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Aznar, el gran inquisidor contra Catalunya

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Ayer, Aznar salió de su catacumba para saltar a la palestra, y conseguir que todos los medios de comunicación se hicieran eco de sus palabras, ‘despertando’ a sus acólitos: Marchena, desde las bambalinas judiciales, que sigue moviendo los hilos contra la aplicación de la amnistía; Grande-Marlaska, recortando la futura delegación de funciones sobre la inmigración; etc. En este escrito comentaré que, en realidad, nada de todo esto es nuevo, ni mucho menos. Sabemos que la catalanofóbia es ancestral, como apunto en este escrito.

Pero, en primer lugar, me parece interesante señalar que el expresidente José María Aznar (PP), en referencia a la acordada delegación de funciones sobre el control de la inmigración, ayer (10 de marzo) nos cabreó a los independentistas, con su diarrea mental, en una larga entrevista al ABC, en la que, entre otras cosas dijo:

‘Lo diré con toda claridad: lo que ha pasado es mucho más grave que el golpe de estado de octubre del 17. Mucho más grave. No es que Catalunya quiera marchar de España, es que España está marchando de Catalunya (…) tanto Sánchez como Illa son cómplices de una política de destrucción del estado (…) pues estos pactos conducen a la futura disolución de España. Pero, aún así, todo es reversible (…) es preciso estar dispuesto a pagar el coste de la reversión (…) porque la alternativa es la disolución. Yo no estoy dispuesto a ver la disolución de la nación española en tres o cuatro naciones, ni la disolución del estado español en tres o cuatro estados (…) el proceso acelerado de desintegración de la nación española y de la descomposición del estado (…) la desintegración consiste en reconocer el carácter nacional de Catalunya y el País Vasco, fundamentalmente (…) nadie puede plantear ceder las competencias de control de sus fronteras e inmigración, sin dejar de ser un estado’.

Como he dicho, nada nuevo, pues el drácula Aznar, en noviembre del 2023, ya lanzó su perorata:

¿Qué se puede hacer? Pues el que pueda hablar, que hable. El que pueda hacer, que haga. El que pueda aportar, que aporte. El que se pueda mover, que se mueva. El que pueda intentar … Cada uno en su responsabilidad tiene que ser consciente de la situación de crisis en la que estamos’

Con esas bravatas, el drácula Aznar, rememorando al conde hematófago, que renovaba su imagen de muerto viviente emulando a los arquetípicos vampiros, renueva su imagen presentándose como el gran conde de los cutres fachas.

El escritor Bram Stoker (1847 – 1912), autor de la novela epistolar ‘Drácula’ (1897) tuvo una clara premonición, mejor que Michel de Nostra Dama (Nostradamus, 1503 – 1566)

Pero esa catalanofóbia no es nueva, los Aznar, Marchena, Grande-Marlaska, etc., son meros discípulos aplicados, pues:

‘(…) En el caso de la relación entre Castilla y la Corona de Aragón, en general, y Catalunya en particular, el catalanismo se originó en la Baja Edad Media y el Renacimiento, ya que en ese período aparecieron las identidades nacionales en Europa, base de algu os futuros estados nación. 

(…) Las conquistas del Sur de Italia y Grecia en la expansión mediterránea, por parte de la Corona de Aragón, causaron una aversión local hacia esos conquistadores catalanes, básicamente.

El anticatalanismo parte del conflicto entre la corona castellana y su expansión histórica hacia otros reinos peninsulares. Asimilado el reino de Galicia, históricamente hubieron conflictos territoriales con la corona de Aragón, a quien se intentó arrebatar territorios con diferentes guerras, como la ‘guerra dels dos Peres’ (Pedros)

En el reino de Castilla se asentó la formulación de la idea imperial castellana (…) se basaban en el hecho que los reyes castellanos se consideraban los únicos y legítimos descendientes de los monarcas godos, y que la primera fundación de la civilización y del cristianismo en la península tuvo su principio en Castilla, y también que la dinastía castellana era fruto de los designios de la Providencia. 

Paralelamente el relato histórico catalán se basa en los cronistas Bernat Desclot, Ramón Muntaner y Jaume Marquilles y sus instituciones. 

(…) Esta etapa del siglo XIII al XV, se considera como de un anticatalanismo latente.

Hacia finales del siglo XV y hasta finales del XVI, se produce la unión dinástica de la corona de Castilla con la de Aragón, mediante los Reyes Católicos, y conviven bajo el reinado dos concepciones políticas de España correspondientes a los dos reinos. Si bien, la centralidad castellana en España dejaba los territorios de la periferia bajo una corona y un gobierno central situados en Madrid desde 1561, gobierno compuesto por personas principalmente de origen castellano.

A principios del siglo XVI, los nobles castellanos llamaban al rey Ferran el Católico ‘viejo catalanote’; y al morir Isabel I de Castilla y convertirse en regente, fue visto como un intruso y expulsado del reino de Castilla.

(…) Incorporado y asimilado Al-Andalus, incorporados Portugal y la corona de Aragón a la corona española, la ascendencia del Conde-Duque de Olivares hacia un estado centralista, mediante su ‘Memorial Secreto’, basado en la ‘unión de armas’, causó la rebelión ‘dels Segadors’ en Catalunya y la guerra de restauración portuguesa.

(…) En aquel momento el imperio español gobernado por Castilla venía de cuatro fallidas económicas, el 1557, el 1575, el 1596 y el 1607, e iba hacia una quinta, el 1627, dado que gastaba más en guerras que no las riquezas conseguidas en las colonias americanas.

(…) Por eso, el conde-duque de Olivares aconsejó:

‘Tenga vuestra majestad el negocio más importante de vuestra monarquía, el hacerse rey de España: quiero decir, señor, que no se contente vuestra majestad con ser rey de Portugal, de Aragón, de Valencia y conde de Barcelona, sino que trabaje y piense, con consejo mudado y secreto, para reducir estos reinos de que se compone España al estilo de las leyes de Castilla, sin ninguna diferencia, que si vuestra majestad lo consigue será el príncipe más poderoso del mundo’.

Dada la belicosidad catalana, el virrey de Catalunya, Gómez Suárez Figueroa y Córdoba, duque de Feria, en 1629 escribió al rey Felipe IV de Castilla, aconsejándole separar el Rosselló de Catalunya:

‘(…) sería una gran pérdida para ellos esa división, porque solo ella complicaría todas las causas que tienen los catalanes tan confiados con ellos mismos; así se reduciría la provincia a ser menos extensa, a ser de menos gente y cantidad de hacienda’

Posteriormente, el conde-duque de Olivares marcó el inicio de la catalanofóbia moderna, encargando a Francisco de Quevedo, que también escribía propaganda para el mejor postor, la primera propaganda en este sentido. 

Una vez Portugal consiguió la independencia, la corona de Aragón se incorporó a las leyes y derecho castellano, después de la guerra de Sucesión, que en el caso de Aragón finalizó en 1707, del reino de Valencia el 1707, al Principat de Catalunya, el 1714, y al reino de Mallorca, el 1715. Todos estos reinos vieron anulada su capacidad de autogobierno y sus leyes mediante decretos de nueva planta. Además, sufrieron una represión feroz.

En el caso de Catalunya, el decreto de nueva planta de Felipe V fue una medida real destinada a la represión y asimilación, e inició la creación del estado centralizado español bajo las leyes de Castilla.

(…) Y así, el anticatalanismo se fue reproduciendo, y (…) en el siglo XIX, Antonio Cánovas del castillo, presidente del gobierno de la restauración Borbónica, reprodujo algunas de las medidas del mencionado conde-duque de Oliveras (…) y Espartero, a principios del s. XX, propuso bombardear Barcelona cada 50 años  (…) José Martos O’Neale y Julio Amado Reyngondaud, en su libro ‘Peligro nacional’, pedían exterminar al 98 % de los catalanes; Ramiro de Maeztu pidió una guerra para acabar con el problema catalán (…) Ramiro Ledesma Ramos, en 1931, sugirió enviar los ejércitos africanos para convertir Catalunya en tierra de colonia. (…) el murciano Juan Pujol, jefe de prensa y propaganda de la junta de defensa nacional publicó en La Voz de España:

‘Nuestra cruzada es la salvación. Pero esta salvación ha llegado tarde para Catalunya. El pueblo catalán, con la excepción que merecen raramente el título de heroicas, ha llegado a un extremo de abyección incomparable con nuestra orgullosa dignidad nacional. De Catalunya queremos la tierra; la tierra generosa que no cometió pecado. Y la tendremos por el derecho supremo de conquista. Pero la tierra, la tierra, nada más’.

(…) Queipo de Llano, en 1936, dijo:

‘Transformaremos Madrid en un vergel, Bilbao en una gran fábrica y Barcelona en un solar inmenso. ¿El problema de Catalunya? Resolución facilísima: se exterminan a todos los catalanes’.

(…) Y la veterana e influyente periodista Victoria Prego, en el 2017, escribió:

‘Es preciso actuar con fuerza. El 155 es poca cosa. Es preciso quitarles la policía. Hoy día, somos tan modernos, que no podemos aplicar la fuerza. La fuerza es preciso aplicarla. Con dureza’.

(fuente: varias páginas de Wikipedia)

Tras ese rápido repaso histórico, vemos que, efectivamente, la catalanofóbia tiene una larga historia.  

Por eso, es evidente que Aznar, emulando al conde Drácula (al que, físicamente, de cada vez se parece más) aparece en los momentos más oscuros (complicados), pues no soporta la luz (la razón y ética) y se presenta como el gran líder de la catalanofobia, para mover la silla al PP (y al PSOE), haciéndoles virar hacia la extrema derecha (Vox)

Sabemos que hay fobias raras, como la hexakosioihexekontal (miedo a los números 66 y 666) y la hipopotomonsytosesquipedaliofobia (miedo a pronunciar palabras largas), que ya cité en un escrito anterior; también hay otras fobias raras, como la cronofobia (miedo al paso del tiempo), la xantofobia (miedo al color amarillo), la coulrofobia (miedo a los payasos), etc.

Pero la catalanofóbia, es peor, ya que une los defectos de las fobias (que son irracionales) con el odio, la envidia, y demás sentimientos fundamentados ‘racional e interesadamente’.

Y contra esa catalanofobia no podemos hacer nada, pues no podemos ni debemos ponernos a su subnivel y, racionalmente, nunca les podremos convencer.

Por eso, es preciso dejar de querer conseguir nada negociando y acordando, ya que, el estado español (PP y PSOE, es decir el PPSOE) siempre nos engañarán; la experiencia es larga.

La única alternativa es reemprender el camino iniciado el 1 de octubre del 2017, e implementar el resultado del referéndum; y, para ello, deberíamos ser capaces de volver a las calles, de forma pacífica, pero contundente, para parar el país el tiempo que sea preciso, y desvincularnos de todas las empresas del Ibex-35; sólo así, más pronto que tarde, las grandes multinacionales y la UE forzarán al estado español a asumir la independencia, pues esos grandes monstruos económicos, por más proespañolistas que parezcan, cuando vean peligrar sus beneficios, antepondrán el negocio a sus sentimientos.