Ayer, domingo 23 de mayo, la iglesia católica celebró la fiesta de Pentecostés (Pascua de Pentecostés, Pascua Granada o Segunda Pascua), para conmemorar la llegada del Espíritu Santo (el Paráclito; parakletos: defensor, el que interviene para ayudar, abogado) a los apóstoles, para guiarlos en su misión evangelizadora.
Etimológicamente, Pentecostés tiene su origen en ‘Pentekosté’ (heméra), quincuagésimo día, que es el período que va desde la Pascua de Resurrección hasta ayer; ese lapsus de tiempo pascual es el tiempo de la amistad.
Asimismo, a esta festividad se le conoce con otros nombres: en los círculos judíos se le llama ‘Sahvu’ot (savout), (en hebreo, ‘fiesta de las semanas’), en la que se celebra los cincuenta días de la aparición de Dios en el monte Sinaí. Por lo tanto, el día de Pentecostés también se celebra la entrega de la Ley (mandamientos) al pueblo de Israel.
En los países de habla inglesa también se la denomina ‘Whitsunday’(domingo blanco), el cual deriva probablemente de las prendas blancas de los recién bautizados.
Según la Biblia, Hechos 2:1-11:
1. Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar.
2. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban.
3. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos;
4. Quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.
5. Había en Jerusalén hombres piadosos, que allí residían, venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo.
6. Al producirse aquel ruido la gente se congregó y se llenó de estupor al oírles hablar cada uno en su propia lengua.
7. Estupefactos y admirados decían: ‘¿Es que no son galileos todos estos que están hablando?’
8. Pues ¿cómo cada uno de nosotros les oímos en nuestra propia lengua nativa?
9. Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadoxia, el Ponto, Asia,
10. Frigia, Panfilia, Egipto, la parte de Libia fronteriza con Cirene, forasteros romanos,
11. judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos les oímos hablar en nuestra lengua las maravillas de Dios.
En las narraciones sobre Pentecostés de los Hechos de los Apóstoles (2,1 – 41) se le adjudica al Espíritu Santo, en congruencia con el Antiguo Testamento, características milagrosas (carismas): el ofrece valentía y libertad, hace posible la comprensión (glosolalia) y fortifica una comunidad universal’
(Fuente: Wikipedia)
Una vez efectuada esta larga introducción, me parece interesante detenerme en la glosolalia, que:
‘Según los lingüistas, es la vocalización fluida de sílabas sin significado comprensible alguno. En algunas creencias religiosas como el pentecostalismo, donde a esta práctica se le conoce como ‘don de lenguas’, a tales sonidos se los considera un lenguaje divino, desconocido al hablante.
(…)
El término deriva de ‘glössais lalö’ (glossa: lengua y laleín: hablar), usada en el Nuevo Testamento (1 Corintios 14:18).
(…)
En psiquiatría, la glosolalia se define como un lenguaje ininteligible, compuesto por palabras inventadas y secuencias rítmicas y repetitivas, propio del habla infantil, y también común en estados de trance o en ciertos cuadros psicopatológicos, o problemas neurológicos, producidos por distintas causas, como las intoxicaciones.
(…)
El término relacionado xenolalia o xenoglosia (xeno: extranjero y glossa: lengua; o ‘laleín: hablar) se usa para describir el fenómeno en el que el lenguaje que es hablado es una lengua natural previamente desconocida para el hablante. Habilidad sobrenatural o paranormal de vocalizar un idioma existente pero desconocido al que habla o de palabras de un lenguaje espiritual desconocido.
(…)
En el uso actual, ambos términos se diferencian en que mientras que la glosolalia es el balbuceo de un lenguaje no existente, la xenoglosia es la habilidad para hablar fluidamente una lengua que el hablante nunca ha aprendido’.
(fuente: Wikipedia)
En el supuesto de que esa narración fuera cierta, cosa que yo dudo, sería indiferente que los apóstoles en cuestión tuviesen glosolalia o xenoglosia, si bien, obviamente, puestos a hacerlo, se hace bien, y se hiciese la segunda, que hablasen la lengua sin aprenderla previamente, pero, entendiendo lo que se dice.
Pero lo que me interesa resaltar es que la lengua siempre es adoptada como una herramienta más del poder, para imponer su control y su ideología.
Y claro, la utilización de esa herramienta puede ser pragmática, como el citado del Pentecostés, que se adaptó a las diferentes lenguas de las otras zonas; pero, en este caso la explicación que me parece más plausible es que los apóstoles, inicialmente, no tenían ningún poder terrenal, por eso se adaptaron; mientras que cuando alcanzaron el poder en el imperio romano, adoptaron el latín, y lo impusieron en toda la iglesia católica, apostólica, y romana.
Por el contrario, vemos que otro uso de la lengua, por parte del poder, lo podemos ver en el mito de la torre de Babel (Bäb-ili, en arcadio significa ‘puerta de Dios’ o, ‘bäb’, puerta, ‘il’ Díos, o ‘ili, rechazado; ‘balbál’ en hebreo significa ‘confusión’).
Según el Génesis, Babel fue fundada por Nimrod (Nemrod), un poderoso tirano mesopotámico (babilónico) -bisnieto de Noé- que fundó el primer reino después del Diluvio, y que se oponía a Dios.
(…)
Nimrod ordenó construir la Torre de Babel para llegar al cielo. Dios, al ver que las personas trabajaban juntas con ese objetivo. Tomó la decisión de confundirlas y así creó los diferentes idiomas. Al no poder entenderse entre sí, los hombres tuvieron problemas para construir la torre, que se erigió defectuosa y finalmente no prosperó.
(…)
Según el Génesis:
11.6, ‘Dios se dijo, todos forman un solo pueblo y hablan un solo idioma; esto es solo el comienzo de sus obras, y todo lo que se propongan lo podrán lograr.
11.7, Será mejor que bajemos a confundir su idioma, para que ya no se entiendan entre ellos mismos.
11.8, De esta manera el Señor los dispersó desde allí por toda la tierra…’
(…)
Hay otros mitos anteriores sobre el origen de las lenguas con intervención divina. El más antiguo es el mito sumerio llamado Enmerkar (fundador de la ciudad de Uruk) y el señor de Aratta.
(fuente: Wikipedia)
‘Hablar en cristiano’ (hablar como es natural, como todo el mundo habla) es una frase que tiene unos 10 siglos de antigüedad, y expresa: hablar en castellano. Y hace referencia a la Edad Media, en la que en la península Ibérica había una convivencia de judíos, árabes y cristianos. A la lengua de los árabes, los castellanos la llamaban ‘algarabía’ (confusión).
En el siglo XIII, la Escuela de Traductores de Toledo, bajo la supervisión de los reyes, se transmitía toda la cultura oriental a Europa, pero en los siglos XIV y XV empezaron las rivalidades, y ya en 1492, los Reyes Católicos expulsaron a los judíos de la península.
Pero esa frase se conservó hasta hoy día, como muestra del etnocentrismo imperial, como saben muy bien en América Latina, y sabemos, también los catalanes, ya que tras la guerra incivil de 1936-1939, nuestros padres la oyeron a menudo por parte de los rebeldes vencedores, mostrando, una vez más, el poder de la lengua como herramienta de opresión y de divulgación ideológica, del supremacismo castellano. Como lo expresa, asimismo, la frase ‘no hay cristiano que lo entenga’.
Otra frase en esa línea es ‘el que tiene padrino se bautiza, y el que no, se queda moro’.
Y la utilización de las lenguas como herramienta de poder, nos la dio anteayer el estado francés, ya que:
‘El Constitucional francés impide la inmersión lingüística en catalán:
El Tribunal Constitucional francés ha tumbado la posibilidad que haya inmersión lingüística en catalán, vasco, bretón y occitano en las escuelas públicas. Ayer rechazó algunos artículos de la denominada ley Molac, elaborada por el diputado bretón Paul Molac, que defendía proteger el patrimonio lingüístico de las llamadas lenguas regionales. Considera que esta parte de la ley es anticonstitucional por que ‘la lengua de la república es el francés’.
El diputado bretón lamentó, en un comunicado, esta decisión ‘incomprensible’, y reclamó que el gobierno cambie la constitución porque se aplica ‘una visión totalmente obsoleta, que obligará a prescindir de una pedagogía muy eficaz. Aún así, celebró que la mayoría de las disposiciones se hayan aprobado.
Los magistrados también han censurado el uso de grafías que no existen en francés en los documentos de registro civil, un aspecto que también incorporaba la nueva normativa. Así, por ejemplo, se continuará sin poder poner nombres que tengan acentos habituales en catalán, como el ‘cerrado’ sobre la i de Martí.
En cambio, otros aspectos de la ley han quedado avalados, como las disposiciones que permiten el soporte económico de los ayuntamientos a la escolarización de los niños con una educación lingüística llamada regional, siempre que no sea inmersiva.
La ley la aprobó el parlamento francés a principios de abril, después de una votación en la asamblea en la que recibió 247 votos a favor y 76 en contra, a pesar de que el gobierno ya se oponía a algunas medidas clave, como la inmersión lingüística.
La normativa proponía generalizar el aprendizaje de estas lenguas desde el parvulario hasta el instituto, una práctica que actualmente, más allá de proyectos como la Bressola, sólo se aplica en las escuelas de Córcega para los más pequeños. También incorporaba aspectos como la señalización bilingüe en edificios públicos, en señales de tránsito y en la comunicación institucional.
El casal de Perpinyà mantiene la protesta en defensa de la enseñanza en catalán, para el 29 de mayo, que ya estaba convocada’.
(Ara, 22 de mayo del 2021)
Esa es una muestra más del jacobismo de los Borbones, que no hay que confundir con el de los escoceses. En Francia (1789-1794) los jacobinos propugnaron la indivisibilidad de la nación y defendieron un estado fuerte y centralizado que quedó como una concepción centralista de la república.
Y esa es una de las herencias que adoptaron también los Borbones en España, tan nefastos para Catalunya. Qué diferente nos hubiera ido si hubiesen importado, la concepción de la ‘igualdad, fraternidad y legalidad’, pero …
Y ya sabemos que el poder lo corrompe todo, y es triste constatar que incluso en Catalunya, durante y después de la guerra incivil, tuvimos y tenemos personas con unos vínculos franquistas; y eso por vínculos económicos, familiares o culturales, pero que conformaron una casta que es la que sigue dominando en Catalunya, y se resisten a perder cualquier cuota de poder.
Asimismo, hay otro tipo de personas, que intelectualmente han primado el poder central español, obviando todo tipo de sentimientos; es decir que, al haber mamado el etnocentrismo español, lo han asimilado acríticamente.
En esa línea, un ejemplo que me decepcionó totalmente fue un artículo de Carme Riera (Palma, 1948), publicado ayer en La Vanguardia, titulado ‘La calle es mía’, que, haciendo referencia a esa frase atribuida al ministro franquista Manuel Fraga Iribarne en una conversación telefónica en 1976, con Ramón Tamames; y, con esa introducción, nos criminaliza a los que nos manifestamos diariamente en la avenida Meridiana. Pero esto ya es otro tema. Lo que sí que tiene relación con el presente escrito, es que esa autora manifestase, hace años:
‘Lo digo claro y catalán: no soy independentista y, a pesar de que soy mallorquina, la actual situación política catalana me parece ridícula’
Y defendió que ‘me gusta establecer puentes, no destruirlos’. Su obra de creación (22 títulos de novela y literatura) es toda originalmente en catalán, mientras que la de ensayo es en castellano. ‘Para mi esto es un hecho natural: creo en catalán, que es mi lengua materna y después lo traduzco, y hago no ficción en castellano, y eso tiene que ver con la maravillosa posibilidad de tener dos lenguas (…)’
(El País, 3 de noviembre de 2015)
Lógicamente, cada uno tiene derecho a pensar y manifestar lo que considere oportuno, sólo faltaría. Y también me parece claro que siempre es más positivo crear puentes que destruirlos; pero ese no es el problema, ya que el nudo de la cuestión es la necesaria defensa de las lenguas minoritarias, las menos favorecidas. Y eso lo digo yo, que no soy ejemplo de nada, ya que mi lengua materna es el castellano.
Pero tengo claro que mientras no se defiendan las lenguas, los intereses y los deseos de las minorías, seguirán imponiéndose las mayorías, los estados seguirán imponiendo su ‘cristiano’ y considerándonos ‘moros’ al resto. Y por eso quieren destruir el modelo de inmersión de la escuela catalana, como expresó explícitamente José Ignacio Wert, siendo ministro de educación del PP, mientras que otros lo ejecutan sin decirlo, siguiendo la consigna del real decreto de Nueva Planta (1716), de Felipe V: ‘para que se consiga el efecto sin que se note el cuidado’.
Y la construcción de puentes que sean de dos direcciones, sin discriminación positiva del débil, es seguir perpetuando el poder del castellano, mermando el catalán, el vasco, el gallego, etc., como vemos con las televisiones y demás medios de comunicación.
Y si a lo largo de la civilización, la lengua ha sido una herramienta de poder, para ser utilizada según su conveniencia puntual (para unir o para dividir, como hemos visto), los pueblos minoritarios debemos defenderla, como expresión de ser lo que somos, pues el babel es riqueza.