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Carta: Pedro Sánchez y la taza de té.

Esta tarde (6/5) Sánchez ha conseguido la aprobación de su propuesta a la cuarta prórroga del estado de alarma. Y, en su último discurso de réplica en el congreso de los diputados, ha mostrado su habilidad de funambulista, de acróbata ya que, despreciando a sus socios, se ha decantado hacia la derecha.

En su discurso, haciendo un alarde de dialéctica sofista, le ha dicho a Casado, el líder del PP: nunca le diré que con su abstención, que prácticamente es un no a la prórroga, será responsable de más muertos, ese sería su estilo, yo nunca se lo diré, sólo le pongo delante un espejo, para ver si se reconocen. Es decir, sin decírselo, se lo ha dicho.

Y a Rufián, líder de ERC (republicanos catalanes), que había pedido la devolución de las potestades centralizadas: que no era el momento, que ahora era imposible.

Con este estilo chulesco y satisfecho de haberse conocido y saludado, se ha salido con la suya, a pesar de que ayer todo apuntaba que lo tendría muy difícil. Realmente, es un artista del alambre, con más vidas que los gatos, como ha venido demostrando en su trayectoria política. Pero esas no son características de un líder, ni de un estadista, pero sí de un político del marketing.

Ese estilo me recuerda un viejo relato budista conocido como “la taza de té”, que dice así:

“El profesor llegó a la casa del maestro zen y se presentó haciendo alarde de todos los títulos que había conseguido en sus largos años de estudio. Después, el profesor comentó el motivo de su visita, que no era otro que conocer los secretos de la sabiduría zen.

En lugar de darle explicaciones, el maestro le invitó a sentarse y le sirvió una taza de té. Cuando la taza rebosó, el sabio, aparentemente distraído, siguió vertiendo la infusión de manera que el líquido se derramaba por la mesa.

El profesor no pudo evitar llamarle la atención: ‘la taza está llena, ya no cabe más té’, le advirtió. El maestro dejó la tetera a un lado para afirmar: ‘Usted es como esta taza, llegó colmado de opiniones y prejuicios. A menos que su taza esté vacía, no podrá aprender nada’ “

De ese modo le mostró que con una mente llena de prejuicios es imposible aprender y tomar en consideración nuevas creencias. Es necesario ‘vaciarnos’ de viejos preceptos y estar abiertos a nuevas enseñanzas”. (Lamenteesmaravillosa.com; Wikipedia)

Pues bien, Pedro Sánchez, es el prototipo de ese profesor petulante, lleno de prejuicios, que no escucha y, de este modo, nunca aprenderá nada.

Amadeo Palliser Cifuentes