
Toluca, Estado de México, 24 de mayo de 2025 — En un acto profundamente simbólico y fraterno, fieles de diversas diócesis del centro del país participaron esta mañana en la Primera Caminata por la Paz, convocada por la Provincia Eclesiástica de Toluca. El evento reunió a las diócesis de Atlacomulco, Cuernavaca, Tenancingo y Toluca, así como a la comunidad laica que, desde distintos lugares, se unió en oración y acción.
Durante la jornada, S. E. Mons. Raúl Gómez González, Arzobispo de Toluca, dirigió un emotivo mensaje a los participantes, recordando que la paz no solo es un don de Dios, sino también una responsabilidad humana. Citando las palabras de Jesús en el Evangelio de Mateo —“Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios” (Mt 5,9)—, el prelado llamó a los asistentes a convertirse en verdaderos artífices de la paz en sus hogares, comunidades y entornos sociales.
“El anhelo de paz es universal. Todos la deseamos, pero muchas veces la olvidamos o la dejamos en manos de otros. Hoy caminamos juntos para recordarnos que la paz comienza en el corazón de cada persona”, expresó el Arzobispo.
Mons. Gómez González subrayó que construir la paz implica un compromiso activo: “Trabajar por la paz es tarea de cada día, es buscar el bien del otro desde nosotros mismos. Es defender la vida humana en todos sus momentos, desde la concepción hasta la muerte natural”.
En su mensaje, el Arzobispo también retomó palabras del Papa Benedicto XVI, quien advirtió que no se puede hablar de paz sin defender el derecho a la vida, especialmente la de los más indefensos. “Cualquier agresión contra la vida, en su origen o en su plenitud, daña irreparablemente la posibilidad de desarrollo, de paz y de cuidado del ambiente”, señaló.
El rol de la familia fue otro de los ejes centrales del discurso. Mons. Gómez la calificó como “célula vital de la sociedad” y cuna de la cultura de paz, donde se aprende, de forma natural y cotidiana, a convivir, respetar y amar. “Ahí nacen quienes serán mañana los promotores del amor y de la paz”, afirmó.
A lo largo de la caminata, se vivió un ambiente de oración, reflexión y fraternidad. Los asistentes portaron mensajes de esperanza, banderas blancas y signos de unidad. Al concluir, el Arzobispo invitó a todos a seguir sembrando la paz en cada gesto, palabra y acción, con la certeza de que “la paz es de todos, o no es de nadie”.
El acto concluyó con la oración de San Francisco de Asís, símbolo de la espiritualidad que anima este tipo de iniciativas: una fe que se traduce en compromiso, en acción y en esperanza para un México que anhela reconciliación, justicia y fraternidad.
Con esta caminata, la Iglesia católica en la región busca encender una llama que convoque a todos —creyentes y no creyentes— a unir esfuerzos por una causa común: la paz, fruto de la justicia, del perdón y del amor.