio y horario, me parece fuera de toda normalidad democrática.

Es lógico que nosotros podremos manifestarnos en otro punto, fuera de su recorrido previsto de ida y vuelta. Pero no es el caso.

También sabemos que es indiferente el motivo de la manifestación, ya que no se requiere ni sería lógico que se fijara, una evaluación de motivos.

En este caso, nosotros nos manifestamos por la libertad de nuestros líderes, y ellos por la libertad de circular, que también es otro derecho fundamental. Y a tal fin, es indiferente que la molestia sea mínima, como he dicho. Es decir, alguien que quisiera manifestarse por la defensa de las nubes de colores, por poner un ejemplo extremo, tendría el mismo derecho que nosotros, está claro.

Pero, insisto que lo que no me parece aceptable, es que una manifestación pueda privar a otra, es decir, que su ejercicio de libertad de expresión sea negativo, destructivo, pues anula el ejercicio de otro grupo. Y repito, sabemos que nuestra manifestación limita el derecho de circular, pero, nadie se queda parado, pueden circular, dando un pequeño rodeo.

Y también sabemos que la calle es de todos, sólo faltaría, y no han de haber privilegios para nadie, y tampoco para nosotros.

Pero, después de manifestarnos durante más de un año en el cruce de Meridiana con Fabra i Puig, es evidente que el lugar es más que un cruce, es un símbolo de resistencia, como muestra nuestro emblema: ‘Meridiana resisteix’. Y, ese símbolo es el que la contramanifestación quiere destruir.     

Y estoy convencido que una lectura inteligente, por parte de la administración, debería permitirnos continuar con nuestra actividad diaria de dos horas; máxime considerando que nosotros somos vecinos del barrio, y los que se manifiestan contra nuestros cortes, mayoritariamente, no lo son (y, con muchas probabilidades, no son siquiera afectados, pues algunos vienen en autocar desde puntos distantes de la ciudad, y su ideología es extrema, aunque ese es otro tema)

Pero, por la información recibida, de forma indirecta, parece que no será así, y, claro, en ese caso, si vamos como cada día, sabemos que tendremos a los ‘mossos’ (policía autonómica) y policía municipal en contra, y nos identificarán, como mínimo. Y eso no deja de ser una vergüenza.

Otro aspecto destacable, es que nuestro grupo es asambleario, con las ventajas e inconvenientes que esto comporta, mientras que el grupo contrario, tiene unos líderes próximos a unos determinados partidos políticos (Vox y Ciudadanos), que les han apoyado en sus manifestaciones.

Es verdad que a nosotros nos han visitado políticos de diferentes partidos independentistas, cantantes, líderes de organizaciones sociales, etc.; pero, en ningún caso recibimos instrucciones operativas, a lo sumo, nos ayudan, como la ANC, a tramitar la preceptiva comunicación. Y en sus visitas, nos dan ánimos y muestran su apoyo a la causa, nada más, y nada menos.

Lógicamente, el ejercicio asambleario no es fácil, ya que gestionar las actividades que venimos programando, requiere que haya compañeros que, voluntariamente, dediquen su tiempo, en beneficio del grupo.

Y no es fácil, por lo que a estos compañeros les agradecemos su dedicación, ya que las actividades son muchas y variadas, por ejemplo: ahora, con la recogida e intercambio de libros (con motivo de la festividad de Sant Jordi, hoy); venta de rosas (por la misma celebración); el baile y escuela de sardanas, nuestra danza; algún que otro parlamento; gestionar la cuenta de correo de Telegram, para informar de forma abierta a todos los que puedan estar interesados; gestionar el diseño de merchandising (camisetas, pins y demás materiales), para su venta y poder disponer de una caja de resistencia, para hacer frente a las multas; contactar con las personalidades y organizaciones mencionadas; organizar actividades culturales, como juegos de palabras; cantar los nombres de los presos y represaliados; organizar y gestionar las asambleas; etc.

Pero, en todo momento actuamos de forma asamblearia, y todo se vota.

Y la experiencia nos muestra que no siempre todo es fácil, y se dan las lógicas tensiones, que, como demócratas adultos, vamos superando, pues nadie es más ni menos, que otro. Todos somos compañeros necesarios, todos sumamos, aunque, ciertamente, siempre hay compañeros más predispuestos que otros, y a los primeros debemos agradecer su voluntarismo. Pero todos sabemos que lo único importante es el objetivo que perseguimos, todo lo demás es accesorio para la consecución del fin perseguido. Y eso lo tenemos claro. Si bien, como humanos, cometemos errores puntuales, es evidente.

En el Ara de ayer, había un interesante artículo de Laia Vicens, titulado ‘Calculan la erosión de la generosidad al evaluar un examen’, en el que comenta que:

‘Seguramente mucha gente se ha enfrentado a un examen y ha pensado que su nota no solo dependía de sus respuestas, sino también de la nota de los otros evaluados. Hasta ahora, diversos estudios habían corroborado que el orden, en el momento de evaluar, afecta la probabilidad de aprobar, y se habían dado dos explicaciones a este fenómeno: el efecto contraste -al corregir un examen es inevitable compararlo con el anterior- y el efecto expectativa -de manera consciente, o no, el evaluador tiene en mente cuántos deberían aprobar- (…) pero ahora, un nuevo estudio ha demostrado que muchos aprobados con un 5, eran actos de generosidad (…) pero este acto bondadoso de aprobar con un 5, acaba generando un efecto perverso, pues los evaluadores se vuelven más estrictos con los siguientes, es un nuevo desvío cognitivo que hemos denominado ‘erosión de la generosidad’ (…) Las probabilidades de aprobar de un candidato, disminuyen un 7,7% por cada persona que previamente haya sacado un 5’

(Ara, 22 de abril 2021)

Este comentario me parece interesante, pues podemos extrapolarlo a otras situaciones, salvando las diferencias, claro; y, por ejemplo, en las asambleas, ya que vemos que, al votar determinada cuestión, si gana una distinta a la que hemos votado nosotros, en la siguiente votación, optaremos, inconscientemente, por otra más extrema, intentando ‘compensar’, infantilmente, la balanza, aunque en realidad se trate de un tema notablemente diferente y ajeno al anterior. Y esto lo pudimos ver ayer, en la asamblea extraordinaria para buscar alternativas al corte que nos ‘han robado’, como he dicho.

En definitiva, que tenemos mucho trabajo que hacer, para evitar la ‘erosión de la generosidad’ citada, ya que, como nos dijo ayer Frederic (Fredi) Bentanachs i Chalaux, activista independentista que nos volvió a visitar al corte de la Meridiana, para animarnos y decirnos que no debemos desfallecer, a pesar de los problemas, que debemos persistir y confiar en nuestras propias fuerzas, que son más de las que pensamos. Es el único camino; y es un camino que no es utópico ni mítico, como sí que lo es la leyenda de Sant Jordi luchando contra el dragón. Así de especial nuestro país, que tenemos como propia esa leyenda, pero tocando con los pies la tierra, pues sabemos que el estado español, nunca ha mostrado ni mostrará la menor generosidad.