Samuel Adam
12 de Agosto de 2021
Martha Tlazalo volvió el 15 de julio del 2021 al Hospital de Especialidades Belisario Domínguez, luego de medio año en casa por incapacidad. Es enfermera en uno de los primeros “hospitales Covid” de la Ciudad de México y donde durante el primer trimestre de la emergencia sanitaria se contagió una enfermera por día.
De marzo de 2020 a enero de 2021, Martha atendió al doble de pacientes de los que le correspondía. Debido a la falta de personal y la ocupación al límite del hospital pasó once horas diarias detrás de un traje, sin poder tomar agua, comer o ir al baño. Martha fue el primer contacto de los pacientes más graves.
Revisó sin parar signos vitales y nivel de azúcar de los pacientes; controló su presión y glucemia inestables dada su condición de salud; aspiró las secreciones de la boca y la cánula que permite al paciente respirar, revisó la operación del ventilador que los ayudó a respirar, y que estuvieran bien sedados; los bañó, movió sus articulaciones y controló los líquidos que ingresan y egresan de su cuerpo.
Martha lleva 16 años como enfermera en el Belisario Domínguez y gana 8 mil pesos quincenales.
En enero del 2021, en el segundo pico de la pandemia, se contagió de Covid. El 7 de enero ingresó al hospital donde trabaja con una saturación de oxígeno del 78 por ciento, muy por debajo del 95 por ciento que se considera normal.
El Belisario Domínguez se encontraba entonces con una ocupación del 100 por ciento -ninguna cama disponible- y Martha pasó 40 horas sin poder ocupar una cama de terapia intensiva que por su gravedad requería debido a que el hermano del director del hospital ocupaba esta cama sin necesitarla, según documentos en poder de MCCI.
“A eso se le llama nepotismo, porque le dio preferencia a su familiar cuando no se ameritaba”, dijo la enfermera en entrevista telefónica, “al tercer día me dieron la atención que merecía por lo que hicieron mis compañeros de darlo a conocer a medios de comunicación y estar al pendiente”.
La enfermera Martha ya no atiende Covid. A su regreso al hospital fue turnada a otra área porque el hospital comenzó a ceder camas Covid a otros padecimientos en mayo de este año, ante la reducción de casos de coronavirus. Sin embargo, para julio la tercera ola de contagios ya era inminente y el Belisario Domínguez tuvo que volver a convertirse en hospital Covid.
Aunque no aparece en el mapa de disponibilidad de camas Covid del Gobierno de la Ciudad, las enfermeras aseguran que para el 2 de agosto ya no había camas de terapia intensiva disponibles y quedaban pocas camas generales.
“Los pacientes de otros padecimientos ya han sido dados de alta o trasladados. Ya somos Covid 100 por ciento”, dice la enfermera Anaith Gaspar.
El Belisario Domínguez es el segundo en la Ciudad de México con más fallecimientos en la primera ola de la pandemia. También es el hospital más grande de Iztapalapa, alcaldía donde han muerto tres de cada cien personas por Covid-19 en el país.
Las enfermeras son quienes más se han contagiado entre el personal de salud en México, el país con más médicos enfermos. Hasta mayo del 2021 se habían contagiado 91 mil enfermeras en el país.
Como en la mayoría de los hospitales Covid, son las primeras en la línea de batalla.
En el Belisario Domínguez se han vivido jornadas de hasta 90 muertos por coronavirus por semana. Las enfermeras no han tenido descanso, no ha habido pruebas Covid ni para ellas y cada vez son menos en cada jornada para atender un hospital que en al menos en las primeras olas críticas de la pandemia se vio rebasado.
Falta de personal y equipo
El Hospital de Especialidades Belisario Domínguez está en Avenida Tláhuac, al sur de Iztapalapa, justo frente al tramo de la Línea 12 del Metro que colapsó el pasado 3 de mayo. Antes de la emergencia por Covid-19 daba atención de especialidades y en abril del 2020 fue uno de cuatro hospitales que dependen del sistema de salud de la Ciudad de México reconvertidos para atender exclusivamente a pacientes con coronavirus.
Con 114 camas fijas en tres pisos del edificio, es el hospital Covid más grande de Iztapalapa. Según la Secretaría de Salud capitalina, en cada turno trabajan 158 miembros del personal de salud: dos médicos intensivistas, 27 enfermeras intensivistas, tres electromédicos, 4 epidemiólogos, 36 médicos generales integrales y 86 enfermeras generales. Sin embargo, los trabajadores señalan que ha habido jornadas de solo 80 personas responsables de más de 100 camas.
“La mayoría ya tenemos lesiones en la cara de tanto utilizar el cubrebocas, los gogles”, cuenta Samantha Basilio, enfermera del Belisario Domínguez. “Ya estamos cansados física y psicológicamente. Es muy pesado estar la mayoría del turno y salir cansada, sudada, que te duelan los pies, la espalda, la cabeza”.
De mil trabajadores de la salud en el hospital, 140 se ausentaron al inicio de la pandemia incluyendo 74 enfermeras, por ser población vulnerable. Alrededor de 150 personas más han renunciado o pedido licencia sin goce de sueldo, por lo que el hospital se quedó con alrededor de 700 trabajadores para todos los turnos.
Según la Secretaría de Salud de la Ciudad de México se contagiaron 110 profesionales de la salud – 91 de ellas eran enfermeras-, entre la reconversión de abril y el 12 de julio. En promedio, un trabajador por día.
Al inicio de la pandemia, las enfermeras se dividían los turnos para ingresar con los pacientes, pero hoy tienen que estar las once horas dentro de cada área Covid.
Aunque Sedesa presume 47 camas de terapia intensiva en el hospital para atender coronavirus, el área de terapia intensiva solo tiene ocho camas, de las cuales funcionan siete porque los médicos tuvieron que habilitar un cubículo para ponerse el equipo de protección.
Cuarenta camas más en medicina interna tienen pacientes intubados, por lo que también se cuentan como de cuidados intensivos a pesar de no tener todas las instalaciones necesarias, además de 14 camas de urgencias.
“Hemos tenido compañeros que se desmayan dentro de las áreas, los overoles son de mala calidad, prácticamente son plásticos”, dice otra enfermera que pide reservar su nombre.
Cada enfermera atiende en promedio de dos a tres pacientes por turno en el área de terapia intensiva, a cuatro en el área de urgencias y hasta siete en medicina interna. Hay escasez de medicamentos para sedar a quienes están o van a ser intubados y de abril a noviembre solo tuvieron un tomógrafo para todo el hospital porque el segundo estaba descompuesto.
Iztapalapa concentra más contagios
Saturación
“Hospital sin disponibilidad”, se leía el 18 de diciembre del 2020 en el sistema de disponibilidad hospitalaria de camas Covid-19 del Gobierno de la Ciudad de México sobre el hospital Belisario Domínguez.
Ese día el gobierno local y el federal anunciaron que la capital volvía a semáforo rojo y se suspendían actividades económicas no esenciales. Sin embargo, el personal de salud en el Belisario Domínguez ya tenía nueve meses con un ritmo por encima del límite.
“Hubo muchísima incidencia. Estamos hablando del 150 por ciento del hospital lleno, no teníamos ni camas”, dice la enfermera Anaith Gaspar sobre la primera ola en abril del 2020. “Atendimos gente en el pasillo, gente que muchas veces fallecieron, que estaban sentados en una silla sin acceso a oxígeno”.
Este hospital es el segundo con más defunciones registradas entre marzo y mayo del 2020 relacionadas con coronavirus, después del Hospital de La Raza. Solo entre abril y mayo del 2020 hubo 433 decesos por Covid. Sin embargo, en el 91 por ciento de los casos no se había comprobado la enfermedad al momento del fallecimiento, por lo que la descripción de causa de muerte es probable Covid-19, según una revisión realizada por MCCI.
La primera defunción registrada en el hospital de Iztapalapa relacionada con coronavirus fue el 10 de abril y 16 días después, el 26 de abril, fue el día con más decesos de la primera ola, con 20 actas de defunción.
La semana siguiente, del 27 de abril al 3 de mayo, fue la semana con más defunciones en el hospital: 90.
Las enfermeras Juanita y Ana, el camillero Ariel, la trabajadora social Guadalupe, el doctor hernández y un trabajador de admisión, todos del Belisario, fallecieron luego de
contraer el virus en la primera ola, y la situación no mejoró para la segunda.
“Se dañó uno de los elevadores este fin de semana (diciembre 2020). Hubo seis defunciones. Tuvieron que quedarse los cadáveres en las camas donde habían muerto porque no había manera de sacarlos. Fue un gran problema y significa que el personal que está pasando por estas áreas tenga un gran riesgo de contagio”, contó el doctor Juan Pierzo.
La primera línea por ocho mil quincenales
Las enfermeras del Belisario Domínguez, quienes están en mayor contacto con los enfermos de Covid, ganan ocho mil pesos quincenales.
Según el tabulador de remuneración de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, una enfermera general de base gana entre 17 mil 138 y 16 mil 7 pesos netos mensuales, y las auxiliares de enfermería 13 mil 847 pesos mensuales, incluyendo el aumento del 5 por ciento que les dieron en 2020.
Ninguna de las enfermeras del Belisario ha recibido en más de un año algún bono por atender a pacientes Covid.
“Hay médicos odontólogos, otorrinos, cirujanos, ginecólogos, trabajo social, que definitivamente no quieren y tienen miedo de entrar y toda esa carga de trabajo quieren que nosotros la hagamos”, dice Dalila Duarte. “Ellos siguen percibiendo sus sueldos más elevados y nosotros continuamos con el mismo sueldo con el que iniciamos”.
El Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) ha contratado a pasantes de
medicina y médicos residentes para apoyar al personal en este hospital, y según las enfermeras, ellas los han tenido que capacitar al mismo tiempo que atender a los pacientes.
“Ellos vienen ganando hasta el doble que nosotros, y si lo ves como una injusticia porque nosotros cuántos años trabajando en ese hospital y tenerlos que capacitar”, dice Anaith.
Los primeros días de noviembre del 2020, la Secretaría de Salud de la Ciudad de México le dio un día de descanso extra por semana al personal de salud, debido al cansancio por nueve meses de pandemia, pero ante el incremento de hospitalizaciones les retiraron la prestación tres semanas después.
Enfermeras sin pruebas
Aunque México es uno de los países donde se realizan menos pruebas, el gobierno federal ha señalado que las pruebas se deben garantizar tanto a los pacientes que llegan a los hospitales Covid como al personal de salud que los atiende.
Pero no solo escasearon las pruebas para los pacientes, tampoco hubo pruebas para el personal de salud.
Samantha Basilio, enfermera del área de terapia intensiva del Belisario Domínguez, comenzó a tener síntomas de coronavirus en mayo. “En un inicio fue todo un tema porque no nos querían hacer las pruebas, fue cuando salimos más infectados”, dijo Samantha a MCCI. “Nosotros dimos por lógico que, pues ahí tenemos epidemiólogo, y lo ideal es que nos hicieran las pruebas ahí, en nuestra misma unidad. Fue todo un lío porque no nos las quisieron hacer en un inicio”.
A Samantha la enviaron a un centro de salud cercano a hacerse la prueba que resultó positiva, pero en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) un doctor le dijo que no era Covid sino una faringoamigdalitis aguda y solo le dio tres días de incapacidad.
Tuvo que volver enferma al ISSSTE para que ya con una prueba positiva le dieran 14 días de incapacidad y pidió vacaciones ante la persistencia de síntomas, para volver hasta terminado el mes a atender pacientes con Covid en terapia intensiva.
“Nos comentaban que no nos las tomaban (las pruebas) porque no les daban los reactivos suficientes para tomarnoslas a todos, que solo tenían 10 reactivos y nosotros solicitamos pruebas no sé 50, y que no les alcanzaban los reactivos para tomarnos todas las pruebas, por eso no nos las querían tomar ahí y nos mandaban al centro de salud”, señala la enfermera.
Las enfermeras son quienes más se han contagiado en México por atender a pacientes con Coronavirus.
Hasta el pasado 17 de mayo, 741 enfermeras habían fallecido en México.
Con la camiseta puesta
Un año después de estar al límite, el Belisario Domínguez dejó de aparecer en rojo y las camas comenzaron a desocuparse. Los enfermeros pudieron ajustar sus horarios de trabajo e intentaron descansar.
El 3 de mayo, parte de la estructura de la Línea 12 del Metro colapsó entre las estaciones Olivos y Tezonco, justo frente al Belisario Domínguez. El hospital fue el primero en recibir a las víctimas del accidente.
Entre los heridos se encontraban Jazmín Zulema Sixto y Juan Carlos Ruiz, pareja de enfermeros que tomaron el metro después de su jornada laboral en el Belisario Domínguez. Jazmín fue internada en urgencias y operada del bazo esa misma noche. Juan Carlos fue llevado a otro hospital y dado de alta, pero por sus heridas fue ingresado un día después en el mismo hospital que su esposa. Ambos estuvieron tres semanas, atendidos por sus compañeros.
A partir del 20 de julio, las enfermeras volvieron a soportar jornadas de doce horas sin poderse quitar el equipo de protección. La tercera ola del Covid-19 había llegado.“Para nosotros los pacientes son más allá que un paciente, que un número de cama, son seres humanos”, dice la enfermera Martha Tlazalo, quien celebra haber vuelto al hospital, después de meses con dificultad para respirar.