Buscar

Balance 2022 y planes para el 2023

Amadeo Palliser Cifuentes
Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Siguiendo con las tradiciones tribales, es habitual que al final de año todos hagamos balance del año transcurrido y nos planteemos planes de mejora para el nuevo año, al objeto de conseguir nuestros deseos.

Y eso no deja de ser una forma pueril, ya que el convencionalismo de celebrar que nuestro planeta concluya una vuelta al Sol, nada tiene que ver, ni influye, en nuestra cotidianidad, obviamente. El 1 de enero es similar al 31 de diciembre, con todos sus problemas y las mismas oportunidades.

Dice un viejo refrán ‘que lo mejor está por venir’, y es así, ya que el pasado es el recuerdo de nuestra historia, más o menos modificada subjetivamente, mientras que el presente es la vida y el futuro son meras ilusiones y sueños.

Vicent Partal, en su editorial de hoy, día 2, en Vilaweb, cita al psicólogo Martin Seligman, para referirse a la indefensión aprendida, que produce en la gente una actitud de pasividad e inhibición que, progresivamente, causa resignación. Y analiza la interrelación entre ese mecanismo psicológico y la política, los medios de comunicación, etc.

Efectivamente, ese mecanismo psicológico no deja de ser un mecanismo de defensa, para ‘protegernos’ de la posible depresión.

Ahora bien, todos los discursos, desde el efectuado por el rey Felipe VI, como los de Pedro Sánchez, Pere Aragonès, Salvador Illa y los de los presidentes autonómicos, reflejaron una visión fraudulenta de la realidad, confundiendo sus deseos con su respectiva percepción maniquea de la realidad catalana. Por lo tanto, esos discursos no tienen nada de pueriles, son satánicos.

Pedro Sánchez no se cansa de repetir sus mentiras, diciendo que ‘en Catalunya se vive una normalidad mejor que la que había hace cuatro años (…) y que las prioridades más urgentes de la Generalitat y del gobierno español son otras (…) ya que ahora se han superado los dos bloques de la sociedad catalana’.

Es evidente que el estado español prefiere una homogeneidad, el discurso único, centralista, centrípeto. Consideran, tendenciosamente, que la uniformidad es una muestra de unidad pacífica; cuando eso, precisamente, es la situación opuesta a la libertad y a la democracia, que se basa en la confrontación.

Salvador Cot, en su artículo titulado ‘El PSOE, el diazepam del règim’, (ElPuntAvui, 31 de diciembre), señaló que el PSOE es la herramienta infalible de las élites del estado y no cuestionan nunca las estructuras heredadas del franquismo, y, por eso, han servido para reintroducir en el sistema del 78, a los que ‘querían asaltar los cielos’, es decir, a los manifestantes del 15 M (Podemos) y, también, lastimosamente, a ERC: diazepan (Valium) y a dormir, que los reyes lo ven todo. Y claro, descalifican a los que, afortunadamente no pensamos como ellos, y nos consideran ‘hiperventilados’, como si eso fuera un insulto. Que pena.

El PSOE y su sucursal catalana del PSC, como ERC, han dado por cerrado, concluido, el ‘procés’ catalán, confundiendo, como dijo el profesor Joan J. Queralt, las causas y efectos, los objetivos y los medios, ya que ‘la aspiración a la independencia del sector más importante de la sociedad catalana es el núcleo del problema político. Hace tiempo que vino y vino para quedarse. No hay mesa de diálogo, abierta o cerrada, que lo tape’ (elnacional, 28 de diciembre)

Nosotros sabemos que la fotografía real, es muy diferente, como expresa la siguiente canción:

‘La cançó de les balances’ (la canción der las balanzas)

Letra de Josep María Carandell, cantada por Ovidi Montllor (1968)

Pues era un rey que tenía

el castillo en la montaña,

todo lo que se veía era suyo:

tierras, pozos, árboles y casas,

y por la mañana desde la torre

cada día las contaba.

La gente no quería al rey,

Y él tampoco les quería,

porque de contar sabía,

pero amor, no le quedaba,

cada cosa tenía un precio,

la tierra, los hombres, las casas.

Un día un muchacho de su reino

se puso a la vera del castillo,

y cantó esta canción

con voz triste pero clara.

y cantó esta canción

con voz triste pero clara:

¿Cuándo vendrá el día en que el hombre

valga más que pozos y casas,

más que las tierras más buenas,

más que las plantas y los árboles?

¿Cuándo vendrá el día que al hombre

no se le pese con las balanzas?

El rey, que oyó al muchacho,

lo hizo coger y, con rabia,

ordenó que le dieran

ciento cincuenta garrotazos

y en la torre lo encerró,

castigado a pan y agua.

Pero el pueblo todavía sabe

la canción de las balanzas,

y cuando se juntan los hombres,

riendo y llorando la cantan,

y cuando se juntan los hombres,

riendo y llorando la cantan.

Pero nosotros, los independentistas catalanes no queremos llorar más de forma pasiva, debemos ser proactivos, como lo fueron José María Valverde y Antonio Tovar, que, en 1965, dimitieron de sus cátedras de la Universidad de Barcelona, como protesta por la expulsión de sus respectivas cátedras de José Luis López Aranguren, Agustín García Calvo y Enrique Tierno Galván.

El citado poeta Valverde, en su último día de clase, escribió en la pizarra, la siguiente frase:

‘Nulla aesthetica sine ethica. Ergo, apaga y vámonos’

Rememorando a Friedrich Wihelm Nietzsche (1844-1900), que la escribió al revés: No hay Ética sin Estética.

Estamos cansados de la plutocracia (del griego ploutos, riqueza, y kratos, poder), pues el reino de España está plagado y dominado por esos personajes que, como herederos de las grandes familias franquistas, siguen dominando todos los órganos institucionales; y, en las segundas y terceras filas, se encuentran todos los ‘hidalgos’ (hi d’algo) y villanos aduladores que aspiran a conservar sus respectivas cuotas de poder, incluso en los partidos políticos, como sabemos. Y claro, en el balance del estado, su platillo siempre es el dominante.

Y también estamos cansados de las trifulcas entre los tirios y troyanos, es decir, entre los ‘independentistas pactistas y dialogantes’ y los que seguimos queriendo hacer prevalecer el referéndum del 2017. Parece mentira que nos hayamos convertido en enemigos irreconciliables. Y eso, a mi modo de ver, sólo tiene una causa, que es la rendición y los pactos secretos exigidos para los indultos parciales. Así que Pedro Sánchez, el estado español, en eso han tenido éxito, con un coste mínimo, pues los dialogantes les han regalado gratis la desmovilización y desmotivación.

Como nos recuerda el abogado Gonzalo Boye, este año 2023 será trepidante, ya que se pondrá en evidencia la falsa desjudicialización de la política, y veremos, también, las importantes sentencias de la justicia europea que, esperamos que nos sean favorables.

También veremos como Pedro Sánchez seguirá con su política aniquiladora, quiere una derrota humillante, pues, por ejemplo, para empezar el año ha programado la cumbre bilateral con Francia, para el 19 de enero, en Barcelona. Así, ambos estados jacobinos, ignorarán y desvalorizarán a nuestros representantes catalanes, que, únicamente, asistirán a la foto de bienvenida, para quedar bien. Y, claro, una cumbre que no tratará, en absoluto, los problemas de Catalunya del Norte y la del Sur.

Así que, seguirán sin ética y sin estética, esa es su tradición, su cinismo, su desvergüenza e insolencia.

Un cinismo que no tiene nada que ver con la corriente filosófica del griego Antístenes (444 a.C.-365 a.C.), si bien algunas características perrunas sí (kynikós se asociaba al carácter perruno), ya que los seguidores practicaban la anaideia, es decir, la burla provocadora, que muy bien practican contra nosotros los unionistas, pero sin conformar una crítica racional.

Por todo ello, deberíamos replantearnos la situación, y dejar de hacer de burro sumiso, si no actuamos, no conseguiremos nunca nada.

Pero debemos actuar inteligentemente, debemos aprender de nuestra historia.

El historiador Borja de Riquer i Permanyer, en su reciente obra ‘Francesc Cambó: l’últim retrat’ (Edicions 62, noviembre 2022) señala que en el siglo XX se plantearon cuatro propuestas para replantear la relación Catalunya / España; proyectos que denomina por el nombre de sus principales gestores: Prat – Cambó; Macià – Companys; Pujol; Maragall. Pero, en realidad, todos fracasaron ya que no replantearon la independencia, buscaron el encaje en la república o la monarquía españolas.

Sabemos que no hay encaje posible, no nos conviene su ‘conllevancia’ orteguiana, pues no deja de ser la expoliación que sufrimos.

Por eso, debemos seguir al mencionado José María Valverde, en la segunda parte de su famosa frase:

‘Nulla aesthetica sine ethica. Ergo, apaga y vámonos’

Es decir, debemos apagar e irnos de la monarquía que nos tiene atados y bien atados, como encomendó su patrón ideológico, el dictador y asesino Francisco Franco. Y, claro, olvidarnos de sus tramposos discursos beatíficos, que nos están lanzando estos días.