*Se realizó un conversatorio en que cuatro investigadores de El Colegio Mexiquense analizaron la situación que se deriva de la falta de un esquema de evaluación a escala nacional
Santa Cruz de los Patos, Zinacantepec, Estado de México, 11 de junio de 2025

Ante la desaparición del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), la sociedad civil, la academia y los organismos internacionales tienen la oportunidad de atender algunas tareas de la evaluación que realizaba ese organismo, como una actividad fundamental para conocer los resultados de las políticas y los programas sociales, así como mejorar su diseño e implementación.
En la mesa de diálogo «Cambios y retos de los nuevos arreglos institucionales de la evaluación en México», como parte de las actividades de la semana de la evaluación glocal 2025 en que participó la institución, cuatro profesores-investigadores de El Colegio Mexiquense analizaron la situación que resulta de la desaparición del Coneval y de la incorporación de algunas de sus funciones y tareas al INEGI.
Al responder a tres preguntas en rondas sucesivas, Gloria Guadarrama Sánchez, Cecilia Cadena Inostroza, Miguel Adolfo Guajardo Mendoza y Juan Carlos Martínez Andrade se refirieron a la incertidumbre que provoca la pregunta acerca de cómo se realizará la tarea que durante 18 años hizo el Coneval, que no solo fue la de medir la pobreza, sino la de hacer evaluación y apoyar al respecto a estados y municipios.
Guadarrama Sánchez dijo que se aprecia desarticulación para evaluar la política social y no hay nuevos esquemas que sustituyan a los que se emplearon durante casi dos décadas, y ejemplificó con los programas dirigidos a mujeres, en que las dependencias y organismos encargados de atender a ese sector de la población no tienen injerencia en aquellos, a la vez que advirtió del efecto negativo en los actores de la política social por la falta de planteamiento de un nuevo sistema de evaluación.
En sus intervenciones, Cecilia Cadena Inostroza dijo que el Coneval consolidó prácticas profesionales y técnicas robustas y refinadas en cuanto a la medición de la pobreza y la evaluación de la política social, expresó su preocupación respecto a los efectos que habrá en cuanto a transparencia y la rendición de cuentas, y también respecto del eventual uso electoral de los programas sociales.
Por su parte, Miguel Adolfo Guajardo previno sobre los riesgos que supone la falta de esquemas de evaluación, reflexionó sobre las posibilidades de que el INEGI realice tareas que antes hizo el Coneval, y admitió que sin evaluación hay menores oportunidades de mejorar las políticas públicas.
Juan Carlos Martínez Andrade consideró que el país no ha logrado crear un marco de referencia para entender la evaluación y existe el riesgo de perder la posibilidad de crear un entorno de conocimiento de lo que hace el gobierno y del uso de los programas sociales.
Al último interrogante respecto al papel de organizaciones de la sociedad civil y la academia ante el panorama respecto de la evaluación, los participantes expresaron su confianza en que, junto con organismos internacionales, aquellas sigan realizando una parte de esa tarea central, y que los gobiernos locales que llevan a cabo evaluación de sus políticas y programas lo sigan haciendo.
La sesión fue moderada por Regina Moreno, estudiante del Doctorado en Ciencias Sociales de El Colegio Mexiquense.