LISBOA, 15 ago (Reuters) – Por primera vez en 13 años, no hay ningún equipo español en las semifinales de la Liga de Campeones y la forma en que el Barcelona quedó fuera, con una derrota por 8-2 ante el Bayern de Múnich, terminó rotundamente con la supremacía de La Liga.
Hubo una similitud básica en la forma en que Barcelona, Real Madrid y Atlético Madrid salieron de competencias europeas esta temporada: simplemente parecían demasiado lentos.
No es que a sus jugadores individualmente les falte velocidad, sino que carecen de la intensidad, el dinamismo y la presión implacable de los principales equipos alemanes e ingleses.
Los equipos españoles no son capaces de atacar con esa misma contundencia, de pasar de la defensa al ataque en cuestión de segundos, y tienen dificultades defensivas para manejar equipos que juegan de esa manera.
La capitulación de Barcelona fue el ejemplo más flagrante de lo lejos que ha quedado España en cuanto a la evolución táctica del fútbol.
Hace menos de una década el Barça era la vanguardia del fútbol moderno y su juego de pases cortos, el llamado tiquitaca, y su supremo control de la posesión simplemente condenaba a los rivales a una muerte dolorosa.
Bajo la dirección de Pep Guardiola, el Barcelona era técnicamente sobresaliente, con jugadores que se desarrollaron desde muy jóvenes para dominar las habilidades necesarias para producir ese fútbol geométrico que pocos podían controlar.
Una parte a menudo subestimada del método del Barça bajo la dirección de Guardiola, que le valió el título de la Liga de Campeones en 2009 y 2011, fue la rapidez con la que su equipo podía recuperar el balón una vez que lo había perdido, pero el viernes no hubo mucha hambre por robar la pelota contra el equipo alemán el viernes.
Recientemente, los éxitos del Real Madrid en Europa, con cuatro títulos de la Liga de Campeones entre 2014 y 2018, llegaron con un estilo diferente. Pero desde la partida de Cristiano Ronaldo, los rivales han perdido el miedo.
EXPLOTADO PERFECTAMENTE
Al igual que el Barça, el Real Madrid ha tenido dificultades para salir jugando frente a una presión agresiva, un factor que Guardiola, ahora en el Manchester City, aprovechó perfectamente en la clasificación de su equipo ante los blancos en los octavos de final.
El Atlético de Madrid, en tanto, construyó su éxito bajo la dirección de Diego Simeone, que incluyó dos subcampeonatos de la Liga de Campeones y un par de títulos de la Europa League, con una defensa sobresaliente y un contragolpe clínico.
Pero han perdido el elemento ofensivo, despojado de la creación de Antoine Griezmann y con un Diego Costa que ya no es el peligro que alguna vez fue.
El único equipo de España que está más cerca de la forma moderna de jugar es el Sevilla, que es el último equipo de La Liga que queda en torneos continentales, ya que se enfrenta a una semifinal de la Europa League contra el Manchester United.
De hecho, el Sevilla juega con dos laterales ofensivos, Reguilón y Jesús Navas, un factor crucial en los mejores equipos del continente.
El Bayern, al igual que el Liverpool, campeón del año pasado, cuenta con laterales clave en sus ataques, como subrayó el quinto gol ante el Barcelona creado por el lateral izquierdo Alphonso Davies y que el lateral derecho Joshua Kimmich.
Ese gol habría provocado una sonrisa irónica del entrenador del Liverpool, Jürgen Klopp, cuyo equipo ha ganado mucho gracias a la capacidad de sus laterales, Trent Alexander-Arnold y Andy Robertson, para rendir en los últimos metros de la cancha.
Irónicamente, se podría argumentar que el pionero de ese enfoque fue Dani Alves en el Barcelona, mientras que Marcelo fue un activo similar para el Real Madrid. Pero nada destaca tanto lo mucho que han cambiado los tiempos como la forma en que Guardiola, en el City, ha evolucionado sus propias tácticas.
El catalán sigue comprometido con los fundamentos de sus filosofía: la posesión, los pases limpios, la creación de espacios y la presión para recuperar el balón.
Sus atacantes siempre presionaron pero ahora lo hacen de una manera mucho más agresiva.
Phil Foden, jugando como un “falso nueve” contra el Real en los octavos de final, usó su posición para bloquear y frustrar los intentos de salir jugando y el delantero brasileño Gabriel Jesús fue usado para para tareas similares.
El Bayern juega de esa manera, al igual que el RB Leipzig, el otro semifinalista alemán en Champions. El Liverpool de Klopp, como su antiguo club Borussia Dortmund, son maestros en ese método.
Los entrenadores españoles están entre los mejores estudiosos del juego, pero ahora tienen un nuevo enigma que resolver: cómo enfrentarse a los equipos que han eliminado a sus clubes de Europa.
Reporte de Simon Evans.; Reporte adicional de Richard Martin; Editado en español por Javier López de Lérida