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Carta al lector: Para Pedro Sánchez, el fin justifica los medios.


Hoy (6/5) el presidente del gobierno español ha propuesto al congreso de los diputados, la aprobación de la cuarta prórroga del estado de alarma que, según establece la Constitución, debe ser ratificado cada quince días.

Ayer, el gobierno de coalición de Sánchez, formado por los socialistas del PSOE y por Podemos (Podem), fue presa del pánico, ya que socios de investidura como los republicanos de Catalunya (ERC) habían anunciado su voto negativo a dicha prórroga, por la forma no dialogante como se está ejerciendo; y, en el otro extremo, el PP también había anunciado su voto negativo.

Por eso, Sánchez y su gobierno multiplicaron sus discursos apocalípticos: “ya no tendríamos el marco jurídico para poner orden”, “sería condenarnos al caos”, “sería el fin del mando único”, “nada obligaría a los ciudadanos a tomar medidas de protección para evitar el contagio”, etc. Y el gobierno contactó con los principales líderes de los partidos, hasta que, a última hora de la tarde, se comunicó que Inés Arrimadas, líder del Ciudadanos (uno de los tres partidos de la derecha, junto con el PP y Vox), había acordado apoyar la nueva prórroga, tras haber conseguido determinadas concesiones, como realizar un diálogo previo a la toma de decisiones, contar con los presidentes autonómicos y tomar las medidas legales precisas para desvincular del estado de alarma las medidas económicas de apoyo a los diferentes sectores y trabajadores (los posibles pactos inconfesables, tardarán en saberse).

De este modo, Sánchez ha conseguido un cambio de aritmética parlamentaria, sustituyendo ERC por Ciudadanos, mostrando, una vez más, su pragmatismo pues, para él, no hay principios, es un mero utilitarista, dando por bueno el lema: el fin justifica los medios.

Este lema, alejado de toda ética, justifica que “cuando el objetivo final es importante, cualquier medio para lograrlo es válido. La frase es atribuida al filósofo político italiano Nicolás Maquiavelo, aunque en realidad la frase la escribió Napoleón Bonaparte en la última página de su ejemplar del libro ‘El príncipe’ de Nicolás Maquiavelo” (Wikipedia).

Ninguna ética (india, budista, china clásica, judía, cristiana o islámica) defiende ese lema, según Peter Singer (“Compendio de ética”, 1991). Por contra, en los sistemas capitalista, comunista, dictaduras, etc., efectivamente, ese lema impera, como en la jungla, ya que siempre se impone la ley del más fuerte, y éste justifica sus acciones para conseguir sus fines, aunque para ello deban recortarse libertades, derechos, propiedades e, incluso, vidas (las guerras “justas”).

En la actualidad vemos que ha triunfado el relativismo en toda su extensión, todo se puede justificar, todo depende del punto de vista, del momento, del interés puntual; y un buen ejemplo lo podemos ver que con la actual pandemia, aquí en España, no hay disponibles pruebas para detectar el Covid-19 (ni virales ni de anticuerpos) para toda la población afectada, ni para sectores fundamentales como el sanitario, el de seguridad, etc., pero sí que los hay para los futbolistas de las principales categorías, y la única explicación es que mueven mucho dinero, y los patrocinadores televisivos tienen un gran poder. Ya no es el ‘pan y circo’ romanos, ahora el público en directo ya es indiferente, todo está globalizado.

En esa misma línea, y aunque la Generalitat de Catalunya ha tomado diferentes medidas para evitar que los laboratorios privados puedan efectuar dichos tests, previo pago, claro, a personas que no presentan síntomas de la enfermedad, pues deben reservarse para los que realmente lo necesitan: posibles contaminados, trabajadores de sectores esenciales, etc., e incorporar los resultados al mapa que efectúa la Generalitat, para, de ese modo, poder sacar conclusiones de la extensión epidemiológica, parece que no es difícil sortear esas limitaciones, y los laboratorios tienen colas para la realización de dicho test a nivel privado, empresarial, etc. Y esa es otra muestra más de que impera el lema repetidamente citado, de que el fin justifica los medios, ya sea por la propia tranquilidad personal, por el interés de los empresarios de no asumir responsabilidades legales (aunque no pertenezcan a sectores esenciales), etc.

Volviendo al tema central, que es el estado de alarma en España, que, según Sánchez, es la panacea para todos los males y, extrapolando al extremo su deseo inconsciente, sería ideal prolongarlo indefinidamente, ya que con todo el poder en sus manos y sin control efectivo, todo le es más fácil, puede seguir aleccionándonos con falsos argumentos, como que es el mejor instrumento, aplicado en la mayor parte de estados (se olvida citar que en Alemania, Francia y Holanda, no lo han aplicado; y van teniendo mejores resultados sanitarios y, obviamente, no han vulnerado los derechos de sus ciudadanos, ya que las medidas adoptadas han sido menos invasivas).

Pero está claro que aquí en España impera la visión a corto plazo, la defensa de los intereses partidarios y de los personales, ya que, con el cambio de la aritmética parlamentaria (sustituyendo el apoyo de ERC por el de Ciudadanos), Sánchez ha conseguido prescindir de su socio de investidura y, con toda probabilidad, desligarse de sus compromisos sobre el diálogo con la Generalitat (tras una única reunión de la “mesa de diálogo”, antes de la crisis de la pandemia; ridiculizando, de ese modo a ERC) y, por su parte, Ciudadanos ha conseguido inutilizar el voto abstencionista del PP, dividiendo así a la derecha (Ciudadanos votando si, el PP absteniéndose y Vox votando que no a la prórroga del estado de alarma).

Para finalizar, es preciso señalar que si bien esta tarde seguramente se aprobará la prórroga del estado de alarma, hasta el próximo día 23, posteriormente veremos que los pactos ‘acordados’ entre Sánchez y Arrimadas, nuevamente serán papel mojado, puesto que Sánchez no modificará su estilo presidencialista, tirando a monarca absoluto, ya que le ha encontrado gusto, y no se replanteará una desescalada procediendo a un progresivo retorno de las facultades re-centralizadas, pues sigue manteniendo que “en esta crisis entramos juntos y saldremos juntos”, que “separados, ninguna Comunidad Autonómica hubiera salido mejor”, “que el virus no entiende de fronteras”, etc., expresiones que denotan su ADN unionista y supremacista, que prefiere tener unos súbditos infantilizados, a los que contentar diciendo que “en Portugal han gestionado mejor la pandemia, ya que están más al oeste”.

El filósofo y periodista Josep Ramoneda comenta que “a los estados democráticos les viene una gran responsabilidad: contribuir a hacer que los nuevos tiempos permitan recuperar lo que nos hace humanos: la experiencia, el contacto con los otros y con el mundo, ya que sin ellos es difícil hablar de libertad. Y eso empieza por salir de la excepción” (Ara, 6/5). Y mientras sigamos en un estado de alarma aplicado de forma tan abusiva que, en la práctica, es un estado de excepción, y que el actual gobierno irá prolongando, seguiremos infantilizados individualmente y despreciados políticamente.

Amadeo Palliser Cifuentes