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Catalunya y la Solidaridad

Es evidente que la pandemia, entre otras cosas, ha sacado a relucir la necesidad de la solidaridad, de ajustarnos a las normas en la calle, en el gimnasio, en el supermercado, etc., pues sabemos que nuestra forma de actuar incide en el nivel de seguridad de los otros; es verdad que siempre hay algunos insolidarios, pero son una minoría, afortunadamente.

Y esa forma de actuar solidaria, precisa en tiempos de inseguridad sanitaria, debe generalizarse a todos los ámbitos, también al político, pues la situación actual lo requiere, tal como pidió Elisenda Paluzie en su discurso en la Diada Nacional de Catalunya, que recomendó a Carles Puigdemont y a Oriol Junqueras, que leyesen los libros del otro, y mejor, que hagan uno a cuatro manos y lo firmen los dos, pues eso es lo que pide la ciudadanía independentista.

El ejemplo tiene un valor inmenso, en un sentido u otro; pedagógicamente es bien sabido el valor simbólico del cinismo: ‘Haz lo que yo digo y no lo que yo hago’, cuando lo más adecuado es el refrán ‘No me digas lo que he de hacer, muéstrame cómo hacerlo’.

La siguiente fábula de Félix María de Samaniego, es muy ilustrativa:

“El más anciano de los cangrejos, considerado el líder, se puso en medio y habló:

Amigos míos, hemos estado haciendo algo que se ha constituido en un pésimo ejemplo … Es una costumbre que debemos cambiar urgentemente.

Todos estaban ansiosos por saber de qué se trataba, hasta que un joven cangrejo no pudo reprimir más su curiosidad y preguntó: ¿Y cuál es esa costumbre?

Lo diré sin rodeos. Debemos dejar de caminar para atrás. Todos nos usan como ejemplo negativo y hablan de nosotros como si fuéramos unos retrógrados.

El asombro fue aún mayor. Todos se miraron unos a otros sin decir una palabra, hasta que un cangrejo que había venido de muy lejos preguntó: ¿Y qué solución tenemos?

El líder contestó, propongo que las madres les enseñen a los cangrejos pequeños a caminar para adelante. Para nosotros hay poca esperanza, pues ya es muy difícil de cambiar. Pero para la nueva generación será más fácil.

Los presentes notaron sinceridad en las palabras del anciano y volvieron a sus hogares dispuestos a realizar la propuesta. Todos los cangrejos que nacieran a partir de ese momento fueron instruidos por sus madres para caminar hacia adelante.

Las madres intentaron de todas formas que sus pequeñuelos aprendieran la nueva manera de avanzar: guiaban sus patitas, primero una hacia adelante, después la otra, con mucho cariño.

Los cangrejitos intentaban seguir las instrucciones y probaban hacerlo varias veces, pero les costaba demasiado.

Un dá sucedió algo curioso: uno de los cangrejitos se do cuenta de que sus mamás les enseñaban a caminar hacia adelante, pero ellas mismas y los demás cangrejos mayores continuaban caminando para atrás y muy rápido.

¿Cómo es que ellos hacen una cosa y nos enseñan otra?, dijo un pequeño que leía mucho.

¿No será que nos están haciendo una broma?, dijo otro.

Seguramente es más fácil caminar para atrás, dijo un cangrejo tan pequeño que apenas se le veía entre las piedras.

Debido a que los cangrejos niños dejaron de hacer lo que sus madres les decían, y caminaban todos para atrás, se convocó a un nuevo congreso.

La ley que propuse no funciona, admitió el cangrejo líder, que siempre decía la verdad, porque no predicamos con el ejemplo. No podemos pedir a los demás que hagan lo que nosotros no hacemos.

Y decidieron seguir caminando para atrás, como siempre”.

Todos sabemos la importancia del ejemplo, y lo importante es que de acuerdo con nuestro yo-infantil, preferimos que sean los otros los que nos den el ejemplo, para seguirlo de forma más o menos obediente. Y cuando nos planteamos ser nosotros los modelos, lo hacemos de forma un tanto egoísta.

Y en la actual situación política, todos esperamos que nuestros líderes, de uno u otro partido, nos marquen el camino, las acciones a seguir para conseguir la república catalana. Y en parte debe ser así, los líderes lo son por haber destacado y haber sido elegido por sus respectivos electores. Ahora bien, en nuestro caso, que los líderes están en prisión o en el exilio, la verdad es que la situación es más compleja.

Por eso, es preciso que demos un paso adelante, o hacia atrás, pero buscando por nuestra propia voluntad, y tomas las decisiones que determinemos, prescindiendo de los hábitos y costumbres que se hayan seguido de forma tradicional.

En la fábula, que permite muchos niveles de lecturas, como el valor del ejemplo, me parece interesante centrarme en los cangrejitos, que les enseñan una forma de andar, pero deciden seguir el modelo que ven de los otros.

Pues bien, si los independentistas fuésemos esos cangrejitos, que nos intentasen adoctrinar y decidiésemos no hacer caso y optásemos por seguir a los adultos; esa sería una triste comparación, ya que representaría que nos habríamos cansado del esfuerzo de ser originales, andar hacia adelante, desmarcándonos de las tradiciones.

Es verdad que la naturaleza y la biología tienen sus motivos, para explicar que los cangrejos se desplacen lateralmente:

‘Los cangrejos generalmente tienen caparazón ancho y corto, y un abdomen muy reducido doblado con la superficie ventral, lo que hace que las patas se desplacen lateralmente, además les es más cómodo caminar así porque al mismo tiempo no exponen sus defensas por completo (…)”

(Wikipedia)

Intentar cambiar e ir contra la naturaleza, es una mala opción, evidentemente. Pero, siguiendo con las metáforas, cambiar una tradición no tiene que ser negativo forzosamente. Y lo realmente importante, es la capacidad de decidir que tienen los cangrejitos, que puedan optar, que puedan elegir su forma de vida.

En nuestro caso, vemos claro que entre el movimiento independentista el grito común, es el de ‘unidad’, en la Diada, ése fue el mensaje tanto de la ANC como de Òmnium, y vemos que los partidos no hacen caso, van cada uno a la suya, buscando sus propios réditos electorales.

Muchos creemos que es el momento de expresar la mayor solidaridad, también en el terreno político. Una vez tengamos la república catalana, ya podrán reflotarse las diferencias partidistas. Pero ahora, el interés: amnistía y referéndum acordado, debe prevalecer sobre cualquier otro aspecto de los respectivos programas.

Debemos ser capaces de que ese grito de unidad sea tan clamoroso que todos los líderes independentistas vean que ese es el camino, no hay otro. Esa unidad hará que muchos dubitativos, potenciales abstencionistas, se decidan a dar el paso.

Hay politólogos y sociólogos que, analizando la situación, consideran que presentar una única candidatura, no siempre suma, que a veces, 2+3 no dan 5. Esto son teorías, pues cuando fuimos con Junts pel Sí (JxSí), con una candidatura unitaria y transversal (excepto la CUP), para las elecciones al Parlament de Catalunya en 2015, obteniendo 62 diputados, pero tuvo más de un millón y medio de votos. Y esa fue la única ocasión de ir juntos, y creo que extraer conclusiones en un sentido u otro es libre, y que los cálculos estadísticos lo soportan todo.

En las elecciones convocadas por Rajoy, aplicando el artículo 155, las ganó el partido de Ciudadanos (un partido de derechas y unionista), con 1,1 millones de votos (25 %), seguidos por los dos grandes partidos independentistas: Junts per Catalunya con 948.000 votos (22%) y ERC, con 936.000 votos (21 %). Y esa fue una realidad clara que debería habernos enseñado.

Los teóricos de ambos partidos dirán que efectivamente, sumados los votos del 2017, fueron más que en 2015. Pero se ha de tener en cuenta que, en 2015, la participación fue casi del 78 %, 4,1 millones de votantes. Y en 2017, unas elecciones especiales, convocadas por Rajoy, la participación fue ligeramente mayor, del 79 %, 4,4 millones de votantes; si bien, no todos esos votos adicionales fueron exclusivamente independentistas. Es preciso señalar que el partido independentista CUP, pasó de un 8,2% al 4,5%, es decir de 338.000 votos a 195.000, por lo que ese diferencial fue, en parte, a los dos partidos independentistas mayores, por la campaña del ‘voto útil’.

Por eso no es fácil definir estrategias, pero muchos creemos que la unidad siempre es más positiva y motivadora.

Y la realidad después de las próximas elecciones, será la que queramos todos los catalanes y, en ese momento, todos explicarán sus teorías, pues nadie habrá perdido, siempre se vende todo de forma relativa y parcial; y tendremos una nueva avalancha de libros partidistas. Y EN ESE MOMENTO, YA SERÁ TARDE. POR ESO, AHORA QUE ESTAMOS A TIEMPO, DEBEMOS SEGUIR GRITANDO, MANIFESTÁNDONOS, PIDIENDO LA UNIDAD.

En un orden más general, me parece interesante resaltar que la definición del término ‘salud’ ha ido variando en el transcurso del tiempo, ya que tradicionalmente se consideraba como ‘la ausencia de enfermedad o minusvalía’; y en 1946, la OMS la definió de un modo mucho más amplio: ‘el estado de bienestar físico, psíquico y social’; y en 1976, en el X Congreso de Médicos y Biólogos de Lengua Catalana, aprobó la siguiente definición del término salud: ‘forma de vivir autónoma, solidaria y gozosa’.

Pues bien, trasladando este último argumento general del término salud personal, a la salud social, me parece que se puede aplicar como anillo al dedo, pues una comunidad será saludable, si puede vivir de forma autónoma, solidaria y gozosa, y eso es lo que pretendemos que facilite la futura república catalana, mientras que el estado español sigue anclado en la citada concepción anterior a 1946.

Amadeo Palliser Cifuentes

amadeopalliser@gmail.com