Buscar

Pesimismo ante un estado español carpetovetónico y draconiano

Amadeo Palliser Cifuentes    amadeopalliser@gmail.com

Con perdón de la memoria de los carpetovetónicos, pues, como ya expliqué en un escrito hace meses, tanto los carpetos como los vetones (pueblos celtíberos, anteriores al siglo VI a.C., hasta su desaparición tras la invasión romana y las guerras cartaginesas), no tienen nada despectivo, si bien el diccionario de la RAE incluye una acepción de este término, que dice:

Carpetovetónico: persona, costumbre o idea que se tiene por española a ultranza o se defiende como tal y sirve de bandera ante cualquier influjo externo’.

Y a esta acepción es a la que me refiero en este escrito.

Asimismo, el adjetivo calificativo ‘draconiano’ es debido a las medidas judiciales y policiales extremadamente severas respecto a nuestros líderes y compañeros independentistas.

Y los mayores exponentes draconianos son, precisamente, Carlos Lesmes y Manuel Marchena, los máximos responsables del poder judicial, y por ello, los brazos ejecutores del rey borbón.

La referencia despectiva a Dracón de Atenas (siglo VII a.C.), se ha tomado de forma parcial e interesada, ya que:

‘fue un legislador que ocupó el cargo de arconte epónimo, y desde ese cargo, intentó quitarles a los nobles la facultad de juzgar arbitrariamente, mediante la recopilación y publicación de las leyes existentes. Una legislación, para todos era el primer paso hacia un gobierno republicano.

El rigor del código, que contemplaba penas muy severas aún para infracciones menores, dio origen al adjetivo draconiano, el cual hace referencia a una ley, providencia o medida extremadamente severa; sin embargo y pese a la duradera asociación de su n ombre, Dracón fue autor solo de una pequeña parte de estas normas, centrándose, al parecer, en el derecho común y las penas contra el homicidio, como forma de terminar con las venganzas familiares.

El descontento popular con el código draconiano fue tal que hubo de exiliarse a Egina. Según la Suda, murió en un teatro de Egina, al ser asfixiado por múltiples capas, sombreros y vestimentas que le arrojaron los eginetas sobre su cabeza, para honrarle’

(Wikipedia)

Hecho este preámbulo, paso a comentar mis impresiones personales, tras el ‘triunfo’ del PP en la comunidad de Madrid, en las elecciones de anteayer.

Y esa victoria no se debe ni:

·       a la gestión de la crisis de la pandemia (que, sanitaria y humanamente ha sido nefasta, pues según la información oficial -inferiores a las reales-, los muertos en la comunidad de Madrid son 15.016, y en Catalunya 14.191, cuando la población de Madrid es de 6,8 millones y la de Catalunya es de 7,8);

·       tampoco se debe a su gestión económica, ya que es fruto del concepto comentado estos dos últimos días (‘Madrid es una isla’, y ‘España capital París’), es decir, al fenómeno potenciador de la capital; 

·       ni a la gestión social (cultural, laboral -excepto el funcionarial-);

·       etc.

más bien es fruto de:

·       una campaña electoral muy sucia ‘ad hominem’, es decir, replicando los argumentos con ataques personales, especialmente contra Pablo Iglesias y Ángel Gabilondo;

·       asimismo, una campaña con nulo tacto, respeto y sensibilidad respecto a las otras comunidades autonómicas; por lo que, efectivamente, han ganado en Madrid, pero, con muchas probabilidades, habrán perdido el resto de las comunidades autónomas, por el agravio comparativo y despectivo que ha hecho Isabel Díaz Ayuso.

·       y, finalmente, por centrarse en la apelación de los instintos, de los aspectos más básicos y desenfrenados; pues, al centrar Ayuso el núcleo de su mensaje en la libertad que ‘caracteriza el estilo de vida en Madrid’ ya que pueden tomar cañas de cerveza en las terrazas, no coincidir con las ex parejas, ni con los ex jefes, de pagar menos impuestos, etc. Y esto, ‘vendido’ como la bandera de la libertad ha sido ‘comprado’ por los madrileños, tras un año de limitaciones (de movilidad fuera de su comunidad, principalmente, pues apenas han tenido otras; mientras que, en el resto de las comunidades autonómicas, si);

·       la tendencia europea y mundial de la extrema derecha, y ultra derechización de la derecha, tomando como ejemplo a Donald Trump;

·       etc.

Y el summum del mensaje de Ayuso, dirigiéndose a los madrileños, llamándoles ‘tabernarios’ debe referirse a la acepción de ‘propio de la taberna o de las personas que la frecuentan’, no a la acepción de ‘bajo, grosero y vil’.

Y ese mensaje simple, tabernario y, a la vez, apocalíptico contra el comunismo dictado desde Venezuela, como ha dicho y repetido Ayuso, ha sido el cóctel triunfante.

Por todo esto, veo que ‘mi reino (mejor dicho, mi república) no es de este mundo’ profanando la cita evangélica de Jesús de Nazaret.

Si bien se ajusta más a mi actual estado, la frase de ‘mi reino por un caballo’ que dijo Ricardo III (1452-1485), al verse acorralado en la batalla de Bosworth Field, cerca de Leicester, en el centro de Inglaterra. Y, a pesar de ese grito, el rey murió por once heridas (nueve de ellas en el cráneo).

Esa frase adjudicada a Ricardo III, la escribió William Shakespeare (1564-1616) en su obra sobre ese rey.

Otras frases famosas de Shakespeare son:

·       ‘Ser o no ser, ese es la cuestión’ (Hamlet)

·       ‘Palabras, palabras, todo palabras’ (Ídem)

·       ‘Con el cebo de la mentira se pesca una carpa de verdad’ (Ídem)

·       ‘Al nacer lloramos porque entramos en este vasto manicomio’ (El rey Lear)

·       ‘El mundo entero es un teatro’ (Como gustéis)

·       ‘El que va demasiado aprisa llega tan tarde como el que va muy despacio’ (Romeo y Julieta)

·       ‘El desdichado no tiene otra medicina que la esperanza’ (Medida por medida)

Pensamientos que son totalmente aplicables al problema territorial España / Catalunya, pues mientras nosotros queremos ser, el estado español nos aturde con palabras, palabras y cebos mentirosos. Y no queremos tener únicamente la esperanza para salir del actual manicomio español, queremos montar nuestro propio teatro, más pronto que tarde.

Pero, ante el actual panorama, es deprimente, ya que, si bien la muerte de Ricardo III comportó el final de la casa de York, pasando el trono a Enrique VII, el primero de la dinastía de los Tudor. Aquí, en el reino de España (que, afortunadamente no estamos en ese tipo de batallas cruentas, aunque sí en otras no menos negras) desgraciadamente, el reino de los borbones no parece tener el final próximo, a no ser que caiga por sus propias turbulencias familiares, como le pasó a Alfonso XIII, que echaron ‘por ladrón, no por Borbón’

También es ilustrativo el cuento:

‘Mi reino por tus sentimientos:

‘Mi reino por tus pensamientos, dijo la princesa al mendigo, queriendo conocer su mundo alejado de los lujos de palacio y más cercano a la superficie del suelo frío de invierno, bajo las miradas de incertidumbre de los viandantes y la desconfianza de los caros maletines pasando a su lado. Y entonces, el mendigo cayó en la cuenta de que esta historia la quería contar él, sin la ayuda de ninguna inspiración etérea o viajera, alejada de su testimonio y engrandecida por la pluma de quien ha escrito mucho, pero tan solo ha imaginado.

Entonces recordó una primavera anterior, pero tan lejana que no se acordaba siquiera de qué año era o de si ya era fruto de un sueño del que no se había despertado. No quería criticar su realidad, sino ser protagonista, ser aventura, ser alguien ante la atenta mirada de los espectadores. La princesa era limpia y lista, la princesa tenía todo a su alcance, pero, sin embargo, solo era prisionera de su jaula de cristal, como esa mariposa encerrada y expuesta al mundo, sin que ella hubiera dado permiso a sus captores para mostrar sus espléndidas alas. Él era solitario y descuidado, siempre sucio y sin saber hacia dónde podría ir; era un sin rumbo con brújula, pero sin la aguja de la dirección, a pesar de que la incógnita de su vida era su mañana y su hoy pertenecía a una pregunta demasiado complicada para contestar en ese corto tiempo de veinticuatro horas. Entonces, al pensar en esa primavera, la trajo a su presente. Sus pensamientos llenaban cada rincón de su memoria, su esencia.

Tenía historias que le habían contado y otras que había imaginado después de ver pasar a cientos de miles de personas a su alrededor, siendo el perfecto narrador de cualquier historia al alejarse tanto de la normalidad de los caminantes que llevaban sus huellas a toda velocidad por el pavimento de la gran ciudad. El mendigo era historia viva pues, aunque sin tinta, no terminaba de encajar en la narración, sino que prefería seguir ajeno al mundo que le rodeaba, escritor frustrado de guiones sin película, pero asombrado por los efectos especiales de cada luz sobre la acera, de cada sonido amplificado por las noches convirtiéndolo en gato de madrugada, por cada leve brisa que suponía un huracán en sus ideas.

La princesa y él eran la misma persona, pero porque el sueño les había llevado a la misma encrucijada. La libertad es la lengua común a todos los mortales y todos somos prisioneros de algo. Nunca pensó la mariposa que le cortarían las alas, jamás creyó el mendigo que su propia soledad y su errante caminar serían su propia condena (…)’

(Rocío Burgos, laplumaolvidada.word)

pues es necesario que nuestro estado depresivo no nos confunda como al mendigo; debemos ser conscientes y no olvidar la historia represiva, debemos, asimismo, unir nuestros sentimientos y nuestra razón, para planificar, inteligentemente, la confrontación inevitable.

Pero, a la vez, no debemos dejarnos llevar por nuestros sueños, aunque hoy, 6 de mayo, es un buen día para ello, pues ese mismo día del año 1856, nació Sigmund Freud en Freiberg, Moravia (Austria) y fallecido en 1939; y ese mismo día del año 1915, nació en Kenosha, Witconsin (EUA) otro genio de los sueños, el actor y guionista Orson Welles (fallecido en 1985)

Y lo que nunca deberemos perder es la dignidad, si realmente queremos resolver la pregunta hamletiana: ‘ser o no ser, esa es la cuestión’; y si queremos tener nuestro propio estado, debemos ser consecuentes, y para ello tenemos un buen ejemplo en Jordi Cuixart i Navarro, presidente de Òmnium Cultural, en prisión desde hace tres años y medio, como los demás presos políticos.

Es importante señalar que Cuixart, este martes apareció en la portada del The New York Times, con el siguiente titular: ‘Los separatistas, un dolor de cabeza para España incluso dentro de la cárcel’. Y, claro, ser una de las seis noticias principales en ese periódico, es más que relevante. Y en las páginas interiores, el recuadro con tres párrafos de la portada se convirtió en una extensa entrevista en la prisión de Lledoners. Y el titulo se pregunta: ‘¿Criminal o mártir? Un preso pone en un dilema político a España’.

Y Cuixart, señala: ‘en algún momento, España tendrá que preguntarse a sí misma, ¿que quiere hacer conmigo?, ¿eliminarme? No pueden’.

El artículo concluye con las declaraciones de Cuixart que reitera, una vez más, sus firmes convicciones: ‘lo volvería a hacer todo’. ‘No pienso pedir perdón’.

Así, el The New York Times, tras recoger opiniones de ambos lados, se alineó con muchos juristas internacionales, con muchas organizaciones internacionales como Amnistía Internacional, la ONU, Rusia, y los propios EUA.

Y que esa entrevista se pueda leer en todo el mundo, realmente pone a España en el sitio que le corresponde y que Pedro Sánchez denomina ‘el de una democracia plena’. Qué pena y qué ridículo.

Y otra muestra de ese ridículo, la tenemos con el nuevo movimiento efectuado por el juez Manuel Marchena, presidente de la sala segunda del tribunal supremo, que ayer dio cinco días a los presos políticos para que presenten alegaciones sobre la petición de indulto tramitada, a petición de otras personas. Así, Marchena, conocedor de la opinión de los presos políticos, acabará el informe no vinculante, que está demorando en exceso (y eso es prevaricación, claramente) pero es preceptivo para que el ejecutivo decida y, en su caso, apruebe Pedro Sánchez y firme el rey.

Es evidente que a Marchena se le puede aplicar adecuadamente el calificativo de draconiano, por su rigor exceso; pero no, en absoluto, por intentar quitar a los nobles la facultad de juzgar arbitrariamente, pues Lesmes y Marchena, lo que hacen es, justo lo contrario, reforzar la arbitrariedad del rey y de su casposa casta de aduladores.

Cuixart, en su tuit, ha manifestado:

‘¿Qué se han creído? No aceptaremos ninguna humillación. Ni arrepentimiento, ni indulto. Lo dijimos al supremo, en la calle y a todo el mundo; la defensa de la democracia no admite chantajes. ¡Lo volveremos a hacer!, ¡Viva Catalunya libre!’

En la línea de Cuixart, se ha expresado el conseller Josep Rull:

‘Ábalos, ministro del gobierno que nombró una fiscal general del estado que insiste en pedir que renunciemos a nuestras ideas legítimas para salir de la cárcel, exige ahora (…) que se respeten los derechos humanos. Sin comentarios’.

José Luis Ábalos dijo: ‘Seremos proactivos, nos sumamos a los recursos de la fiscalía y este tema, sin duda, si ha de acabar en el constitucional, acabará. Estamos hablando de valores y derechos fundamentales que forman nuestro ordenamiento constitucional y, por lo tanto, no estamos delante de una cuestión de menor entidad para despachar así’.

Evidentemente, la solución no se reduce a los presos políticos (Junqueras, Romeva, Rull, Forn, Forcadell, Turull, Bassa, Sánchez y Cuixart), pues hay más de 3000 independentistas imputados, además de los exiliados; así que la solución ha de ser global, y esa solución sólo tiene una salida: la amnistía, como la aplicada en plena transición a todos los presos políticos anteriores al 15 de diciembre de 1976, o la concedida de forma exprés en 1998, favoreciendo a la cúpula del GAL (grupo antiterrorista de liberación) Vera, Barrionuevoi, Sancristóbal, Álvarez, Planchuelo y Damborenea, por el secuestro erróneo de Segundo Marey, pues pasaron apenas 105 días en prisión. (En esa cúpula faltaba el ‘X’, que todo el mundo sabía que era Felipe González, pero …)

En definitiva, tenemos nuestros líderes, con una gran dignidad, como el citado Jordi Cuixart, y otros, sin olvidar a Carles Puigdemont, claro. Así que, debemos superar nuestra depresión, levantarnos de los sofás y movilizarnos, democrática e inteligentemente.

Y así, con total seguridad, haremos que las actuales victorias judiciales, policiales, económicas, sean pírricas, y que, como reconoció Pirro (318 a.C.- 272 a.C.), rey de Epiro, al finalizar una batalla contra los romanos, y habiendo perdido a sus mejores amigos y jefes, así como a miles de soldados, dijo: ‘otra victoria como esta y volveré solo a casa’. Y eso es lo que queremos, que el rey Borbón y todos sus vasallos se den cuenta del coste que representa reprimirnos, y decidan irse solos a sus tierras, a celebrar sus cosas con su libertad de tomarse algunas cañas de cerveza, siguiendo a su ‘estadista’ Ayuso.

Y nosotros ya organizaremos nuestra república, y las empresas, como Caixabank, etc., que se fueron a la primera insinuación, deberán purgar muchos años su error.