A los independentistas nos falta la diosa Izanami

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Las constantes muestras de represión del estado español, así como la envidia, celos y venganzas, generadas por la competitividad entre los partidos ‘independentistas’, nos muestra que los ciudadanos independentistas estamos abandonados y, únicamente, nos tienen en cuenta en las campañas electorales; como intento razonar seguidamente.

Hace unos días fuimos a ver la exposición ‘Venerades i temudes’ (veneradas y temidas) al centro del CaixaForum de Barcelona, que presenta una gran muestra de mitos femeninos, diosas y demás figuras de ese género, explicando su gran influencia en diferentes culturas de todos los continentes.

Y una de las primeras referencias en esa exposición, son unas acuarelas de Izanami-no-mikoto (aquella que invita) y Izanagi-no-mikoto (aquél que invita), dioses primigenios sintoístas (religión japonesa, cuyo nombre significa ‘Camino de los dioses’)

La leyenda cuenta que Izanami (Izana-mi, Izanami-no-mikoto o Izanami-no-kami), tras varias peripecias, como la creación de la primera tierra, sufrió la primera discriminación de género, pues, tras la citada creación, dio las gracias en primer lugar, cuando debía haberlas dado después de hacerlo su esposo Izanagi, por lo que fueron castigados con dos hijos deformes (Hiruko y Awashima). Acto seguido, el matrimonio efectuó de nuevo el rito matrimonial, pero esa vez, el marido habló primero, por lo que se consumó de forma correcta. Mucho tiempo después, Izanami murió en el momento de uno de sus partos; su esposo, Izanagi, indignado fue a buscarla al inframundo, desoyendo todos los consejos. Al ver el cadáver putrefacto de su esposa, ésta, llena de ira mandó a los ejércitos del inframundo tras su marido. Este consiguió escapar, y al salir de Yomi, cerró la entrada con una gran piedra, y rompió su matrimonio con Izanami, por lo que, ésta, lanzó una maldición diciendo que cada día mataría a mil humanos, a lo que él respondió que, de hacerlo, él haría nacer a mil quinientos cada día.

Y ese caldo de cultivo de cólera, envidias y venganzas, como vemos, es connatural en nuestra cultura, pues, también, el poema épico griego la Ilíada de Homero (s. VIII a.C.), la primera obra escrita en el mundo Occidental empieza con la frase: ‘Canta, oh diosa, la cólera del Pelida (*) Aquiles, cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos …’

(*) hijo de Peleo y Tetis.

Y, a pesar de los siglos pasados, con un supuesto aumento cultural y civilizatorio, vemos que, en los momentos de crisis (pero no solo), afloran las reacciones más primitivas, conscientes e inconscientes.

Por eso, no nos extraña en absoluto que el reino español siga mostrándose rencoroso y vengativo, reprimiéndonos a los independentistas catalanes, y castigando a todos los catalanes (independentistas y unionistas españoles). Y claro, en nuestro pequeño país, vemos, también, que reproducimos esos hábitos críticos, descalificatorios, pues, olvidando que el oponente es el estado español, los partidos políticos ‘independentistas’, en la disputa electoral, solo se mueven para, metafóricamente, arrancar los ojos a sus competidores, por el voto de la ciudadanía.

El reino español, sin ningún rubor, como he dicho, sigue con su represión; ayer tuvimos una nueva muestra, ya que la audiencia nacional ha aceptado a trámite una querella de Abogados Cristianos (asociación de extrema derecha) contra los impulsores de la ley de la amnistía (Junts, ERC y PSOE), pues estima que ‘presentan características que hacen presumir la posible existencia de una infracción penal (…) por no respetar la separación de poderes’; y, para seguir avanzando, la audiencia nacional ha pedido la conformidad a la fiscalía general.

Otra muestra de esa represión española, la confirma la sospecha del titular del juzgado de instrucción 29, de Barcelona, el juez Santiago García, que investiga el espionaje ilegal con Pegasus a varios independentistas, pues considera que el espionaje a Pere Aragonès, president de la Generalitat, se efectuó, inicialmente, sin el preceptivo aval del tribunal supremo.

Y otra muestra más fue, que ayer, la consejera responsable del tribunal de cuentas en el juicio por malversación en el 1- O (fecha del referéndum del 2017), Elena Hernáez, reactivó el caso del ‘procés’ dando 10 días a la fiscalía, para que se pronuncie.

Está claro, que todos los poderes del estado están movilizados, siguiendo el toque de corneta de José M. Aznar, efectuado el pasado noviembre: ‘El que pueda hablar, que hable, el que pueda hacer, que haga, el que pueda aportar, que aporte, el que se pueda mover, que se mueva. Cada uno en su responsabilidad tiene que ser consciente de la situación de crisis en la que estamos’

Y esto no es nada nuevo, hace más de 310 años que dura esa persecución.

Lo triste es ver que todos los poderes del estado se complementan para conseguir su objetivo; pero, aquí, en Catalunya, los partidos ‘independentistas’ van divididos y subdivididos, cada uno persiguiendo sus objetivos partidistas.

Así, vemos que el estado lanza sus mensajes, asimilando la independencia a la decadencia, el progreso a la unidad y el regreso a la separación, etc. Y aquí, en Catalunya, los discursos, más bien reflejan y potencian el ‘procesismo’, sin alejarse del autonomismo.

Por todo esto, y pensando en los unionistas (los españolistas, de Catalunya y del resto del estado), pero, también pensando en nuestros ‘líderes’, me parece pertinente recordar el pensamiento triste del tango ‘Cambalache’, compuesto en 1934 por Enrique Santos Discépolo Deluchi (1901 – 1951); canción versionada por Julio Sosa (1963), Joan Manuel Serrat y Teresa (1984), Raul Seixas (1987), Julio Iglesias de la Cueva (1996), etc.

Seguidamente reproduzco la letra original de Enrique Santos Discépolo:

‘Cambalache

Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé

en el 510 y en el 2000 también

que siempre ha habido chorros,

maquiavelos y estafa’os

contentos y amarga’os, valores y doblé.

Pero que el siglo 20 es un despliegue

de maldad insolente, ya no hay quien lo niegue

vivimos revolca’os en un merengue

y, en el mismo lodo, todos manosea’os

Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor

ignorante, sabio o chorro, pretencioso estafador

todo es igual, nada es mejor

lo mismo un burro que un gran profesor.

No hay aplaza’os, ¿qué va a haber? Ni escalafón

los inmorales nos han iguala’o

si uno vive en la impostura y otro afana en su ambición

da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos,

caradura o polizón.

¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón!

cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón

mezcla’o con Toscanini, va Escarfaso y Napoleón

Don Bosco y La Mignón, Carnera y San Martín.

Igual que en la vidriera irrespetuosa

de los cambalaches se ha mezcla’o la vida

y herida por un sable sin remaches

ves llorar la Biblia junto a un calefón.

Siglo veinte, cambalache problemático y febril

el que no llora no mama y el que no afana es un gil.

Dale nomás, dale que va

que allá en el horno se vamo’s a encontrar

no pienses más, sentate a un. la’o

que a nadie importa si naciste honra’o.

Si es lo mismo el que labura

noche y día como un buey

que el que vive de las minas

que el que mata, que el que cura

o está fuera de la ley.

(https://www.google.com)

Pues bien, vemos que el actual siglo XXI no es mejor que el siglo pasado, sólo hace falta ver la cantidad de conflictos armados, los millones de personas mal alimentadas, sin sanidad ni educación; la falta de confianza y solidaridad, etc. Y, claro, desgraciadamente, Catalunya no es una excepción.

Por eso, debemos recobrar el espíritu creador de Izanami-no-mikoto, pero obviando sus rencillas con Izanagi-no-mikoto, pues, su significado: ‘la mujer que invita’ y ‘el hombre que invita’, es positivo, aleccionador y motivador.

Pero no debemos perder tiempo, pues, como cantó Raimon (Ramón Pelegero i Sanchis) en su canción ‘T’adones amic’ (1974):

‘T’adones, company, que a poc a poc ens van posant el futur a l’esquena; t’adones, amic.

T’adones, company, que ens el van robant cada dia que passa, t’adones, amic’

(…)

(Te das cuenta, compañero, que poco a poco nos van poniendo el futuro a la espalda; te das cuenta, amigo.

Te das cuenta, compañero, que nos lo van robando cada día que pasa, te das cuenta, amigo)

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