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Catalunya no tiene rey.

Este es el grito habitual en todas las manifestaciones independentistas. Y aunque no quieran verlo ni asumirlo los unionistas, especialmente el rey y su corte, es decir, los máximos responsables de los diferentes poderes del estado, es evidente que, para muchos catalanes, independentistas y unionistas demócratas, su discurso del 3 de octubre del 2017, alentando el ‘a por ellos’, con un lenguaje y gestualidad agresivos, comportó la ruptura emocional con la corona residual, ya que su presunta corrupción ya la había reducido a eso.

Por eso, me parecen muy elocuentes las siguientes descripciones de la citada visita:

“El rey recibido por el vacío en Barcelona:

El rey se ha girado un momento y ha mirado a la calle: no había nadie, sólo policías. Se oían gritos en contra, el rey ha mirado el vacío.

Felipe de Borbón y Pedro Sánchez han venido a Barcelona. Y han venido porque el gobierno español no quiso que el monarca viniese hace dos semanas a la entrega de diplomas a la nueva promoción de jueces. Y no quiso porque admitió que estar cerca del 1 de octubre y de la inhabilitación del president Torra no proporcionaban el mejor ambiente para la presencia real en Catalunya. La derecha nacionalista española, valga la redundancia, puso el grito en el cielo y hoy ha intentado arreglarlo. Y como se podía prever, lo han arreglado en vano.

Una vez más, Felipe VI no ha podido venir a Catalunya si no se inundaban de policías las calles por donde tenía que pasar el monarca y si no se establecía un cordón de seguridad de centenares de metros, con tiradores en los terrados, armados con fusiles, entre el jefe del Estado y los manifestantes que le mostraban su rechazo.

Felipe VI no puede venir si antes no retiran pancartas como esta de Òmnium, que tiene un eslogan tan fácil y tan claro: ‘Juan Carlos primer, Felip l’últim. Corona ciao”. (Juan Carlos primero, Felipe el último. Adiós corona).”

(Antoni Bassas, Ara, 9 octubre 2020)

“Visto y no visto: Felipe se confina una hora en Barcelona.

Crónica de la breve visita del monarca español a Barcelona, aislada de las protestas gracias a un gran dispositivo policial.

Hay una imagen que describe muy bien el pulso de la calle si lo comparamos respecto a hace un año, cuando Felipe VI visitó Barcelona para el acto de entrega de los premios de la Fundación Princesa de Girona, al Palacio de Congresos de Catalunya, en la avenida Diagonal. Habían pasado pocos días de la sentencia contra el proceso y aquella visita se vio casi desbordada. (…) Hoy ha entrado eufórico por la alfombra roja de entrada a la estación de Francia: ‘El rey ya está aquí! Barcelona hacia arriba!

Pero esta aparente tranquilidad es producto de un enorme despliegue de mossos y de la policía española, que tenían protegida la estación den Francia desde la madrugada (…) El objetivo no es otro que confinar a Felipe VI y aislarlo de las protestas que hay convocadas.

(…) Las furgonetas de los mossos y las balas de paja que cerraban las calles, convirtiendo el Born en un escenario apocalíptico con tal de no dejar ningún espacio para los CDR, que en un primer momento se habían citado delante de la estación y que más tarde se han reubicado en el Arc del Triomf, para acabar al Pla de Palau.

Delante de la estación, decenas y decenas de mossos protegiendo todas las calles que desembocan en la estación, brazo a brazo con el personal de la Casa Real. De hecho, han sido estos los que han pedido a los mossos que retirasen una pancarta que Òmnium Cultural había desplegado donde más tarde debían entrar las autoridades. ‘Joan Carles Primer, Felip l’Ùltim’, se podía leer.

(…)

A su llegada, la recepción de Pedro Sánchez al rey, una rendición o una paz firmada, según se mire. Y es que el acto es un intento de la Moncloa de rehacer las relaciones con la Zarzuela después de la polémica por el veto del gobierno español a la presencia del monarca a la entrega de los despachos a los nuevos jueces en Barcelona, hecho que enervó al poder judicial y puso en tensión al ejecutivo español.

(…)

Felipe ha correspondido con un discurso aséptico y un escaso contenido político. Solo se ha dirigido a los representantes de la sala: ‘España ha labrado merecidamente una imagen internacional asociada a la competitividad y la excelencia productiva. Trabajemos juntos por mantenerla, para aumentarla donde sea necesaria; demostremos una imagen de unidad que proporcione un entorno estable y beneficioso para las empresas, generando así mayor riqueza y trabajo’.

(…)

Un acto de veinte minutos escasos. Felipe VI puede desconfinarse de la estación de Francia sin problemas y sale en dirección a la Zona Feranca de Barcelona, donde visitará una empresa que hace impresoras en 3D. Será el último acto, anrtes de volver a Madrid, donde ha de volver antes de que se decrete el estado de alarma”.

(Josep Rexach Fumanya, Vilaweb, 9/10/20)

Es evidente que un rey que, para visitar una de sus ‘colonias’ debe ir acorazado, hacer visitas relámpago, alejado de la población, y ni siquiera dedicar tiempo para comer, como pasó también en su visita al Monasterio de Poblet este verano, dice mucho del ‘prestigio y reconocimiento’ que tiene actualmente la corona. Buena prueba de esto es que hace muchos años que el gobierno, en sus periódicas encuestas del CIS (centro de investigaciones sociológicas), no se atreve a preguntar sobre la opinión que la ciudadanía tiene de la figura del rey, ni del conjunto de la casa real. El gobierno del PP ya suprimió esas preguntas, y el PSOE sigue su camino. (La encuesta del CEO de la Generalitat denota que el 60% de la población catalana asigna un CERO al rey).

Otros opinadores dirán que los manifestantes eran pocos, y es verdad, la ciudadanía trabaja, pero, especialmente, tenemos la pandemia, que aconseja evitar manifestaciones masivas, viajar en medios de transporte masificados, etc. Pero la realidad es la que es, y la percepción e interpretación que la corona y el gobierno deben sacar, es una, la desafección.

Hoy, en Perpinyà (Sur de Francia), los tres ex presidents de la Generalitat: Mas, Puigdemont y Torra, han realizado un acto simbólico. Y Puigdemont ha dicho que en los seis años que lleva reinando Felipe VI, los tres presidents de la Generalitat han sido represaliados, juzgados, perseguidos, inculpados o inhabilitados. Y eso no es una casualidad.

Por todo eso, los independentistas catalanes debemos potenciar nuestras actividades, no limitarnos a actos simbólicos de quema de imágenes, que están bien, pero debemos buscar la confrontación democrática inteligente, como dijo Puigdemont.

El grupo musical Gertrudis, en su canción ‘Si tothom calla’ (si todo el mundo calla) (2019), dice: “Si todo el mundo calla hemos perdido la batalla”, y es verdad, debemos ser proactivos, debemos hacernos oír en los medios que amablemente se presten, como este, al que agradezco su disposición para recoger todas las voces posibles; pero, no sólo eso, debemos actuar, debemos ser capaces de poder detectar nuestras fortalezas y potenciarlas, y las tenemos, pues la base del movimiento independentista es plural y transversal, tanto de clases sociales, como de edades.

Ante esta situación política, es preciso que los diferentes partidos independentistas vayamos unidos. Vemos que Pedro Sánchez siempre que puede cuela esa palabra, hoy mismo el rey también la ha mencionado varias veces. Pues nosotros, también debemos ir unidos, eso potenciaría nuestras fortalezas.

Sobre el particular, me parece ilustrativo el siguiente cuento sufí:

‘Los sueños y el pan

Había una vez tres viajeros que se encontraron en una larga y agotadora caminata a través del desierto. Decidieron compartir sus recursos para hacer el viaje más llevadero pero, después de muchos días de continuar su marcha, se dieron cuenta de que apenas les quedaba un trozo de pan y un trago de agua en el recipiente de cuero.

Comenzaron a discutir acerca de quién se quedaría con todo el alimento, pero no pudieron llegar a un acuerdo. Como ya anochecía, uno de ellos sugirió finalmente que deberían dormir. Cuando despertaran, aquél que hubiese tenido el sueño más notable decidiría qué hacer.

A la mañana siguiente, los tres se levantaron con los primeros ryos del sol.

En mi sueño, dijo el primero, fui llevado a lugares maravillosos, de una increíble serenidad. Entonces me encontré con un hombre sabio que me dijo: ‘Tú mereces el alimento, porque tu vida pasada y futura es meritoria y digna de respeto’.

¡Qué extraño!, exclamó el segundo, porque en mi sueño vi toda mi vida futura. Y en mi futuro apareció un hombre de gran conocimiento que me dijo: ‘Tú mereces el pan y el agua más que tus amigos, ya que eres erudito y paciente. Debes alimentarte bien, porque estás destinado a realizar grandes hazañas’.

El tercer viajero dijo: En mi sueño no vi, ni oí, ni dije nada. Sentí una apremiante y misteriosa presencia que me forzó a levantarme, a buscar el pan y el agua, y a ingerirlos en ese mismo momento. Y eso es lo que hice’.

(cuentosconluzpropia.blogspot.com)

Y siguiendo con este cuento, mientras los independentistas actuamos como el primer o el segundo viajero, el gobierno español hace como el tercero, saltarse todas las normas y actuar en beneficio propio.

Ayer, en el corte diario de la avenida Meridiana, un amigo (Pere), leyó las siguientes citas:

‘Sin la independencia no hay posibilidades de crear, en Catalunya, una política justa, honesta y regenerada’ (Antoni Gaudí Cornet, arquitecto, 1852-1926).

‘El sentido común, si no va acompañado de una firme voluntad de combate, sólo sirve para tapar cobardías’ (Francesc Macià Llussà, president de la Generalitat,1859-1933).

Y debemos ser conscientes de ambos pensamientos, ya que, si no somos valientes y no rompemos con el estatus quo actual, haremos buena la siguiente cita:

“Un pueblo que elige corruptos, impostores, ladrones y traidores, no es víctima, es cómplice’ (George Orwell, escritor,1903-1950).

Amadeo Palliser Cifuentes

amadeopalliser@gmail.com