Primer día de movilidad
En España hoy ha sido el primer día que hemos podido disfrutar de una cierta movilidad, pasear, hacer deporte, etc., dentro de unas franjas horarias y con unas limitaciones en cuanto a distancia desde el domicilio; franjas horarias finalmente aceptadas por el presidente Sánchez, si bien, inicialmente, no era partidario, pero ya nos ha acostumbrado a sus repetidas rectificaciones injustificadas, ya que no es comprensible que diga que siempre están avaladas por su comité científico, y, al día siguiente, u horas después, al ver las distintas críticas, rectifica, según él, avalado por el mismo comité científico. Su soberbia es tan grande, que es incapaz de darse cuenta del ridículo que está haciendo. Asimismo, justificar que el estado de alarma ha sido un instrumento eficaz, tomado por la mayor parte de estados de la UE, también es un falso argumento, ya que en esos países se ha adoptado de diferente grado, y en ninguno se ha aprovechado para recentralizar políticamente el estado (eso nunca lo habría hecho la canciller Merkel, ni en otros países democráticos).
Siempre es así, hoy, como cada sábado, hace una rueda de prensa con periodistas seleccionados y de forma telemática, para repetirnos que sus decisiones han sido efectivas y acertadas, como lo demuestra la evolución de la pandemia. Y, ante las quejas de la falta de diálogo, su argumento es, cínicamente, que nunca en la historia de la democracia se habían producido tantas reuniones con los presidentes autonómicos, hasta en 8 ocasiones en estas semanas; confundiendo, de ese modo, que reunirse y escuchar sus argumentos, pero hacer prevalecer los que ya ha tomado previamente y comunicado a la prensa el día anterior es cualquier cosa, menos diálogo, más bien son monólogos.
Y nos ha repetido que si la conducta ciudadana no es la prescrita, y repunta el índice de contagios, deberá aprobar una marcha atrás; obviamente, lo fácil siempre es pasar la culpa de sus propias decisiones a los ciudadanos. Cuando lo lógico sería que oyera o leyera los argumentos de los principales científicos, de reconocido prestigio internacional, como Clotet, Macip, Mitjà, etc., que no están de acuerdo con un desconfinamiento tan rápido y general.
Estar dirigidos por políticos de tan limitado nivel, y con un marcado rasgo de personalidad narcisista, es una temeridad y, evidentemente, que ellos preconfiguren nuestro futuro, mediante su mal denominada “nueva normalidad”, condicionando y reduciendo nuestros derechos de movilidad, trabajo, reunión, etc., bajo el falso dilema de preservar la vida y la salud; dilema que no debería plantearse, ni contestarse, ya que moral y éticamente está mal planteado.
A menor escala, ejemplos de ese tipo de políticos, lo tenemos en Barcelona, con nuestra alcaldesa Colau, que nunca asume ninguna responsabilidad de nada, ella sólo se pone las medallas. Hoy, por ejemplo, se ha visto obligada a anular el concierto de las terrazas, que una gran cantidad de músicos habían decidido efectuar el próximo día 9, pero que, cuando el grupo Txarango renunció a participar, al enterarse que el coste que pagaría el ayuntamiento sería de 200.000 € que, según ellos, son precisos para otras acciones, y seguidamente, otros grupos como Sopa de Cabra, Els Catarres, Clara Peya, etc., han seguido su camino, hasta que, finalmente, visto el fiasco y la crítica generalizada, Colau ha anulado el concierto, pero, claro, acusando a diestro y siniestro por la mala información y tergiversación de la misma.
Como se ve, ambos políticos narcisistas, sólo se escuchan a ellos mismos, ya que todo lo demás les desagrada. Según el mito griego, Narciso despreció a todos los que no eran como él, por eso, si Colau piensa que sacará algún beneficio por su apoyo y seguidismo a Sánchez, es que ignora que Narciso también abandonó a la ninfa Eco, que estaba enamorada de él, pero, precisamente, los rasgos narcisistas se caracterizan justo por eso, por no querer más que a su imagen reflejada.
Y ese es el peligro, oírlos hablar de nueva normalidad, de un nuevo paradigma, de una nueva distopía, nos muestra su escaso nivel cultural, y el de sus asesores, ya que nuestra anterior normalidad no era nada utópica, por lo que no necesitamos una utopía negativa ni una contrautopía; así como tampoco queremos un nuevo paradigma (ejemplo, o modelo), si con ellos quedan limitados nuestros derechos constitucionales, que si para ellos no tienen valor, sí deberían tenerlos los derechos humanos; y, como he dicho, sin el chantaje citado de la falsa contraposición. Deberían considerarnos ciudadanos adultos, ya que los ciudadanos del sur de Europa, no deberíamos ser discriminados respecto a los del resto de países continentales, a pesar de las diferencias culturales que tengamos.
Sé que mi crítica es la de un simple y anónimo ciudadano (que no súbdito), y tienen más valor, cuando personas tan ilustres como el cantautor y exdiputado Lluís Llach ha manifestado en su twitter que Sánchez es un “burro de solemnidad”, por su programa de desconfinamiento; y que el profesor Sala i Martín, en esa misma línea, en su twitter critica dicho desconfinamiento, por despreciar el riesgo, cuando seguimos con cien fallecimientos diarios, mientras que, el atentado terrorista del 17 de agosto del 2017, de las Ramblas de Barcelona y de Cambrils, que costaron 16 víctimas, es considerado un desastre, muestra la diferente escala de valores de nuestros políticos.
Y no sólo de los nuestros, ya que a nivel planetario también padecemos una “pandemia” de toda una clase política que deberíamos arrinconar, y superar viejas ligaduras, como las que tenemos aquí en España, con una jefatura del estado, una jerarquía judicial, etc., de lo más desprestigiadas, dedicadas, únicamente, a mantener sus privilegios, atados y bien atados, como la forzada unidad de España; y, por eso, siguen teniendo a nuestros líderes políticos y sociales en prisión o en el exilio.
Muchos independentistas catalanes sí que queremos una “nueva normalidad”, en la que podamos votar nuestro destino y forma de convivencia, sin limitaciones de nuestros derechos humanos y pudiendo tomar las decisiones sanitarias y políticas adecuadas cuándo y como requieran nuestros políticos, asesorados científicamente y, por lo tanto, alejados de políticos que han mancillado olímpicamente nuestra estructura jurídica y política, como ridículamente ha hecho Sánchez desenterrando las viejas estructuras provinciales (de 1933), despreciando las Autonomías, a las que ahora, ya ni denominan así, ahora se ha puesto de moda llamarlas “territorios”.
Y lo primordial, ahora, es que nos dejen seguir nuestro ritmo de desescalada, ya que estoy convencido que nos garantizará, de mejor forma, que podamos ver y abrazar a nuestros nietos, familiares y amigos. Después, deberíamos poder aplicar la victoria que tuvimos en el referéndum del 1 de Octubre del 2017, para poder preconfigurar, entre todos, la nueva normalidad que deseemos.
Amadeo Palliser Cifuentes