Aceptar la realidad disgusta a los que tienen mala conciencia, por lo que pretenden reprimir y denostar a los que les recuerdan sus orígenes, sus actuaciones; y ese rechazo es más contundente por parte de los que siguen esos patrones originales sin el menor atisbo de conciencia vergonzante, como explico en este escrito.
Haciendo un breve repaso histórico, es preciso recordar que:
- Se denominaron felipistas, o borbónicos, a los partidarios de Felipe V durante la Guerra de Sucesión española, 1701 – 1714. La Casa de Borbón tenía, y tiene, como símbolo la flor de lis. Una posible etimología de ‘botifler’, deviene del francés ‘beauté fleur’ (bella flor); otra posible etimología, según Pere Labèrnia Esteller, Francesc de Borja Moll y Joan Corominas, proviene del término ‘botir, botiró’ (hinchar, hincharse; es decir, persona arrogante, presumida, orgullosa)
- Por su parte, los austriacistas, partidarios de la casa de Austria, eran denominados aguillots (aguiluchos), vigatans (gentilicio de los habitantes de Vic, donde se efectuó el ‘Pacte dels Vigatans’, el 17 de mayo de 1705, que conformó la ‘Companyia d’Osona’, unidad paramilitar tipo miquelet) o maulets (término valenciano y mallorquín, que deriva de la expresión árabe ‘maula’, esclavo o persona de baja clase social, subordinada, ‘cosa inútil, despreciable), que utilizaban, como distintivo, un cuerno de caracol marino (charonia nodifera)
Por eso, me parece incomprensible que siempre, y ahora también, los catalanes españolistas, se molesten y no acepten el calificativo de botiflers, cuando es un término que denota, a la perfección, sus convicciones y actuaciones, desde la mencionada guerra de sucesión, cuando cambió la monarquía, pero las burocracias del estado y los burgueses catalanes mostraron una mayor fidelidad a Felipe V, para defender sus privilegios y patrimonio, es decir, por pura conveniencia.
Y, como está demostrado por la historiografía, básicamente, los descendientes de esas mismas familias y/o personajes, apoyaron al dictador y asesino Francisco Franco, actuando de forma similar a la adoptada en 1714 y durante las centurias siguientes, hasta la actualidad. Y esta página de su historia familiar y personal, es la que quieren ocultar, obviamente, no por pudor ni arrepentimiento, si no, por mero marketing; pero eso no deja de ser un simple maquillaje, que nunca oculta sus arrugas ni cambia su cara, está claro.
En esa línea, me parece evidente que el represor Salvador Illa, en la actualidad, es el máximo representante de los botiflers. Un botifler tramposo, pues actúa de modo vergonzante, ya que anunció que iría a Madrid, para estar presente en el desfile militar por su fiesta de la hispanidad, justo al final del debate de política general, para evitarse las críticas.
Ayer, Albano Dante Fachín y Marta Sibina, en su publicación de ‘Octuvre’ sobre el ‘montaje’ de la Copa América por parte de los actuales botiflers: la burguesía catalana, en este caso, especialmente, la familia Puig, propietaria de Perfumes Puig, (representada por Daniel Puig Guasch), y los políticos catalanes españolistas: Ada Colau, Jaume Collboni, Salvador Illa, Damià Calvet, Elisenda Alemany, Roger Torrent, Lluís Salvadó, etc. Y, en este vídeo de Octuvre, se hace especial mención al botiflerismo, para lavar la imagen de Felipe VI; y, en paralelo, seguir privilegiando la especulación inmobiliaria, hotelera, etc.; por esto, a ese campeonato, en el mencionado vídeo, le llaman ‘La Copa dels Botiflers’
Sabemos que Salvador Illa (155) es un españolista profundamente conservador y eclesiástico, pues lo ha demostrado en infinidad de ocasiones: señalando que el 155 se tenía que haber aplicado mucho antes, manifestándose con Ciudadanos / PP y Vox, contra el independentismo; haciendo gala de la bandera española, poniéndose del lado de las instituciones judiciales y estatales de represión, con su presencia actual en actos extremadamente simbólicos. Y, encima, diciendo que está por construir una nueva normalidad.
Y es vergonzante que ese personaje haya llegado a la presidencia de la Generalitat por el apoyo de ERC, una culpa que este partido precisará muchas décadas en purgar.
Los catalanes tenemos memoria, poca, pero precisa, y no olvidamos a personajes como:
Miquel Mateu i Pla (1898 – 1972), empresario y político catalán, hijo de Damià Mateu i Bisa (fundador de la empresa Hispano-Suiza), y sobrino del cardenal arzobispo de Toledo y primado de España, Enric Pla i Deniel. Miquel Mateu compró el castillo de Perelada, que reconstruyó y enriqueció, pues pasó a ser el emblema familiar (*). El inicio de la sublevación fascista le sorprendió en esa localidad, y pasó a Francia (gracias a sus contactos con la Generalitat) y, desde allí, inmediatamente se dirigió a Burgos, donde Franco tenía su cuartel general, y se puso a su disposición, realizando toda serie de trabajos de espionaje y de sabotaje, por ejemplo, impidiendo la llegada de armamento para el ejército republicano, mediante sus contactos internacionales, sus campañas publicitarias anticomunistas, y, antes de la caída de Barcelona, cortando el abastecimiento de electricidad, para causar más desconcierto.
(*) y que, posteriormente, fue lugar de residencia de Franco en sus visitas a Catalunya (por ejemplo, en 1940 pernoctó, en su desplazamiento a Bordighera, para entrevistarse con Benito Mussolini), y lugar de encuentro con personalidades de los regímenes alemán (Heinrich Himmler) e italiano (el conde Gian Galeazzo Ciano, cuñado de Mussolini).
Con las tropas franquistas, Mateu entró en Barcelona el 26 de enero de 1939, y el mismo 27 fue nombrado alcalde de Barcelona, cargo que ocupó hasta 1945, pasando a ocupar el cargo de embajador en Francia, etc.; cargos que simultaneó con su cargo de procurador en las cortes (*), como consejero nacional de la Falange, desde 1943 hasta su muerte, en 1972. En 1957 rechazó ser ministro de obras públicas, pues sus intereses estaban en Catalunya, donde fue presidente de la Caixa de Pensions per la Vellesa i d’Estalvis, Foment del Treball, la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts, etc.
(*) formó parte del grupo los ‘Cuarenta de Ayete’, el selecto grupo de procuradores con carácter vitalicio, designados personalmente por Franco.
El escritor Ignasi Riera i Gassiot (n. 1940) sintetizó la tarea de alcalde de Mateu diciendo que ‘aportó sentido de organización y una falta absoluta de escrúpulos en el momento de hacer limpieza política, tanto de los rastros del catalanismo institucional como de los funcionarios sospechosos de veleidades a favor de la República o la Generalitat’
Josep Pla i Casadevall (1897 – 1981) describió a Mateu como: ‘un personaje siniestro, un burgués dominado por el miedo, por un ansia económica sin límites, el auténtico representante del franquismo en Catalunya’.
Esta amplia referencia a este siniestro personaje, me parece precisa para mostrar el perfil, el patrón, que, ejemplifica perfectamente a la alta burguesía catalana, con mayor o menor participación política.
Asimismo, me parece interesante recordar a personajes como Francesc Cambó, Manuel Girona, Antonio López, Joan March, Eugeni D’Ors, Carles Sentís, José María de Porcioles, Juan Antonio Samaranch, Félix de Azúa, Albert Boadella, Josep Borrell, Josep Ramón Bosch, Francesc de Carreras, Carmen Chacón, Josep Antoni Duran i Lleida, Arcadi Espada, Rosa Regás, Miquel Roca i Junyent, Alejo Vidal-Quadras, entre otras perlas, como se detallan en el libro ‘Perles catalanes. Tres segles de col.laboracionistes’ (tres siglos de colaboracionistas), (Nabarralde, edicciones Viena, 2016).
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Pues bien, tenemos una larga historia de represión, y hemos sufrido los represores españoles y la de los catalanes españolistas, que son peores, pues actúan como ‘nuevos ricos’, y con ganas de hacer mérito ante sus jefes españoles y los borbones, claro.
Y es evidente de que, a pesar de la proliferación de esos personajes a lo largo de la historia, nunca podremos acostumbrarnos a sus malas artes, siempre nos sorprenden y sorprenderán.
Y el colmo de los colmos es que ahora tengamos que sufrir al represor Salvador Illa, por el apoyo de investidura de ERC; de los Comunes / Sumar, no hay nada de que extrañarnos, pues actúan como lo que son, perfectos botiflers.
Pero ERC traicionó el movimiento independentista por puro interés personal y partidista, y eso, como he dicho es imperdonable.
También es triste que la mayor parte de los inmigrantes también asuman, acríticamente, el papel de botiflers.
Y más triste todavía, es ver que muchos independentistas, ante este penoso panorama, prefieran ‘pasar’ de la política, al considerar que ya hicieron y sacrificaron lo suficiente, y que se evidenció de que, en el actual contexto, no podremos liberarnos del yugo español.
En mi escrito de ayer me refería a Ápate, la divinidad que, en la mitología griega, personificaba el engaño, el dolor y el fraude, y que actuaba junto a su correspondiente masculino Dolos, que personificaba los ardides y las malas artes.
Y es evidente que tener que soportar la losa y las consecuencias de tantos, tantísimos, botiflers, nos está comportando un ‘apatipolis’, término que acabo de inventar, mezclando la idea de la divinidad Ápate, con la apatía y la polis (ciudad); en línea con el término ‘apateismo’ (apatía y teísmo), también llamado agnosticismo pragmático, que no niega ni afirma la existencias de Dios, si no que la ignora, al no tener suficiente conocimiento al respecto.
Pero, en nuestro caso, no podemos ignorar a los botiflers, eso es lo que querrían. Debemos publicitarlos, evidenciarlos, para que se vean ante el espejo, por más que les desagrade.
El gobierno del extremista radical Benjamín Netanyahu, anunció que el ataque a Irán será: letal, preciso y, sobretodo, sorprendente, y no entenderán qué ha pasado ni cómo’. Ya sé que es desproporcionado y fuera de lugar hacer comparaciones con un régimen que está causando miles de muertos; pero, en el fondo, el reino español, desde 1714, nos está aplicando esa misma receta, con la ayuda de esos botiflers, como el represor Salvador Illa.
Platón (427 a.C. – 347 a.C.) consideró que ‘un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o éstas no valen nada, o no vale nada el hombre’, como apuntó Joan Manzano en su escrito del pasado 8 de octubre, titulado ‘Qué visión de futuro para Catalunya y sus habitantes’ (larepublica.cat)
Pues bien, no es preciso que sacrifiquemos mucho, apenas es necesario que hagamos unos mínimos esfuerzos, para evidenciar que el movimiento independentista sigue vivo, y para desvelar a los botiflers, término que les molesta mucho, pero que a mi me parece muy suave, pues yo les llamaría traidores.