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Ceuta: crisis humanitaria, España y Europa: crisis ética

Amadeo Palliser Cifuentes    amadeopalliser@gmail.com

Estos días estamos viendo, por los medios de comunicación, la llegada a Ceuta de unos seis mil inmigrantes saharauis.

También estamos viendo que esa pobre gente es utilizada como moneda de presión política por parte de Marruecos; y, asimismo, nos damos cuenta que el primer mundo occidental europeo hace la vista gorda, pues se limita a hacer algún que otro comunicado y, dentro de unos años, donará unos millones de euros a Marruecos, para que frene la emigración, utilizando, de ese modo, la misma estrategia que hace con Turquía. Así que Europa, de hecho, ha externalizado el control de sus fronteras a las citadas dictaduras. Y esos países con estructuras corruptas se quedan el dinero, y nunca llega a la población, que sigue ‘malviviendo’ en sus tierras.

Y ante esta situación, Pedro Sánchez, el presidente del gobierno más progresista de la galaxia, como se autoconsidera, se muestra de una forma que no dista ni un milímetro del proceder propio de un presidente ultraconservador como José María Aznar. Pues, ante una crisis humanitaria, su respuesta es policial y militar (nunca es sanitaria, médica, humanitaria ni política), y su argumento es que ‘defenderá las fronteras a toda costa, en toda circunstancia y con todos los medios’.

Esta mentalidad, está basada única y exclusivamente en la unidad de la sacrosanta patria española, que pretende mantener el estatus quo vigente, las prerrogativas y beneficios derivados, prescindiendo de toda evaluación social y humanitaria.

A mi modo de ver, el problema radica en la voluntad de seguir queriendo mantener Ceuta y Melilla (enclaves en África) bajo el dominio español; una situación ilógica (como lo es Gibraltar, obviamente), máxime cuando en el siglo XXI esas posiciones estratégicas carecen del valor que tenían siglos atrás.

Es evidente que todo estado ha de respetar la voluntad de las respectivas poblaciones, y la de Gibraltar no quiere ser española, pues punto final; mientras que la de Ceuta y Melilla si. Y eso es lógico, ya que todo el mundo aspira a lo mejor económicamente; pero, para ello, deberían efectuarse los preceptivos referéndums con ‘toda la población implicada’ en Ceuta y Melilla.

Me parece interesante comentar unas notas personales, por lo que pido disculpas al lector, pero creo que puede ser ilustrativo señalar, a modo de ejemplo, que mi abuelo materno nació en Ceuta el 9 de mayo de 1892, pues su padre, militar, estuvo destinado unos años allí, para pasar después a Menorca, donde mi abuelo, el 14 de junio de 1911, ingresó como voluntario en la comandancia de artillería y, siguiendo los pasos de su padre, se especializó como ajustador maestro armero, lo mismo que hicieron sus hermanos.

Mi abuelo no tuvo ningún tipo de lazo afectivo ni cultural, con la población originaria de Ceuta, pues vivió en cuarteles, y nunca más volvió a esa zona, ya que, como mi bisabuelo, arraigaron en Menorca, y mi abuelo se casó con una menorquina, mi abuela.

Es decir, que vivieron unos años en Ceuta, como fuerza de ocupación, para para vigilar la frontera con Marruecos.

Mi abuelo siguió su carrera militar, fiel al gobierno legal republicano, hasta el final de la guerra incivil, momento en el que fue detenido por las tropas rebeldes franquistas, en el castillo de la Mola (Menorca) y tras un consejo de guerra en Mallorca, condenado a prisión y depurado del ejército, hasta su muerte prematura, el 1 de enero de 1946, con 53 años de edad.

En el año 1974 fuimos a visitar Ceuta, pero, en plan de turista.

Para mostrar la relatividad de los ‘valores eternos’ de los que se consideran patriotas modélicos de la España más rancia, ‘la de la unidad de destino en lo universal’ falangista; en concreto, empezando por el rey emérito, ‘el campechano’

Marcha Verde 1975:

‘En 1970 la ONU aprobó la Resolución 2711, que aprobó la celebración en el Sáhara de un referéndum de autodeterminación. Después de negarse a celebrarlo, España accedió en 1974, movida por la presión del territorio -en 1973 se fundó el Frente Polisario, que luchaba por la independencia de la colonia- y la animadversión internacional. El gobierno español anunció que el referéndum tendría lugar en 1975.

La dictadura franquista puso en marcha la preparación del referéndum, pero los ataques diplomáticos marroquís y la guerrilla con el Polisario complicó el proceso, juntamente con la dificultad de realizar el censo a causa del gran número de población nómada en el territorio. Marruecos se oponía a la consulta, y pidió al Tribunal Internacional de Justicia que se pronunciara sobre si el Sáhara era ‘res nullius (cosa de nadie)’.

La ONU pidió a España que paralizara el proceso hasta que la Corte se pronunciara, y Hassan II, rey de Marruecos, incluyó en enero del 1975 también en el litigio a Ceuta y Melilla.

Hassan II, según diversos autores, veía su trono amenazado por una prolongada crisis interna, que incluso llevó al ejército a protagonizar dos golpes de estado, en 1971 y 1971.

De esta manera, la marcha verde, que fue anunciada el 28 de abril de 1975, dado que el monarca se sentía apoyado por los EUA, serviría para desviar la atención interna. A la situación se unió el hecho de que España estaba dispuesta, desde los primeros momentos del conflicto, a abandonar el territorio y sus obligaciones de potencia administradora.

(…)

En este contexto, Hassan II instó al pueblo marroquí a realizar una marcha pacífica de participantes mayores de 18 años y desarmados, para recuperar los territorios del Sáhara ocupados por España.

A las columnas de civiles que marchaban hacia el sur vía Tarfaya se unieron también 25.000 soldados de las fuerzas armadas reales, que se dirigían a la provincia española por el este.

El 5 de noviembre, Hassan II anunció que al día siguiente los civiles cruzarían la frontera.

La marcha verde fue la invasión marroquí del Sáhara español, iniciada el 6 de noviembre de 1975.

Las fuerzas españolas, siguiendo órdenes del gobierno se replegaron a unos kilómetros de la frontera, minaron la zona y se colocaron inmediatamente detrás.

A las 10.33 horas del día 6, los primeros voluntarios cortaron la alambrada y rebasaron la línea de demarcación (…) por la tarde, unos 50.000 civiles se encontraban acampados en territorio español (…) hasta el día 9.

Una semana después, con Juan Carlos como jefe de estado en funciones -Franco ya agonizaba en Madrid-, España, Marruecos y Mauritania firmaron el acuerdo tripartito de Madrid, en el que España reiteró su intención de descolonizar el Sáhara, poniendo término a las responsabilidades y poderes que tenía sobre dicho territorio como potencia administradora (…) formalizándose el 26 de febrero de 1976’.

(Wikipedia)

Es importante señalar que el 2 de noviembre de 1975, el príncipe Juan Carlos, jefe de estado en funciones, visitó el Aaiún ‘para respaldar el sentimiento militar y comunicar que España cumpliría sus compromisos’

‘Se hará cuanto sea necesario para que nuestro ejército conserve intacto su prestigio y honor (…) he venido para saludaros y vivir unas horas con vosotros. Conozco vuestro espíritu, vuestra disciplina y vuestra eficacia. Siento no poder estar más tiempo aquí, con estas magníficas unidades, pero quería daros personalmente la seguridad de que se hará cuanto sea necesario para que nuestro ejército conserve intacto su prestigio y honor.

España cumplirá sus compromisos y tratará de mantener la paz, don precioso que tenemos que conservar. No se debe poner en peligro vida humana alguna cuando se ofrecen soluciones justas y desinteresadas y se busca con afán la cooperación y entendimiento entre los pueblos.

Deseamos proteger también los legítimos derechos de la población civil saharaui, ya que nuestra misión en el mundo y nuestra historia nos lo exigen.

A todos un abrazo y un saludo con el mayor afecto, ya que quiero ser el primer soldado de España’

(…)

Por parte del gobierno español: Queremos salir de aquí, primero, porque las circunstancias ya no son favorables para que, bajo nuestra tutela se culmine el proceso de autodeterminación del territorio, pero España tiene empeñada una palabra con la comunidad internacional y con el pueblo saharaui para garantizar, hasta donde sea posible, el derecho a la expresión de su destino futuro a los saharauis, y la integridad del territorio que permanece bajo su administración. Plegarse, como hace pocos días parecía insoslayable a la presión de una maniobra, tan peligrosa como hábil, como tal es la de la marcha verde marroquí, a cambio de fosfatos y de bancos pesqueros, hubiera obligado a una salida muy poco digna de España y, en consecuencia, de su ejército.

(www.ecsaharaui.com, 3, nov. 1975)

Esa misma publicación, del 5 de noviembre del 2019, la fecha de conmemoración de la marcha verde, señaló:

‘Un día como hoy, en 1975, Juan Carlos dijo: ‘España no dará un paso atrás’. Dos días después, España abandona el Sáhara.

‘España no dará un paso atrás, cumplirá todos sus compromisos, respetará el derecho de los saharauis a ser libres, y no dudéis que vuestro comandante en jefe estará aquí, con vosotros, en cuanto suene el primer disparo’.

(www.ecsaharaui.com, 5, nov. 2019)

Mi interés en destacar estas referencias es precisamente en la falsedad de las propias palabras del entonces Juan Carlos, jefe de estado en funciones, que demostró ser un mero pelele, ya que Franco todavía estaba vivo (después siguió siéndolo, de otros intereses). Y, claro, la palabra del emérito valió lo que valió, nada, como veremos más abajo sobre su elucubración de abandonar Melilla.

Y me parece evidente que esa actuación muestra la adaptación camaleónica e interesada del personaje que nos ocupa y de sus sucesores, y que no es más que el reflejo fiel del estado que tenemos, aún hoy día, pues si vemos que, en 1975 ante el aviso de la marcha verde pacífica de civiles, el gobierno decidió minar la zona y, esa misma estrategia la sigue ahora, con tanques patrullando por las playas, para evitar la llegada de inmigrantes que vienen a nado.

Igualmente, la mala gestión del gobierno español, en principio, no reconociendo la posibilidad del referéndum, después, ‘obligado’ por presiones internacionales, lo boicoteó todo lo que pudo, con excusas como la dificultad de efectuar el censo, etc.; y todo eso, lo que hizo es podrir la situación, lógicamente.

Y toda esa inconsistencia política, esa falta de inteligencia histórica y diplomática, me parece que sigue intacta en la actualidad.

Seguidamente reproduzco la ‘reflexión’ de Juan Carlos, cuatro años después de la marcha verde, y mostrando, una vez más, la falta de coherencia:

Idea de abandonar Melilla:

‘Según la embajada de los EUA, en 1979 el rey Juan Carlos no descartaba la posibilidad de ceder Melilla a Marruecos, según se recoge en el texto de Charles Powell titulado ‘El primer embajador de la democracia: don Juan Carlos y la proyección exterior de España’, publicado en el libro ‘Rey de la democracia’ (Galaxia Gutenberg, 2017)

En un telegrama de la embajada estadounidense en Madrid, en un encuentro que tuvo lugar el 30 de abril de 1979, el rey Juan Carlos comentó al senador Edmund Muskie, enviado especial del presidente Jimmy Carter, que Melilla se podría ceder a Marruecos en un plazo relativamente corto de tiempo, porque allí sólo vivían 10.000 españoles. El telegrama fue elaborado por el embajador norteamericano, Terence Todman, que estuvo presente en la audiencia concedida por el monarca’.

(charlespowell.eu)

Como vemos, la actuación de los poderosos, en ese caso,  Marruecos con el Sáhara, reflejan una inmoral y falta de ética, ya que incluso Hassan II llegó a ‘justificar’ ante la ONU, que las tierras del Sáhara eran ‘res nullius’, cosa de nadie, que no ha pertenecido a ninguna persona y que nunca ha tenido propietario y que, por lo tanto, puede ser ocupada.

Y esa idea sólo puede ser propia de ladrones, pues es un desprecio y deslegitimación de los habitantes autóctonos, de los saharauis.

Y siguen así, como sabemos los independentistas catalanes, ya que el estado aplica los mismos criterios y las mismas estrategias, para tener a Catalunya dominada. Y, en nuestro caso, no es que consideren que nuestro país no sea de nadie ‘res nullius’, si no que consideran el principio de la usucapión, es decir, el derecho de ocupación ostensible y pública, por el poder de mero hecho sobre el bien, por considerar que los títulos y derechos anteriores no son legales o de buena fe.

También es preciso resaltar la prepotencia del estado español, que se refleja en todos sus actos; y en concreto, en la actual crisis ceutí, el detonante fue que hace unas semanas el gobierno español accedió ‘por motivos humanitarios’ el tratamiento médico en un hospital de Logroño, para ser tratado de coronavirus y cáncer, el líder del frente Polisario, Brahim Ghali, de 71 años (ingresado con nombre falso)

Es de interés destacar que los gobiernos alemán y francés se negaron a acoger al citado líder; pero el gobierno de Pedro Sánchez cedió a la petición del gobierno argelino, donde estaba hospitalizado Brahim Ghali, pero, según algunas opiniones, la conformidad no fue por motivos humanitarios, si no por la dependencia del gas argelino, siempre domina la economía.

Y lo que es infantil, es lo que pretende Pedro Sánchez, es decir, hacer algo y ocultarlo, acceder a acoger al líder mencionado (cosa que celebro, ya que es todo un personaje), pero hacerlo de escondidas y por presiones e intereses. Y, pretender que nadie se entere y no tenga repercusiones. Pero, claro, eso sólo pasa en los cuentos infantiles del Peter Pan Sánchez, pues la embajadora marroquí en Madrid, al ser llamada a consultas ayer, respondió que ‘cada acción tiene sus consecuencias’.

Hoy la policía marroquí parece que ha vuelto a frenar la salida y, por lo visto, tras las devoluciones ‘en caliente’ efectuadas por el gobierno español, ahora quedan unos 3000 inmigrantes, que son menores de edad y, legalmente, no pueden ser devueltos.

Y sabemos, por experiencia que, pasadas unas semanas, el gobierno central distribuirá esos inmigrantes por algunas comunidades autonómicas, y los veremos en la plaza de Catalunya de Barcelona, por ejemplo, y así, el gobierno central habrá ‘resuelto’ el problema.

Sé, como me recordaba ayer un amigo, que los bienes son finitos, está claro, y que según qué acciones se hagan, pueden provocar el efecto llamada. Y, es verdad, también, que responder diciendo que los recursos podrían sacarse de los dedicados a la casa real, al ejército, etc., es pura demagogia, una muestra cínica, ya que el mundo es como es, y no podemos cambiarlo, como decía mi amigo.

Pero creo que deberíamos forzar la situación, aunque no sé cómo; pues incluso la movilización en las calles, para este tema, es pura demagogia, como lo fue la manifestación ‘Volem acollir’ (queremos acoger), ‘Casa nostra, casa vostra’ (casa nuestra, casa vuestra) realizada en Barcelona, el 17 de febrero del 2017, en la que participé, pero sí, también de forma cínica, pues nadie estamos dispuestos a acoger a nadie en casa.

Y también sé que votar a partidos como Podemos, aparentemente más sensibles a este tema, cuando llegan al poder, pierden esa vocación y se institucionalizan.

Es verdad que muchas ONG’s actúan muy positivamente, y que, ayudándoles mediante ciertas cuotas, es muy útil, pero esa no es la solución, como sabemos, aunque nuestras conciencias se puedan tranquilizar mínimamente.

Así que la solución debería venir de las supra-instituciones, como la UE, pero tampoco están por la labor; ya que sus funcionarios son meros brazos ejecutores de los gobiernos miembros. Y un buen ejemplo de esa geopolítica, fue el reconocimiento de la legalidad del ‘dominio’ del Sáhara por parte de Marruecos, como hizo Donald Trump el último mes de su mandato; mientas que la UE sigue sin reconocer ese ‘dominio’, por lo que el rey Mohamed VI seguirá presionando hasta conseguirlo; y, de paso, con esa gestión hace que su población desvíe su atención de Gaza y el acuerdo con Israel que hizo el citado rey, apadrinado por Trump.

Y de las iglesias, mejor no hablar, ya que vemos que cuando se dan este tipo de problemas, dan la callada por respuesta, como la iglesia católica, con sus millonarios patrimonios, que amasan miserablemente, sin ponerlos a disposición de los necesitados. Pero, como pasa generalmente, siempre hay honrosas excepciones particulares, de personas abnegadas, dignas de todo elogio.

Por lo tanto, veo imposible una solución, ya que el primer mundo siempre explotará a los países pobres, les robaremos sus riquezas (cobalto, coltan, etc.), tan necesarios para nuestra pretendida vida sofisticada. Así que …

Todo es una vergüenza, la actividad humana en general es penosa, por lo que no veo solución.

Todo el mundo aprovecha las crisis en beneficio propio, como Pedro Sánchez, sacando pecho y envolviéndose con la bandera española, pues sabe que eso siempre es muy ‘comprado’ por la masa de votantes ‘amorfos’. Por eso, esta mañana, Pedro Sánchez criticaba a la oposición (PP, Ciudadanos, etc.), por no apoyarle en ‘su defensa’ de ‘su patria’. Sánchez se cree el Rey Sol (Luis XIV de Francia, 1638-1715), pues actúa y pide el respaldo total, considera que su actuación es la mejor para el estado, todo lo que hace es ‘cuestión de estado’ y, estás con él, o no eres un buen patriota. Y eso a pesar de los bandazos que hace Pedro Sánchez, ya que en menos de tres años pasó de acoger con gran pompa a los refugiados del Aquarius a expulsar en caliente a los inmigrantes de ahora.

Pedro Sánchez, nunca es crítico, siempre va a la suya, y esa concepción es amoral, falta de toda ética, de prudencia e inteligencia, como lo es, por ejemplo, que ayer ascendiera al teniente coronel de la guardia civil, Daniel Baena, el brazo ejecutor de la fiscalía contra los independentistas catalanes. Un brazo ejecutor que no es más que el ‘Torrente, el brazo tonto de la ley’ (personaje de las películas de Santiago Segura). Un ‘profesional’ amoral, que mintió incluso testificando en el juicio farsa contra nuestros líderes, negando, también ser ‘Tácito’ en las redes sociales; pero ni mentir en un juicio, le mereció ninguna repulsa por parte del juez Manuel Marchena, ni de la fiscalía (que sólo afina cosas contra los independentistas). Y ahora, desde su nuevo puesto de jefe de la comandancia de la guardia civil en Barcelona, deberemos seguirle temiendo, claro.

En definitiva, que todo seguirá igual, los poderosos seguirán oprimiendo a los débiles, esa es la constante histórica. Y los inmigrantes seguirán siendo ninguneados, como lo somos los independentistas catalanes. Y ambos seguiremos sufriendo la usucapión (palabreja que desconocía, hasta ahora, al escribir este escrito, que una cosa me ha llevado a otra), una usucapión tanto de ‘secundum tabulas’ o ‘contra tabulas’ (según que la misma juegue en favor (la primera) o en contra (la segunda) del titular registral del derecho real de cuya prescripción se trate, según se define en Wikipedia)

Nos seguirán tratando como objetos de ser usucapidos … y seguiremos siendo considerados ‘res nullius’

Por eso, en la medida que nos sea posible, los que consideramos que este sistema no es aceptable, deberíamos rebelarnos. Ya que, en caso contrario, acabaremos pensando como ellos, como dice el refrán: ‘actúa como piensas, o acabarás pensando como actúas’, emulando lo que escribió el filósofo francés Gabriel Marcel (1889-1973): ‘Cuando uno no vive como piensa, acaba pensando como vive’.