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Catalunya: cornudos y pagando la bebida

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Es vergonzoso que en la Diada de Sant Jordi vinieran hasta seis ministros del gobierno central, el presidente del PP, etc. Es el mismo ridículo que hacen todos los partidos catalanes, asistiendo al sucedáneo barcelonés de la feria de abril. Por un puñado de presuntos votos, todos los políticos son capaces de vender su alma.

Y claro, esto es una muestra de la desconsideración que nos tienen a los votantes, pues nos consideran con una mentalidad infantiloide.

Y ya es el colmo de los colmos, que el infame Félix Bolaños, ministro de la presidencia, después de pasar el fin de semana en Barcelona, nos diga que:

‘ahora los catalanes miramos al futuro con optimismo (…) nos llena de satisfacción al gobierno de España ver cómo Barcelona está disfrutando de esta gran fiesta, en la que se respira alegría, se respiran ganas de vivir, de cultura y de disfrutar de la vida’. Bolaños, citando unos versos del poeta Joan Margarit, fallecido en 2021, comentó: ‘La libertad es una librería’, dijo que ‘es un día de convivencia, de fraternidad, que sirve para subrayar todo aquello que une a los catalanes y a los españoles’.

Y Jaume Collboni, del PSC / PSOE dijo que ‘Catalunya está en marcha, y que ellos aspiran a que siga poniéndose en marcha’, en alusión a las próximas elecciones; y dijo, asimismo, que este Sant Jordi es un día ‘para celebrar el diálogo, lo que nos une, la cultura, y ha indicado que los barceloneses añorábamos una diada ‘feliz, tranquila y en convivencia’; coincidiendo en esa línea con Ada Colau, la que espero que esté contando sus últimos días como alcaldesa.

Es vergonzoso que los políticos mezclen los churros con las merinas, los churros que son ovejas que dan una rica carne, mientras que las merinas son ovejas que dan una lana de gran calidad; y si se mezclan, se obtendrían ovejas que darían mala carne y mala lana.

Es evidente que los políticos que tenemos no están a la altura mínima requerida. Son unos incultos, unos ignorantes, unos petulantes, unos creídos, que sólo miran por sus intereses. Y está claro que, si nos dejamos llevar por esa gentuza, iremos de mal en peor.

Que los catalanes, no sólo los barceloneses, deseábamos una Diada de Sant Jordi plena, sin las cortapisas de la pandemia, es evidente; pero de ahí a extrapolar todo tipo de intenciones ‘unitarias y de futuro compartido’, es un engaño TOTAL, interesado.

Y que vengan a pescar votos, es ridículo, es un insulto a nuestra inteligencia, que puede ser corta y limitada, pero es la nuestra, la que tenemos en estos momentos.

Asimismo, que la alcaldesa Ada Colau, acompañada de Yolanda Díaz, la vicepresidenta del gobierno, con su perpetua y falsa sonrisa, se intenten atribuir el éxito de la Diada, es, también, vergonzante, infantilizante.

La editorial de hoy de Vicent Partal, me parece genial, como siempre, por eso, seguidamente reproduzco un extracto; esa editorial, titulada: ‘El impacto psicológico de la violencia histórica contra los catalanes’, tras comentar la manifestación de algunas de las mujeres torturadas en la comisaría de la vía Laietana de Barcelona, en la que se presentó el libro de Gemma Pasqual, Partal explica que, en ese momento, un ‘ciudadano’ pasó gritando e insultando a los pacíficos manifestantes, sabiéndose protegido por la policía nacional.

Vicent Partal hace referencia al libro ‘Caste, The Origins or Our Discontents’, de Isabel Wilkewrson, que explica cómo funciona el racismo en los EUA, en la India, y en todos los países, en general.

Y comenta que, haciendo referencia al individuo de la Vía Laietana, que ‘la única manera de mantener un grupo de gente inteligente artificialmente oprimida, por debajo de los otros y por debajo de su propio talento, es con la violencia y el terror, psicológico y físico, aplicados con la intención de evitar que se resistan, incluso que pueden imaginar que se puedan resistir’.  Y ese terror, ‘lo pasan de generación en generación’.

‘Es precisa mucha energía y esfuerzo, muchos recursos, para conseguir una cosa tan antinatural como negar que otro miembro de tu especie es igual que tu y negar que tiene los mismos derechos’.

Y recuerda que ‘la reparación y la violencia española y francesa contra los catalanes, debería estar en primera fila de los debates.

Pero vemos que el estado español, y los partidos como ERC, rendidos al corrupto reino español, intentan vendernos e imponernos un relato histórico totalmente alienante, que nos deja a los independentistas de base, a las patas de los caballos.

Como he dicho, el infame Bolaños y su colega Jaume Collboni, citaron la cultura como nexo de unión, pero, claro, ellos no entienden la cultura ‘el cultus’ como lo cultivado, trabajado y cuidado; ellos sólo entienden los derivados de ‘colere’, es decir, los términos de ‘colono, colonia, colonizador, etc.’.

Así nos tratan, como colonia, como colonizados, sin derechos similares a la metrópolis mesetaria; nos consideran ajenos, alienados del poder castellano, conquistador.

Como señala Agustí Colominas, en su artículo de hoy (24 de abril) en el nacional.cat, titulado ‘un poco de claridad’:

‘el español es uno de los grandes ejemplos de nacionalismo étnico, forjado desde la violencia. Nació con la resistencia a la invasión napoleónica y tiene un fuerte componente militarista, a pesar de que la historiografía española fantasee con la supuesta tolerancia del nacionalismo liberal que murió con la II República. La transición posterior a la muerte de Franco, que abrió una puerta al régimen del 78, fue una transición armada, en la que tanto los militares españoles como los terroristas vascos condicionaron la recuperación de la democracia. El constitucionalismo de vía estrecha se benefició de la desestabilización provocada por la violencia. El ‘voto de las armas’, para resumirlo como hizo el profesor Xavier Casals, fue aprovechado para restringir los cambios reales’.

Sinceramente, no sé cómo los unionistas catalanes son incapaces de ver que el estatus quo nos perjudica y les perjudica.

Que los integristas españoles asuman la actual situación, es lógico, ya que, si perdiesen Catalunya, se verían condenados al más duro abismo de la impotencia y no serían nada.

Pero que los catalanes españolistas, quieran seguir manteniendo el actual expolio, y el desprecio a ser unos ciudadanos con plenos derechos, es incomprensible, si excluimos el fanatismo, claro. Y esos catalanes españolistas, nos impiden al resto de catalanes ser lo que queremos ser.

Como dice Partal, esa minoría, como el ‘valiente’ individuo provocador de el sábado en Vía Laietana, son una muestra de prepotencia, pues se sienten protegidos por la policía de la metrópolis.

En esa línea, los que nos insultan en la avenida Meridiana de Barcelona, gritándonos ‘viva España’, ‘que Franco nos haría matar’, etc., además de mostrar su incultura, su falta de ética y de empatía, su falta de reconocimiento al país que les da de comer y, en definitiva, su fanatismo alocado e ignorante, no dejan de ser una muestra alimentada y fomentada por el estado español.

Y, claro, que el gobierno de Pere Aragonès, pretenda ampliar la base con esa gente, además de ser una bajada de pantalones ante el poder español, muestra una falta de ética y moral, así como una rendición, una muestra de su síndrome de Estocolmo, en definitiva, la pérdida de su propia identidad, y la traición a la historia de su propio partido. Pero, claro, Oriol Junqueras, presidente de ERC, como historiador, muestra que su nivel cultural empático es nulo o casi nulo, y así nos va.