El presidente, Andrés Manuel López Obrador dio positivo a COVID hace unos días y como era de esperarse la respuesta al anuncio dividió opiniones, pues mientras unos deseaban pronta recuperación al mandatario, otros esperaban que la enfermedad que ha matado a miles de mexicanos hiciera lo propio con el Presidente. Sin embargo, y para sorpresa de muchos, las redes sociales dieron muestra de su empatía con el suceso y, por ejemplo, Twitter realizó acciones respecto de las publicaciones que deseaban la muerte a AMLO.
Es importante señalar que la red social no busca defender a una figura pública en específico, el objetivo de este protocolo ciertamente es no propiciar el odio en su plataforma, pues las publicaciones que inciten daños físicos o afectaciones por enfermedades van en contra de su normatividad, como lo señaló la cuenta @TwitterSeguro “…no toleramos contenido que promueva, incite o exprese el deseo o esperanza de que una persona o grupo de personas se mueran…”. Queriendo o no, esta es una cachetada con guante blanco a las acusaciones que constantemente ha hecho la familia presidencial a Twitter.
Ahora, el hecho de que el presidente de México se encuentre enfermo de COVID-19 representa un fuerte golpe a su imagen pública. Si bien, debemos ser realistas y nos tendría que interesar sólo que el titular del ejecutivo se recupere prontamente y pueda retomar sus labores, la realidad es otra. Queda claro que las redes son un arma de doble filo, y sin duda, su memoria es a largo plazo; y es que ahora que el presidente enfermó muchos recordaron que al inicio de la pandemia en las conferencias matutinas AMLO dejó atónitos a propios extraños –a México y al mundo, porque en efecto fue noticia a nivel mundial- cuando dijo que cargaba un amuleto para su protección al que llamó “Detente”, asimismo afirmó que: “no mentir, no robar y no traicionar ayudan a que no dé coronavirus”, porque “la honestidad y el no permitir la corrupción” son un escudo protector contra la pandemia. Obviamente, esto está siendo recordado por muchos usuarios en redes sociales lo que daña su imagen pues, si nunca se hubiera contagiado, tal vez esto sumaría a los valores que busca promover como propios, pero la tirada le salió al revés.
Este es el contagio número 16 de su gabinete en los últimos nueve meses y debemos reconocer que el Presidente había corrido con mucha suerte y es que, su manejo personal en esta pandemia ha sido poco ejemplar, ya que continúa con sus giras de trabajo, conferencias presenciales y se niega a usar un cubrebocas. Lo interesante ahora es sí, bajo la premisa de que él es un símbolo de transparencia –valor que ha buscado, incansablemente, posicionar como propio de su imagen-, permiten que sea del conocimiento público su estado de salud y no mantenerlo reservado, como hasta ahora; al final del día su recuperación es una que nos interesa a todos.