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Cambios de rutinas

Martha Nava Argüelles
Imagogenia
@mar_naa

Sin duda alguna esta pandemia vino a cambiar muchas de nuestras rutinas, una de ellas es la forma en la que hacemos el súper. Si bien algunas familias optaron por hacerlo en línea ya que con eso evitan aglomeraciones o salir de casa, otras prefirieron escoger sus productos en línea y recogerlos en la tienda ahorrando tiempo, mientras que muchas otras, como la mía, seguimos yendo al lugar por diversos motivos: es el único momento de salida del mes o la quincena, nos gusta escoger las fechas de caducidad de lo que compramos, no creemos que en la app vengan todos los productos, entre otras, sin embargo la idea es entrar y salir lo más rápido posible.

Y es por estos cambios en el estilo de compra que han tenido muchas familias en México que Walmart decidió modificar su estructura a fin de mejorar la experiencia tanto para aquellos que seguimos yendo a hacer el súper como para los que lo hacen en línea. El cambio en sí es la transformación, a partir de noviembre, de las tiendas Superama a Walmart Express, ciertamente la interpretación en el objetivo de estos cambios es: ofrecer productos más baratos que los que ofrecía Superama, que quienes tienen que hacer compras pequeñas puedan recurrir a sus nuevas tiendas y que, en la medida de lo posible, la entrada y salida del cliente sea ágil –es decir, evitar que haya mucha gente dentro de las tiendas-; pero sobretodo, el objetivo implícito en esta maniobra es darle batalla a las estrategias de Amazón en México quien hace unos días dio a conocer que invertiría en nuestro país 100 millones de dólares a fin de mejorar su sistema de distribución.

Lo cierto es que lo que realmente le interesa al usuario hasta el día de hoy viene en estas líneas: “Proximidad y seguridad…” entre otras características de las nuevas tiendas y como promesa de compra. Bueno, es aquí donde se pone interesante el tema pues si bien cuando dicen seguridad se pueden referir al rubro “salud” sobretodo en estos tiempos, para muchos mexicanos la realidad es otra, y es que si ponen la palabra seguridad lo que automáticamente se viene a la cabeza es la promesa de que no padeceremos la delincuencia que se vive dentro y fuera de estos establecimientos; vamos, esperamos que la empresa nos ofrezca: menos cristalazos, que no nos saquen la cartera de la bolsa y que no nos asalten al salir o al estar cargando las compras en la cajuela.

La realidad aquí es que ésta será una promesa complicada de cumplir pues no depende del todo de la marca, pero sí afecta directamente su imagen y su reputación; porque si bien sabemos que está en manos de las autoridades municipales y estatales tomar acción, estas hacen poco o nada por atender una problemática que pide a gritos se atienda, basta sólo con entrar a Facebook para ver las advertencias de los usuarios sobre sus experiencias saliendo de Walmart Metepec o Pilares –para no irnos más lejos.